jueves, 7 de junio de 2007

Del kubotán al aislamiento social


Se llama kubotán a un arma de origen japonés, usada para paralizar al contrario mediante el procedimiento de inflingirle un dolor insoportable. El kubotán es en realidad un punzón que se aplica en lugares estratégicos del cuerpo humano llamados "puntos del dolor", y que al presionar sobre ellos paraliza toda respuesta del adversario. Es obviamente, un instrumento de tortura, o para ser políticamente correcto, sirve para infligir "malos tratos". En suma, el punzón de marras es un arma "no reglamentaria".

El kubotán ha alcanzado últimamente cierta notoriedad en la prensa barcelonesa al denunciarse su uso por parte de los Mossos d'Esquadra en la disolución de una reciente manifestación de okupas. No es que la policía catalana se haya convertido de repente en émula de Fu Manchú y vaya por la calle punzando a todo bicho viviente. En realidad el asunto del kubotán es simplemente la llamativa punta de un iceberg que viene navegando desde hace tiempo, y en cuya composición se mezclan palizas en dependencias policiales (algunas filmadas), excesos continuos en el control de manifestaciones y cierta arrogancia en el trato con el conjunto de los ciudadanos, entre otros males que aquejan a una institución policial progresivamente desacreditada socialmente.

¿Por qué los Mossos de Esquadra están creando -y se están creando- tantos problemas en Barcelona y en su área metropolitana? Pues simplemente porque no están preparados para la labor que les ha tocado, al convertirse en policía de referencia en grandes núcleos urbanos cuando hasta hace poco se dedicaban exclusivamente a las áreas rurales y las pequeñas ciudades del interior de Catalunya. Por lo demás, la recluta de Mossos se ha hecho durante más de dos décadas en ambientes de probada fidelidad al pujolismo político y sociológico, y ahora, con el Tripartito gobernando la Generalitat, la mayoría de sus integrantes se encuentran desconcertados y descolocados.

Una manifestación de Mossos d'Esquadra en defensa de su "dignidad" acaba de reunir en Barcelona a 4.000 miembros del cuerpo. Dicen estar hartos. Les molesta especialmente que desde la conselleria de Interior se difundieran las vídeos de torturas nada presuntas (están filmadas por Asuntos Internos) en dependencias policiales. Lo que ha hecho Interior es un ejercicio de transparencia, que como ciudadanos debemos agradecer; secundariamente, si las filmaciones no se hubieran hecho públicas, todos sabemos que difícilmente hubiera prosperado cualquier actuación judicial contra sus responsansables. Así funcionan las cosas en este país habiendo policías implicados de por medio.

En realidad la manifestación de los Mossos no era por su dignidad, sino en defensa de la impunidad. Más allá del corporativismo mafioso y el desafío a los poderes públicos que implica semejante actitud en unos servidores públicos que debieran tenerse más respeto a sí mismos y a la ciudadanía que les paga el sueldo, lo patético de este asunto es ver cómo un cuerpo policial nacido en la democracia y supuestamente fundado sobre bases nuevas, se ha degradado tan rápidamente.

La consecuencia inevitable de este estado de cosas es el desprestigio creciente de la policía catalana, y el progresivo aislamiento social al que se están viendo abocados sus miembros. Esa manifestación que comentaba es simplemente, el grito de pánico de unas personas que están perdiendo su lugar en nuestra sociedad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si, una vergüenza la manifestación de los mossos d'Escuadra, en lugar de ponerse en contra de los maltratadores, lo hacen de los que han sacado a la luz y dan claridad a sus métodos. Continuan con la preponderancia de tiempos pasados, desde Franco se creen superiores al resto de los mortales, y se enfadan porque, como tu muy bien dices, temen perder sus privilegios. Ya era hora de que alguien se atreviese a publicar lo que se hace en las comisarias.
Un abrazo

Joaquim dijo...

Las reacciones corporativas son, desgraciadamente, el modo en que cuerpos como éste enfrentan situaciones semejantes. Puro encubrimiento mutuo, a la espera de que los "compañeros" reaccionen igual cuando uno sea el implicado.

Con todo, lo peor es el desparpajo conque se pretende impunidad para acciones que solo cabe catalogar como abiertamente delictivas.

¿O es que el uniforme facilita patente de corso a quienes lo llevan?.