Mostrando entradas con la etiqueta Francisco Camps. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Francisco Camps. Mostrar todas las entradas

jueves, 26 de enero de 2012

El recadero de Camps y el imparcial jurado



En la web de El País se encuentra esta fotografía, tomada ayer en un hotel de Valencia, en las horas previas a conocerse el veredicto del jurado en el juicio a Francisco Camps. El personaje de la foto es un tal Carlos Lirio (no se pierdan el aspecto y pose de borjamari caralsol que gasta el tipo),  es miembro de las juventudes del Partido Popular de Valencia y "una de las escasas personas que han seguido incansablemente las sesiones en la sala, acompañando a Isabel Bas, esposa del expresidente", según el diario madrileño.

La foto está tomada mientras  Carlos Lirio "se hallaba tomando un aperitivo en la terraza del hotel en el que se aloja el jurado", informa El País, que subraya el hecho de que el lugar estaba custodiado por la policía, por lo que se supone que no se le permitía el acceso a cualquiera. Concluye el diario aseverando que "El fiel de Camps (en la imagen) disfrutó de la terraza poco antes de que el jurado se dirigiese al establecimiento a almorzar".

Echen cuentas ustedes mismos.

miércoles, 25 de enero de 2012

Francisco Camps alias el Curita, declarado "no culpable"


Un jurado mangoneado por hombres de confianza de los acusados ha declarado "no culpables" a Francisco Camps (PP) y a Ricardo Costa (PP) en el caso de los trajes, punta del iceberg de la corrupción masiva orquestada por Gürtel-Partido Popular en el País Valenciano. Y ello a pesar del alud de pruebas presentadas en el juicio, incluidas horas de cintas grabadas por la policía conteniendo las conversaciones entre los "amiguitos del alma" de la trama Gürtel y los políticos valencianos juzgados, cintas en las que Camps y Costa cantan la Traviata en materia de corrupción.

La pregunta es: ¿puede un jurado prevaricar? la respuesta es: en la España que tenemos sí, siempre que los intereses políticos y económicos lo requieran y seguramente, se lo exijan.

jueves, 12 de enero de 2012

Caviar para todos




Oigo esta mañana en RNE que en la sesión del juicio de ayer contra Francisco Camps (PP), ex presidente de la Generalitat de Valencia, y  Ricardo Costa (PP) ex secretario General del Partido Popular en la región valenciana, se oyó una cinta grabada por la policía en la que Costa habla por teléfono con  Álvaro Pérez el Bigotes, el jefe de la red Gürtel en Valencia, y con su voz de pijo gangoso le dice a éste "necesito 100 gamos de caviag paga la cena de Nochegüena". Naturalmente el Bigotes se desvive por complacerlo. En fin, que da verdadero sonrojo escuchar esta y otras conversaciones entre los componentes de esta banda de pillastres, Curita (Camps) incluido.

Así que ya ven, Gürtel facilitaba de todo a los políticos valencianos del PP: trajes con presilla italiana a Camps, bolsos de Louis Buitton a Rita Barberá, latas de caviar a Ricardo Costa (al que en otra grabación el Bigotes profetiza, con poco acierto, como "futuro Presidente del Gobierno Español")... Y claro, joyas, relojes, viajes, coches, orgías: todo pagado.

Sin solución de continuidad, en el mismo programa de noticias oigo que la Infanta de España doña Cristina de Borbón invirtió mil quinientos euros en Aizoon y consiguió más de medio millón de euros de beneficio. Aizoon es una inmobiliaria-fantasma, una empresa-tapadera radicada en Terrassa (Catalunya) que canalizaba los "donativos" provenientes de la Fundación Nóos y de la que son dueños al 50% Cristina de Borbón y su marido, Iñaki Urdangarin. El milagro multiplicativo de los principescos euros deja cortito al de los panes y los peces, y parece que consta en la declaración de renta de la Infanta correspondiente a 2006. 

