Si las organizaciones que agrupan al 88% de los transportistas han firmado el acuerdo con el Gobierno, cabe preguntarse quiénes son y qué intereses mueven a ése 12% restante: al parecer, se trata de alborotadores con comportamientos nihilistas, afiliados a pequeñas organizaciones y plataformas de autónomos de ideología ultraderechista, seguidores entusiastas de las consignas de la COPE y del resto de la perrera mediática.
Ayer, esos animales estuvieron a punto de quemar vivo a un camionero que además estaba en huelga, amén de buscar y provocar los enfrentamientos con la policía. La estrategia de la tensión -el "golpismo difuso"- sigue su curso.
Sabemos quién ha estado atizando el fuego: sólo hay que leer las cagadas que depositan en foros y blogs los trolls portacoces al servicio del PP. Así que ése partido debería empezar a dar explicaciones públicamente. O la derecha política y social española cree en el Estado de Derecho y se desmarca de esas acciones, o incitan a practicar la guerrilla de autopista; no cabe esa peculiar defensa del “derecho de huelga”, que ellos han pervertido travestizándolo en una auténtica defensa de la coacción y el sabotaje. Las dos cosas a la vez no pueden ser: o se está por la democracia, o se está por el terrorismo.
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