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sábado, 4 de febrero de 2012

Se impone la sensatez en el Congreso del PSOE


Finalmente se ha impuesto Pérez Rubalcaba a Chacón en la elección por el casi millar de delegados al Congreso del PSOE del nuevo secretario general. El que haya habido solo 22 votos de diferencia entre ambos candidatos, muestra a las claras el grado de despiste y desideologización que reina en el partido.

Los discursos de los candidatos este mediodía han señalado de manera radical la diferencia entre uno y otro. De un lado un político preparado y experimentado, con el que se puede y se debe discrepar en muchos de sus planteamientos pero que al menos transmite la seguridad de que no conducirá al partido a la inanidad política; del otro lado una muñeca de plástico vacía de contenido, manejada por un puñado de vividores "risky business". 

Veía hablar a Rubalcaba y escuchaba a un político capaz y tranquilo, contenido y seguro de sí mismo, en sintonía con algunas de las corrientes profundas que circulan por el interior de este partido desde hace 132 años. Él es consciente de que su papel ahora es preparar una transición suave hacia un nuevo liderazgo, que recupere el partido de los daños sufridos en la última década a manos del zapaterismo. El reto es formidable, porque el PSOE está en estos momentos desballestado organizativamente y descapitalizado ideológicamente, manejado al alimón por una dirigencia formada en su mayoría por cadáveres políticos amortizados y alevines desvergonzados que no tienen otro activo personal que su ambición. Le toca a Rubalcaba barrer toda eso, a fin de abrir paso a un tiempo realmente nuevo para el partido mayoritario de la izquierda española.

Chacón por el contrario, ha sido una vez más puro gesto vacío, eslóganes huecos recitados de manera exageradamente teatral, siempre a la búsqueda de desencadenar una respuesta emocionalista no reflexiva en su auditorio. Esa entonación artificialmente crispada y en crescendo, más cuartelera que mitinera; esa gestualidad añeja que pretende dar credibilidad y rotundidad a palabras vacías de contenido, literalmente extraída de viejos documentales de propaganda política autoritaria de los años treinta, delatan al producto artificial fabricado por una mercadotecnia para la que el ciudadano no es más que un perro de Pavlov al que se le puede hacer salivar con cuatro gritos y una fingida pasión. En fin, que de poco ha ido, pero nos hemos librado.

martes, 8 de noviembre de 2011

El debate entre un hombre y una máquina


En el debate televisivo de anoche, ninguno de los dos contendientes expuso políticas coherentes. En realidad ambos se limitaron a repetir tópicos: creación de empleo, salida de la crisis, España es un gran país etc.
 
Evidentemente quedó demostrado que Rubalcaba es un político de raza, y que Rajoy es un autómata. Pero al parecer hay varios millones de españoles a los que eso les da igual.
 
El debate de ayer no evitará la victoria del PP, pero habrá espabilado a un buen puñado de votantes de izquierda que pensaban abstenerse y que finalmente, no lo harán.

domingo, 31 de julio de 2011

El velocista y el paquidermo




La convocatoria de elecciones generales para el día 20 de noviembre -que también es fecha para unas elecciones: el aniversario del fallecimiento del dictador Franco-, ha disparado la carrera electoral. Curiosamente los más sorprendidos parecen ser los dirigentes del PP, y eso que vienen reclamando elecciones anticipadas desde el 15 de marzo de 2004.

De todos modos la campaña electoral de la derecha extrema/extrema derecha española no la hace el PP sino la turba de empresarios, banqueros, periodistas, jerarcas católicos y otros poderes fácticos, que como un solo manipulador de conciencias se han abalanzado a pedir el voto para las listas que encabeza Mariano Rajoy. Ocurre que faltan apenas tres meses y medio para la cita con las urnas -a lo que habrá que descontar el mes de vacaciones de agosto-, y todo indica que o quienes manejan el fantoche ponen toda la carne en el asador o se les puede volver a escapar la oportunidad. Y esta vez ya sería demasiado, incluso llevando como cabeza de cartel a un político tan inútil y ya derrotado anteriormente como Rajoy.

