viernes, 14 de marzo de 2008

Un balance de las elecciones generales del 9 de marzo (y 3)


PSE Y PSC VUELAN SOLOS

1. Los excelentes resultados del PSE no son fruto de la casualidad, ni se deben en exclusiva al mal momento que están pasando el conjunto de las opciones nacionalistas vascas. Tras el resurgimiento de este partido en los últimos años, está el trabajo de un equipo esforzado liderado por Patxi López. Con discreción y firmeza, la actual dirección del PSE ha devuelto a los socialistas vascos su plena identidad y referencias políticas, oscurecidas durante los negros años en que Redondo Terreros y Rosa Díez pusieron el PSE al servicio vicario del proyecto político que pretendía imponer el PP en Euskadi.

El PSE se desmarcó a tiempo de esa apuesta españolista agresiva y rancia, profundamente aznariana, que enarbola la extrema derecha parlamentaria y que encarna en políticos de la catadura de Mayor Oreja y María San Gil. El premio a esa actitud ha sido el reencuentro con su electorado de siempre, al que ahora se han sumado votantes jóvenes integrantes de las nuevas generaciones de vascos, personas para quienes los mitos nacionalistas vascos o españoles son asuntos secundarios ante los problemas sociales reales que deben afrontar a diario. En suma, el PSE ha recuperado su papel histórico de conciencia social y política de un País Vasco en el que, como sucede en realidad en todas partes, las clases populares y trabajadoras vascas tienen problemas concretos por los que preocuparse (trabajo, vivienda, educación, promoción social...), que nada tienen que ver con el choque de abstracciones míticas enarboladas en Euskadi por cada una de las dos grandes fracciones de la burguesía vasca, la de vocación local y la de carácter estatista.

Por otra parte, en los ultimos años el PSE ha ido ganando también de modo lento pero seguro mayor autonomía respecto al PSOE, lo que ha fortalecido y madurado su propia organización y dado mayor proyección y relevancia a sus líderes. Los socialistas vascos en definitiva, han tomado las riendas de su propio proyecto político, y su electorado ha respondido positivamente.

Hoy el PSE vuelve a ser referencia indispensable en la política vasca. Junto con el PNV, son en realidad las dos únicas referencias políticas realmente imprescindibles para el País Vasco, como demuestran sus centenarias historias y su presencia actual en las instituciones y la vida civil vascas. Por tanto, habrá que contar necesariamente con ambos para construir el futuro de Euskalherria, sea cual sea la dirección en que éste se encamine. El diálogo y la concertación PSE-PNV son pues inevitables.

2. El PSC por contra se ha encontrado aparentemente de repente en la cresta de la ola, cuando todas las variables que se puedan manejar indicaban a priori justamente lo contrario. En los 30 años de historia de la democracia restaurada, jamás antes los socialistas catalanes habían tenido una generación de dirigentes tan mediocres y de tan escaso atractivo popular, ni se se habían manifestado juntos en Catalunya tantos problemas de fondo (la quiebra por obsolescencia de las infraestructuras de transporte es apenas uno de ellos), ni habían gobernado en instituciones catalanas con mayorías tan precarias como las que hoy sustentan la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona, por poner ejemplos conocidos y de fuerte proyección.

