La Unión Europea se ha sacado de la manga una directiva aberrante contra la inmigración, una ley fascista a la que hay que resistir y combatir, pues si el capital no tiene fronteras ¿por qué han de tenerlas las personas?. Los capitales blancos o negros viajan libres -ellos sí- allá donde tienen expectativas de conseguir mayores plusvalías, pero a los inmigrantes se les puede “retener” en centros de detención durante 18 meses sin que hayan cometido ningún delito ni hayan sido juzgados. ¿Qué excesos estamos permitiendo? ¿No se dan cuenta de que, como en el poema de Bertold Brecht, después nos tocará a nosotros, a los ciudadanos corrientes?.
Nos quieren encerrar en rediles estancos para mejor controlarnos y para que la inmigración siga siendo ilegal, que es el modo en que genera más beneficios a los empleadores. ¿No vamos a hacer nada para impedirlo?.
Más repugnante aún es que entre los principales valedores de esa mierda de ley estén Italia y España, dos países que se han caracterizado a lo largo de su historia por ser “exportadores” de mano de obra barata. Ahora resulta que los hijos de quienes emigraron a Francia, Alemania o Argentina se sienten con derecho para cerrarles las puertas de Europa a los nuevos inmigrantes. O esos andaluces de Almería o El Egido, que hasta hace apenas dos décadas iban a trabajar como temporeros al sur de Francia, y ahora se creen con derecho a explotar inmigrantes y si se tercia, a apalearlos cuando reivindican un trato humano. Por no hablar del señor Corbacho, actual ministro de Trabajo, antiguo peón de obra emigrado a Catalunya y que, siendo político profesional, ha descubierto las delicias políticas de la xenofobia y su rentabilidad electoral.
Qué asco dá a veces este país.
2 comentarios:
Si que da asco. Pero no solo este pais, da asco el capitalismo desaforado que hay en el mundo, donde las personas importan un bledo, sólo importa el dinero y el poder. Triunfa el egoismo de los paises ricos, donde sobra y se tira de todo, antes que arreglar las cosas para que todos los paises, principalmente los llamados del tercer mundo, puedan salir de la miseria a la que le han llevado, justamente, los ricos.
¡¡Y pensar que hay gentuza que se proclama liberal, como la Esperancita de las narices, dispuestos a luchar para que todo siga igual y a ser posible peor!!.
Me encantaria que se les convirtiese todo en oro como en el cuento.
Ocurre que los políticos profesionales suelen bailar la música que gusta en la calle. Y la música de moda ahora en Europa es la xenofobia.
Por desgracia la izquierda, en vez de hacer frente a esta ola de estupidez colectiva, se sube al carro por miedo a perder parte de su electorado. No se dan cuenta de que en ese terreno, el de la excitación de los más bajos instintos de la ciudadanía, la derecha siempre tendrá ventaja.
Publicar un comentario