Las encuestas de verdad, las que PP y PSOE nunca hacen públicas en los medios, dicen que la distancia entre ambos partidos es tan pequeña, que en noviembre puede pasar cualquier cosa. Por si quieren más señales, el PNV empieza a posicionarse como si ya estuviera claro que nadie va a tener mayoría suficiente y menos absoluta para gobernar en solitario; CiU lleva tiempo ofreciéndose al mejor postor, convencidos los nacionalistas derechistas catalanes de lo mismo.

Y si embargo las encuestas de encargo publicadas dan ventajas al PP que solo pueden suscitar la sonrisa, ya que diferencias de diez y hasta catorce puntos entre ambos partidos son simplemente un delirio. Se trata de meros instrumentos de agitación social: unos, el PP, intentan convencer de que van a ganar, y que por tanto lo mejor es subirse a su carro o quedarse en casa quienes pensaban votar al PSOE; para los socialistas, las encuestas de medios próximos que dan ganador al PP son un modo de llamar a la movilización del electorado de izquierdas para impedir la victoria de los herederos del franquismo. En ese sentido, la elección para los comicios de la fecha del 20-N es cualquier cosa menos inocente.

Solo la encuesta del CIS, hecha cuando apenas empezaba el fenómeno Rubalcaba -recién nombrado candidato socialista, y antes de su discurso de candidatura orbi et urbe-, con sus siete puntos de diferencia a favor del PP, se acercaba a la realidad en el momento en que se confeccionó. Hoy la distancia es sustancialmente menor. Y recordemos que una diferencia de cuatro puntos en las encuestas es considerada por los expertos un "empate técnico", en el que todo está abierto.

Para rematar el asunto, Rubalcaba ha tomado una velocidad endiablada apenas sonar el disparo de salida. El sprinter que es, un tipo que en sus años de atleta acreditó poco más de diez segundos en los cien metros lisos ¡hace casi treinta años!, ha comenzado a moverse como un correcaminos entre actos públicos, entrevistas en los medios y reuniones con pesonajes clave. Justo todo lo contrario que Mariano Rajoy, que continua como lo dibuja el genial Peridis: indolente, tumbado en un sillón, con el puro en la boca y una copa en la mano, esperando que la fruta le caiga en el regazo. Pues resulta que hasta en las encuestas encargadas por los medios que pastorean el ganado de la derecha española, los ciudadanos de este país consideran que el paquidermo Rajoy es menos solvente que Rubalcaba en prácticamente todos los ítems en que se les enfrente.

En resumidas cuentas, el oso sigue sin ser cazado y noviembre que parece lejano, en realidad está a la vuelta de la esquina. Mientras tanto ya ven, en tanto un candidato circula a toda velocidad por la geografía ibérica el otro se dora la panza tomando el sol en Sanxenxo. Es apenas un síntoma, pero bastante clarificador.

Eso sí, da cierta grima el ver a Rubalcaba en un utilitario rojo circulando aparentemente solo por Madrid. Y es que ya saben, siempre hay suelto un loco de esos preparado para actuar solo solísimo, como en Noruega. O sucede un accidente de tráfico de esos tan extraños y tan oportunos que han sufrido algunas personalidades en este país, del general Mola en adelante. Todo presuntamente, claro, faltaría más.

Aunque me parece a mí que a Rubalcaba en materia de seguridad personal hay poco que enseñarle. Pienso de todos modos que sería mejor que dejara de moverse en coches privados.

En la fotografía que ilustra el post, Mariano Rajoy observa de manera esquinada a Alfredo Pérez Rubalcaba.


lunes, 11 de julio de 2011

Llega Rubalcaba



Como en una de esas películas del Oeste en las que todo el mundo espera la llegada al poblado del pistolero más rápido de la frontera -unos le aguardan con pavor, otros con esperanza-, Alfredo Pérez Rubalcaba se presentó el domingo pasado como candidato del PSOE para las próximas elecciones generales. Fue el suyo un discurso medido, de corte socialdemócrata suave, pronunciado desde la seguridad en uno mismo que da saber que ha sonado tu hora. Rubalcaba, el último socialdemócrata, tiene ahora su oportunidad una vez que han fracasado los "progresistas" que entre 2004 y 2011 han gobernado con el recetario neoliberal en la mano. Entre paréntesis: que Alfredo haya sido vicepresidente de ese gobierno y pueda formular ahora sus propuestas socialdemócratas sin perder un ápice de credibilidad, es uno de los milagros de la política española; a cualquier otro ministro de Zapatero que hubiera intentado hacer lo mismo, le hubiéramos corrido a gorrazos sin piedad.