Y sin embargo el PSC ha arrasado, y no sólo en sus feudos tradicionales (los barrios obreros de Barcelona y el "cinturón rojo" de la ciudad, donde ha conseguido niveles de votación superiores en muchos casos a los de 2004), sino que ha logrado asimismo una fuerte penetración en la Catalunya profunda, en la que va calando como opción electoral en los últimos años. Ello se debe obviamente a una conjunción de factores a tener en cuenta (tirón de Zapatero y el PSOE entre la inmigración española, "voto republicano" (en el sentido electoral francés) de resistencia antiPP, crisis del resto de opciones políticas de izquierdas y de derecha moderada...), pero también, y quizá sobretodo, a que el electorado catalán de izquierdas ha leído e interpretado el actual momento histórico como una etapa de acumulación de fuerzas que debe inaugurar un nuevo período histórico en el país, tras un cuarto de siglo de hegemonía de la derecha regionalista/nacionalista y cuatro años de transición con un gobierno que intenta precisamente dar paso a una nueva era. Esta era efectivamente la ocasión de dar un paso adelante y cerrar un ciclo, y el electorado catalán democrático-progresista ha pensado que, vista la fragilidad del resto de opciones políticas catalanes que aspiran a representarlo en todo o en parte, debía concentrar su voto en la formación que por sus características propias y sus vinculaciones con la izquierda española, mejor podía garantizar éste cambio.

La razón de la posición central del PSC en la política catalana , se basa en la composición sociopolítica de su electorado histórico. En él se plasma un viejo proyecto del ala izquierda socialista catalana en los setenta y primeros ochenta, que curiosamente se ha desarrollado luego que ésta prácticamente desapareciera: la articulación de un bloque hegemónico de clases en torno al partido. El dibujo de esta apuesta remitía a que el PSC debía ser el eje en torno al cual se agrupara la representación política de las clases trabajadoras, las obreras y las de "cuello blanco", y de las clases medias progresistas e identificadas con un proyecto de cambio político y social. Lo sorprendente del caso es que al haber liderado esta apuesta dirigentes políticos inclinados hacia la socialdemocracia de derecha y el social-liberalismo, esa identificación del bloque hegemónico de clases con el PSC no se haya roto sino que por contra se ha ido fortaleciendo con el paso del tiempo, e incorporando nuevos elementos sociales.

Para explicarlo de modo sintético, este bloque de clases está conformado por tres sectores netamente diferenciados:

- Las clases trabajadoras: de origen inmigrante y asentadas en Catalunya en los últimos 50 años, cuya raíz ideológica lejana es el anarquismo sindicalista (posibilista) de la preguerra.

- La pequeña burguesía mestiza: urbana y profesional, cuya raíz ideológica lejana son las izquierdas marxistas de los años sesenta y setenta.

- Una parte del patriciado urbano catalán: clases medias acomodadas de origen netamente catalán, cuya raíz ideológica es el republicanismo federalista del siglo XIX y primer tercio del XX.

Esta alianza de clases articulada electoralmente en torno al PSC, es la que acaba de decidir que Zapatero seguirá cuatro años más en la Moncloa. También, y lo que seguramente es mucho más importante, que Catalunya se encamine decididamente hacia un proceso de rápida desnacionalización que, en aparente paradoja, podría conducir a medio plazo a una situación de soberanía plena o compartida con el Estado español.

En todo caso, sea cual sea el futuro de Catalunya, el PSC va a ser su eje... incluso si sus dirigentes siguen sin estar a la altura del momento histórico, pues es sabido que las corrientes que empujan la Historia son más decisivas en su conformación que la actuación de los hombres que creen manejarlas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parecen muy interesantes tus 3 análisis de las elecciones. Personalmente, estoy a la espectativa de como definitivamente vamos a encarar el futuro.
Ahora que el PP empieza el giro, o eso parece, a la realidad, su acuerdo con las derechas periféricas será cuestión de tiempo, antes de acabar la legislatura.
Será muy interesante ver como se conforma la presidencia del congreso, por ejemplo.
Saludos fraternales.

Joaquim dijo...

No tengo mucha confianza en ese giro, Manuel. En todo caso, parece que por fin en el PP han entendido que desde la extrema derecha no pueden conquistar el gobierno, y que necesitan atraer electores que están fuera del ámbito de la "derecha española dura". Y eso es imposible con el partido que hoy tienen, necesitan ir a un proceso de refundación, en el que deberían ser sacrificados absolutamente todos los dirigentes actuales. Muy difícil, pues.

Un fuerte abrazo.