sábado, 27 de septiembre de 2008

Bin Laden: el regreso de Fu-Manchú


De entrada cuesta creerlo, pero cada vez hay más elementos que apuntan a que Al Qaeda no existe y que probablemente Bin Laden tampoco. Entiéndase, es posible que sí hubiera un Osama Bin Laden, un multimillonario saudí que financió y participó en la guerra de la CIA contra los soviéticos en Afganistán; ese sería el personaje histórico, probablemente muerto hace muchos años.

A posteriori, alguno de los más de sesenta servicios secretos norteamericanos que según ha escrito Andreas von Bulow -el último ministro de Defensa de Schroeder y jefe de los servicios secretos alemanes en ésa época-, llevan preparando y ejecutado acciones de insurgencia armada, golpes de Estado y terrorismo global desde hace décadas -von Bulow señala al 11-S como obra de la CIA, en un contexto de autogolpe de Estado neocon en EEUU-, tomaría su nombre y algunas de sus ideas para dar cobertura ideológica externa justificativa a sus acciones criminales en orden a instaurar un Nuevo Orden Imperial en el mundo, una Pax Americana que los neocons comenzaron a diseñar a principios de los noventa.

La cosa es tan grosera que en la fabricación del personaje y de algunos de los rasgos de carácter y hasta físicos que se le atribuyen, parecen haber participado directamente medios de Hollywood. Sino no se entiende el descarado préstamo que en la construcción del personaje Osama Bin Laden que todos conocemos se ha hecho partiendo del que fue "Gran Malo global" del período de entreguerras, el legendario Fu-Manchú.

¿Existió Fú-Manchú más allá de las pantallas cinematográficas? Claro que existió, del mismo modo que existe Bin Laden: como arquetipo que reúne toda maldad posible, el Gran Demonio en el cual una sociedad tan primitiva cultural e ideológicamente como la norteamericana necesitaba y necesita encarnar a sus enemigos antes de destruirlos.

Para que EEUU pueda triunfar sobre el Mal éste tiene que estar encarnado, tener un rostro que todos puedan identificar en los medios. Bin Laden es la encarnación contemporánea del Mal; en su piel de asiático de rostro taciturno y amenazador re-encarna Fu-Manchú, el verdadero creador del Eje del Mal allá por los años treinta. Bin Laden en realidad, es Fu-Manchú.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegro que hayas disfrutado de tus vacaciones olvidándote del mundanal ruido. Ya te tenemos de nuevo con nosotros. Bienvenido.

Tu blog de hoy tiene muchísima gracia pero no puedo creerme lo que dices ni siquiera de los animales-neocons. Se necesitan fanáticos religiosos que vayan dentro de los aviones y mueran estrellándose, y a los cristianos y demás sectas parecidas, yo los veo matando y quemando gente desde luego, es lo que han hecho durante siglos, pero no inmolándose a sí mismos.

Anónimo dijo...

No solo el jefe del espionaje alemán ha escrito sobre ello, muchos más también lo han hecho, recuerdo ahora a una escritora italiana.
En España, Fu-Manchú tiene cara de Zapatero. Es el malo contra el que hay que luchar. Más bien creo que para el mundo neocón hay dos "Fu-Manchúes": Bin Laden y Zapatero.

Joaquim dijo...

Marian, obviamente los fanáticos que murieron en los aviones del 11-S o sus colegas del 11-M no tenían ni la menor idea de quien tiraba realmente de los hilos de todo aquello; si lo hubieran sabido, se mueren del susto.

Los terroristas islamistas sólo eran -son- la carne de cañón. Ellos ejecutan las órdenes que reciben. Creen realmente estar luchando por el califato mundial, del mismo modo que creen que al llegar al Cielo después de inmolarse les esperan 72 vírgenes para cada mártir. Son así de manipulables, como todos los fanáticos.

Hay gente, simplemente, que se aprovecha de todo eso para lograr sus propios fines.

En cuanto a Zapatero, Juan, lo más curioso es que quienes lo están engrandeciendo son quienes le han elegido como el Pequeño Satán europeo. En Italia he comprobado personalmente como la gente de izquierdas, desde los más tibios reformistas a la extrema izquierda más radical, adoran a Zapatero con una ingenuidad absoluta.

A veces la propaganda satanizadora tiene estos curiosos efectos contrarios: la gente reacciona en un sentido contrario al que se quiere inducirles.

Galina dijo...

¡Laylan Smith! ¿Era así, no? Es que el año pasado vi tres de sus películas y aún están por ahí. Y sí, es Fu-Manchú.
Mira, este es el blog de mi amado: http://www.apatlajos.com y esto algo que escribió un día:
http://www.hackobeo.com/abchtml/yolanda.html
Ya te dejo.
Will be back.

Joaquim dijo...

Vale, Galina, le daré un vistazo. Ya veo que entre tus muchas otras características, también eres cinéfila -:)