miércoles, 13 de mayo de 2009

Un debate del estado de la nación sin historia ni casi contenido


Ayer, durante el debate sobre el estado de la nación, el pobre Mariano Rajoy se llevó un repaso de órdago. Además de zurrarle dialécticamente, Zapatero le sisó las propuestas del PP para “reactivar” la economía... o al menos para hacer ver que se hace algo mientras se reza fervorosamente para que empiece a escampar antes de las próximas elecciones generales.

Porque en la actual “coyuntura económica” -como dicen los pijos que se supone entienden de la cosa, aunque luego la vayan cagando en sus predicciones y análisis desde al menos la crisis del petróleo de 1973-, lo único que un gobierno razonable puede hacer es rezar mucho y esperar a que escampe. Mientras tanto se puede ir subvencionando la venta de coches, regalando pc portátiles a adolescentes con granos o dando cuatro perras en cheques-restaurante a los sufridos asalariados; tales “medidas anticrisis” garantizan titulares durante una semana, que es el tiempo que va a durar el interés de la opinión publicada (que no pública) por lo sucedido anoche.

El debate sobre el estado de la nación no resuelve nada, y es apenas un síntoma de lo que ocurre en la esfera política del país. Las medidas que propuso ayer el presidente español son irrelevantes además de conservadoras, pero al menos llevan un poco de alegría a ciertos colectivos sociales. La oposición de derechas, tanto la española como los nacionalistas catalanes y vascos, ni siquiera fueron capaces de eso.

En todo caso, y como sentenció Llamazares en su intervención, Zapatero, al igual que ciertos boxeadores, amaga siempre con la izquierda y acaba golpeando con la derecha. Lástima de la nueva ocasión perdida para impulsar un cambio de paradigma que haga honor al adjetivo socialista.

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