Lo que resulta todavía más pintoresco de este caso es que en tanto a lo largo de la última década los euros pasaban al parecer a millones por Aizoon, la empresa -una inmobiliaria, recordemos-, declaraba haber tenido solo seis mil euros de beneficios en uno de sus últimos ejercicios fiscales. O sea que además de ser unos reales chorizos, encima pretenden reírse de todos nosotros.

En la fotografía que ilustra el post, Jaume Matas, ex presidente de Baleares (PP), la Infanta Cristina de Borbón y su marido Iñaki Urdangarin, en los días de gloria financiera del trío.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Los trajes de El Curita, primer juicio de la trama Gürtel-PP


Acaba de comenzar en Valencia el primer juicio por la trama Gürtel-PP, acaso la mayor red de corrupción institucional de la historia de España. El principal acusado es Francisco Camps, el ex presidente de la Generalitat valenciana, en el que es el primero de un rosario de juicios que le obligarán a sentar su escueto culo en el banquillo de los acusados varias veces en los próximos años. En esta ocasión lo comparte con el antiguo máximo gerifalte del Partido Popular en Valencia, Ricardo Costa y otros elementos de menor significación pero hasta hace poco bien instalados en los resortes del poder local.

Dice "El País" que durante la sesión de ayer el ex presidente valenciano "enmudeció cuando empezaron a oírse las grabaciones" de sus conversaciones con Álvaro Pérez, alias el Bigotes, especialmente aquella tan famosa en la que califica a este bandolero de "amiguito del alma" y ambos se dicen "lo mucho que se quieren" aunque al destaparse el caso el señor Francisco Camps, alias El Curita para los otros miembros de la trama, negara conocer al Bigotes. Las mentiras y complicidades finalmente no le han servido de nada a Camps, quien se sabe atrapado por las pruebas. Y ahora que Mariano Rajoy y el PP le han dejado solo, parece empezar a tomar conciencia real del negro futuro que le espera: no se pierdan en la prensa de hoy las fotos de su rostro mientras se escuchaba decir estupideces en las cintas grabadas poe la policía.

Se juzga por fin pues el asunto de los trajes (y otras prendas de lujo) regalados por la rama valenciana de Gürtel a Camps y a otros significados personajes del PP valenciano. Naturalmente es un asunto menor, apenas la punta del iceberg de corrupción intensiva y masiva en la Administración autonómica valenciana (y en otras, como las de Baleares, Madrid, Castilla-León y las que se irán destapando a medida que se airee Gürtel), pero es el primer paso y además lo que se ha ido conociendo de él resulta altamente significativo del proceder de esta gentuza. Recuerden a Camps exigiendo que los trajes que le regalaban llevaran presillas italianas, que habían de importarse ex profeso para sus prendas. O a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, que según le grabó la policía al Bigotes exigía como regalos bolsos de Louis Vuitton y de ninguna otra marca. Mezquindades de seres rapaces y mediocres que han saqueado con verdadero frenesí el dinero público asociados en comandita con una banda de advenedizos, exhibiendo todos juntos una cutrez incluso en el lenguaje que usaban que da grima. Mala gente, en suma. Delincuentes.

En la fotografía que ilustra el post, un Camps acorralado por las pruebas documentales intenta dar explicaciones durante la sesión del juicio celebrada ayer.

miércoles, 20 de julio de 2011

La piara abandona a Francisco Camps


La dimisión forzada del presidente valenciano, Francisco Camps, anuncia que en el Partido Popular (PP) pintan bastos. La trama de corrupción político-empresarial en la que se halla empotrado el PP español y de modo especial el valenciano, está comenzando a desmoronar sus posibilidades de ganar ampliamente las próximas elecciones generales, e incluso de simplemente ganarlas.

La imagen de la casta política que maneja el PP comienza a resentirse tras años de impunidad. La halitosis a corrupción que desprenden está empezando a hacer mella en la conciencia de los españoles, quizá incluso en algunos votantes de derecha. Es por ello que la cada vez más plausible posibilidad de que las generales se celebren a finales de noviembre, ha aconsejado a los estrategas de la derecha española este movimiento sacrificial, desprendiéndose ya de un elemento putrefacto cuya continuidad en la política podía ennegrecer significativamente sus posibilidades electorales, más cuando ya saben que el adversario que tendrán enfrente como cabeza de lista del PSOE será Alfredo Pérez Rubalcaba.

De todos modos quien ha echado a Camps de la política no ha sido Mariano Rajoy, sino los intereses económico-ideológicos que más que orientar, gobiernan ese instrumento de acción política al servicio de las clases dominantes que es el Partido Popular. No es baladí saber que el emisario que ha obligado a Camps ha ingerir la cicuta ha sido Federico Trillo, hombre del Opus y de los poderes más oscuros, además de conocido mangante en su etapa de presunto ministro de Defensa, cuando la corrupción en ese ministerio estrelló un avión-basura con 62 militares españoles a bordo; todo presuntamente, claro, faltaría más.

Francisco Camps ha pagado por todos los gurtélidos, es decir por los innumerables políticos orgánicos y cargos públicos miembros del Partido Popular inmersos en la trama simbiótica conocida como Gürtel; al menos eso es lo que pretende el PP con esta dimisión. Mediante ella intentan comprar tiempo, llegar a las elecciones con el olor a podrido que emana desde la comunidad valenciana controlado. Vano intento. El aroma fétido va a ir creciendo, y además irán apareciendo en escena "arrepentidos", delaciones y ajustes de cuentas internos; algunos, como Ricardo Costa, el ex secretario general del PP valenciano, ya han manifestado públicamente esta misma semana que no están dispuestos a cargar su cruz y apechugar con las consecuencias de convertirse en corderos sacrificiales que limpien los pecados del partido.

Francisco Camps ha mentido como un puerco en el caso de los trajes, menor en comparación con toda la mierda acumulada en sus manos (visita del Papa, Copa América, circuito de Fórmula 1 en el puerto de Valencia, pabellones de Turismo valenciano en FITUR, Congresos y campañas electorales del PP valenciano y "nacional"...), pero altamente significativo de sus relaciones con la trama mafiosa político-empresarial liderada en España por Correa y con el Bigotes como su procónsul en Valencia. El Curita, como llamaban en Gürtel a Camps, y los hombres y mujeres que le han sido fieles y se han lucrado por ello, fueron (está en el sumario) colaboradores necesarios e imprescindibles en todos esos contratos multimillonarios, y además puente facilitador de esos granujas con el hiperpodrido empresariado valenciano. Un verdadero diluvio de millones de euros sucios para bolsillos de trajes de corte italiano gratis total.

Efectivamente, y según el dicho popular, a cada cerdo le llega su San Martín. Permanezcan atentos a la información, porque Francisco Camps no es más que el primero de la piara en ser sacrificado. Para desesperación del Partido Popular van a venir otros muchos no solo en Valencia, y serán más rollizos todavía que el Curita.

En la fotografía que ilustra el post, Mariano Rajoy saluda a los asistentes a un mitin del PP en Valencia. Tras él asoma la cabeza El Bigotes, máximo responsable de la trama Gürtel en el País Valenciano (que desde hace años organizaba los actos del PP en esa y en otras comunidades autónomas). A la izquierda de la fotografía aparece el ex presidente valenciano, Francisco Camps.

viernes, 11 de junio de 2010

El mayor pelotazo financiero del Partido Popular


Caja Madrid y Bancaja se unen, creando la mayor caja de ahorros de España y superando a la hasta ahora líder indiscutible, La Caixa catalana. El grupo financiero resultante sumará activos por valor de 338.000 millones de euros.

Está claro que una vez cegadas casi por completo las vías de financiación cuya punta del iceberg es el caso Gürtel, el PP necesita nuevas fuentes de donde obtener el combustible que lubrica su actuación en la vida pública española, y que obviamente las han buscado y conseguido.

La operación tiene dos frentes. En la España mesetaria, la dura batalla por el control de Caja Madrid entre la presidenta de la Comunidad madrileña, Esperanza Aguirre, y el alcalde de la capital española, Alberto Ruiz-Gallardón, se saldó recientemente con un éxito sino aplastante sí decisivo, además de sangriento para los perdedores del envite. Tanto, que el partido puso a Aguirre en libertad vigilada, colocándole a Rodrigo Rato como presidente de la nueva Caja Madrid "aguirrista".

A orillas del Meditérraneo, sin embargo, los problemas de los dirigentes locales del PP no son sólo como seguir financiando su faraonismo inversor en cemento público en tiempos de escasez y restricciones, sino sobre todo cómo lograr urgentemente blanquear las cuentas del partido. Dicho en corto, pasar lo más rápido posible de la financiación obtenida mediante la comisión y el cohecho al crédito facilitado por entidades financieras respetables. Bancaja, la caja regional más potente, es el instrumento idóneo para este milagro de reconversión en marcha.

La alianza entre Caja Madrid y Bancaja es además, un desafío en toda regla que lanzan Esperanza Aguirre y Francisco Camps, los presidentes madrileña y valenciano, directamente a su supuesto jefe Mariano Rajoy, en un momento en el que las expectativas del PP de volver a gobernar España son bastante razonables (aunque no aseguradas por completo.). Mariano no tiene financiación, salvo quizá en Galicia, y no puede competir con su rival madrileña y su ex-aliado valenciano. Los políticos de derechas necesitan ingentes sumas de dinero ajeno para financiar su escalada hacia el poder, y un Rajoy atado de pies y manos por los créditos suministrados con cuentagotas por entidades financieras controladas por sus enemigos dentro del partido, le pueden dejar a las puertas de La Moncloa y ni un paso más allá.

Con todo, y siendo realistas, con futuro para Mariano o sin futuro para el político gallego, el PP acaba de dar el mayor pelotazo político-financiero de la Historia de España. El río de dinero que de una manera u otra comenzará en breve a afluir a Génova, 13 (sede central del PP), hará que sonriamos ante las proporciones financieras del caso Gürtel.
En la imagen, Ruiz Gallardón y Aguirre en los tiempos en que peleaban por controlar Caja Madrid.

lunes, 3 de agosto de 2009

El Partido Popular y la judicatura española se quieren un huevo y parte del otro


La extrema impudicia conque el aparato judicial valenciano -ése que dirige el amigo íntimo del presidente regional, Francisco Camps, según declaraciones del mismo inculpado-, ha pretendido enterrar las nada presuntas implicaciones -hay horas y horas de conversaciones telefónicas grabadas en cintas por la policía, que conectan la trama Gürtel con los dirigentes políticos de la derecha valenciana-, va a dar en los próximos días un fruto bien distinto al apetecido, en la medida de que lo único que ha conseguido es liquidar para siempre cualquier asomo de credibilidad que pudiera quedarle al sistema judicial español.

El archivo finalmente decidido de esta causa no es un caso aislado, ni mucho menos. Forma parte de una cadena de iniciativas judiciales integrada por dilaciones, sobreseimientos, sentencias escandalosas y toda clase de triquiñuelas leguleyas que aunque vienen de muy antiguo, han ido creciendo en número y descaro en los últimos tiempos, a medida que se va destapando policial y mediáticamente la fosa séptica de corrupción en la que chapotea el Partido Popular español (PP). A la larga es una batalla perdida y ellos lo saben, ya que resulta imposible evitar que se siga conociendo el grado de podredumbre que invade esa formación política, pringa a sus dirigentes y ha convertido en muladares las administraciones públicas gestionadas por ellos: es tal el tamaño de la bola de mierda y la cantidad de gente que hunde las manos dentro para pescar algo, que siempre habrá algún punto por el que se desfleque y pueda tirarse de un hilo que a su vez llevará inevitablemente a otros, y así sucesivamente.

El juez Flors acaba de decretar el archivo de la causa contra el presidente valenciano Francisco Camps, alias "el Curita" para los dirigentes de la trama de corrupción que le pagaba los trajes y las joyas de su familia, y según revela El País de hoy, los zapatos, los juguetes de sus hijos y hasta las entradas para el Cirque du Soleil. Ayer, el mismo diario informaba de cómo la consejera regional de Turismo y su predecesora y actual presidenta de las Cortes valencianas, fueron obsequiadas por Álvaro Pérez, el Bigotes, el "delegado" de la trama Gürtel en Valencia, con sendos relojes de lujo. El mismo Bigotes a quien se le grabó policialmente mientras comentaba por teléfono la pasión por los bolsos de Louis Vuitton que padece la alcaldesa de la ciudad de Valencia, Rita Barberá, que él solía obsequiarle personalmente con frecuencia. Francisco Camps dijo ante las Cortes valencianas y ante la prensa que no conocía a toda esa gente -Correa, Álvaro Pérez y compañía-, y que sus trajes se los pagaba él; mintió como un bellaco, tal como demuestra la cinta policial publicada por El País en la que Camps dice "querer un huevo"(sic) a Pérez (a) el Bigotes, y confirma la documentación de Gürtel intervenida, donde constan anotados los regalos en especie para buena parte de la dirigencia política derechista valenciana, incluido Camps.

Claro que todo esto puede parecer hasta poca cosa si se tiene en cuenta que uno de los apoyos político-mafiosos de Francisco Camps es el presidente de la Diputación provincial de Castellón, Carlos Fabra, un cacique a la vieja usanza cercado por casos judiciales, que a pesar del paso de los años siguen sin prosperar; en los últimos cinco años los líos de Fabra han tenido ocho jueces, y ninguno de ellos ha llegado a sentar en el banquillo a Fabra antes de dejar la plaza. Ahora parece que por fin se ha encontrado un juez a la medida del cacique, un tal Jacobo Pin, hijo de Emilio Pin, un abogado de extrema derecha y de la absoluta confianza del PP (fue cabeza de lista por Castellón de Alianza Popular en 1977). Pronto, pues, los casos contra Fabra serán archivados.

El conchabeo, la intima asociación y el intercambio de favores entre la judicatura y sus órganos de poder de un lado y la derecha política española del otro, convierten a este país en una república bananera carente de garantías constitucionales. ¿Cómo es posible que siga en su puesto el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Valencia, de quien Francisco Camps se atrevió a decir en público que "no hay una palabra que defina el grado de amistad existente entre ellos dos"?. Si a eso no se le llama complicidad, la Real Academia de la Lengua debería revisar con urgencia la definición vigente.

Y en fin, ya sabemos que perro no come perro, pero ¿acaso no hay en toda la judicatura española un magistrado decente que meta de oficio el bisturí en tamaña bolsa de porquería?.

lunes, 25 de mayo de 2009

La colección de ninots que arderán en la Falla valenciana


Terrible la foto de El País de hoy, con la plana mayor de la banda en primera línea. Obsérvese el intento desesperado de Camps de llamar la atención de Trillo (”hazme caso, tío”), y el gesto entre aburrido y cabreado de Rajoy (”¿pero qué coño estoy haciendo aquí al lado de éstos rufianes?”).

En esa foto, que será histórica, falta la Horchatera Valenciana por antonomasia, la alcaldesa de Valencia, pero todo se andará (ya tiene un par de asesores metidos en el baile). La Falla no tardará en arder, y no va a quedar ninot en el PP valenciano que no salga abrasado.

Lo peor de todo para Rajoy es que lo sabe, pero no puede zafarse del abrazo de esos zombies. ¡Qué sinvivir el de éste hombre!.

En la fotografía, y de izquierda a derecha, Federico Trillo, Vicente Rambla, Francisco Camps y Mariano Rajoy.

jueves, 21 de mayo de 2009

A sus órdenes, señor Camps


Imágenes escandalosas vistas en Televisión Española.

Ayer por la tarde me referí en el blog de Manolo Saco al modo “a zu ódennes mi jefe” conque los guardias civiles despidieron al imputado por corrupción Francisco Camps cuando salió del juzgado, según se vio en el telediario del mediodía. A propósito de esto, vean la portada en la edición papel de El País de hoy reproducida arriba: da vergüenza ajena.

Pues hay mucho más. Mientras Camps declaraba, afuera del edificio ocupaban las aceras dos grupos enfrentados, uno de ciudadanos llamando chorizo a Camps, el otro de lacayos del PP jaleando a su “presidente”. Un hombre vestido con blusa negra sostiene un papel sobre el pecho que llevaba escrita la palabra “corrupción”, creo recordar. Uno de los lacayos del PP se le acerca a la carrera, agarra el cartelito y lo destroza. Al revolverse el agredido, inmediatamente cuatro o cinco policías nacionales se abalanzan sobre él y lo inmovilizan con placaje colectivo estilo rugby, mientras el agresor brinca y se chancea de la escena a sólo unos palmos de ellos. ¿Policías o guardaespaldas de Camps?. Más: Cuando Camps de introduce en el coche, un cordón de policías nacionales corta el paso con bastantes malos modos a los periodistas y cámaras que pretenden acercarse al vehículo del imputado. ¿Policías o guardaespaldas de Camps?.

La traca: llega a declarar Alvaro Pérez alias el Bigotes, y a su paso toda la tropa de guardias civiles presentes en la puerta del juzgado le sonríen e inclinan la cabeza respetuosamente. Ante el Bigotes, es decir, ante el cabecilla de una gigantesca trama de corrupción instalada en el territorio donde estos señores se supone que prestan servicio protegiendo a los ciudadanos de los delincuentes. ¿Policías o guardaespaldas de Camps?.

viernes, 15 de mayo de 2009

El juez imputa por corrupción a Francisco Camps


Los presumidos presuntos están acabados. Las carreras políticas de Francisco Camps y de Ricardo Costa tocan a su fin. Con todo, no será este el final de sus responsabilidades. De aquí a un tiempo, las de orden penal terminarán por llevarles a la cárcel.

En los dos o tres últimos años se han adjudicado en Valencia cientos de millones en contratos de la Generalitat/PP (imposible saber dónde acaba una y comienza el otro) a la trama liderada por Correa, representada en ésa comunidad por el famoso Bigotes. La contrapartida probada hasta ahora es ropa recibida por un ejército de dirigentes derechistas valencianos -incluidos su presidente y su jefe político-, lo que resulta ciertamente escandaloso y suficiente para procesar a esta tropa de chorizos cada vez menos presuntos pero en modo alguno explica la totalidad de la película, que obviamente apunta al cobro de sobornos multimillonarios.

Los trajes recibidos y las mentiras sobre ellos llevarán a Camps a la dimisión y el abandono de la política, pero esa es solo la primera estación. Cuando se sepa todo, la cárcel se hará inevitable para el todavía presidente valenciano. Y no estará solo en ella, ni mucho menos.

Por cierto, si como dice Camps “está loco de ganas de declarar ante el juez”, ¿por qué ha estado intentado paralizar la instrucción presentando recurso de anulación tras recurso de anulación?.
En la foto, Ricardo Costa, presidente del PP en el País Valenciano, y Francisco Camps, presidente de la comunidad autónoma valenciana, cuchichean durante una sesión del Parlamento regional.