Pero Rubalcaba sí puede anunciar que los banqueros habrán de hacerse cargo de una parte de la factura de la crisis; que los más ricos deberán pagar un reinstaurado Impuesto de Sucesiones; que se luchará para acabar con los paraísos fiscales, donde anida el dinero sucio y se esconde el evadido; y puede sostener que la ignorancia es más cara que la educación pública, y que jamás firmará nada que cuestione la sanidad pública. Y que le crean todo eso. Lo hará o no lo hará, pero se le cree. Más que nada porque sino lo logra Alfredo, al Estado de Bienestar español no lo salva ni Dios.

Naturalmente el Partido Popular se ha puesto de los nervios. Porque con Rubalcaba enfrente no vale la estrategia de dormir la siesta (no decir ni hacer nada) hasta que el poder les caiga en la mano como fruta madura. Hábilmente Rubalcaba se ha ido del gobierno ya, no porque lo pidiera el PP sino porque es lo que le favorece más tanto si Zapatero convoca elecciones para el último domingo de noviembre como si decide agotar la legislatura, prolongándola hasta el mes de marzo. Al salirse del gobierno ahora, Rubalcaba gana espacio y autonomía para ir emitiendo ese mensaje socialdemócrata que apuntó el domingo, aunque la primera gran damnificada vaya a ser la actual ministra de Economía, Elena Salgado (a Zapatero ya nada le puede perjudicar más), cuyas políticas neoliberales se contrastarán día a día con las propuestas de Rubalcaba. Y desde luego el PP quedará retratado, ya que naturalmente deberá contestar a Rubalcaba recitando sus mantras ultraneoliberales más o menos silenciados ahora, entre los cuales la destrucción de los servicios públicos y su puesta en manos de oligopolios privados ocupa un lugar de honor. Rubalcaba obligará al PP a hacer aflorar su "programa oculto".

Y es que por primera vez desde mediados de los años noventa estamos frente a propuestas de política económica que abren reales políticas sociales, de las que implican transformaciones que modifican la sociedad o actúan en defensa de las conquistas logradas: que los ricos paguen impuestos y devuelvan una parte de los beneficios, que se triture los lugares donde esconden su dinero, que la educación y la sanidad sean realmente para todos y no solo para los privilegiados, etc. Si ese es el programa de Rubalcaba, nada está decidido ni escrito.

Lo mejor de Rubalcana es que no es hombre que se empeñe en batallas simplemente para hacer "un buen resultado". Alfredo es de los que cuando salen al terreno de juego, lo hacen para ganar. Realmente, en el PP hacen bien en estar muy preocupados.

En la imagen que ilustra el post, Alfredo Pérez Rubalcaba, candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno español.

lunes, 4 de abril de 2011

Esperando a los bárbaros. Después de Zapatero, el PSOE



Zapatero ha dicho adiós, sea enhorabuena. En realidad no se ha ido del todo ya que se queda como presidente del Gobierno hasta las próximas elecciones generales, y como secretario general del PSOE hasta que se acuerden de que sigue en esa silla y le hagan levantarse. Aún tardarán unos meses.

Porque en definitiva Zapatero no se va por voluntad propia. Si alguien cree que por fin este hombre se ha dado cuenta de la distancia sideral que existe entre quien él cree ser y quien realmente es, está muy equivocado. Han sido las circunstancias (la crisis económica, el desmadre en el partido, la caída en picado de su credibilidad, el descubrimiento público de sus limitaciones...) y desde luego eso que los futboleros llaman "el entorno" (personal, político, mediático) quienes finalmente le han convencido/obligado a tirar la toalla.

De todos modos no merece la pena perder el tiempo rememorando un ser tan anodino, que además por suerte ya es agua pasada. Nos queda como legado su "optimismo bobalicón", según lo calificaba ayer Josep Ramoneda en El País, y la certeza de que cualquier mindundi puede llegar a lo más alto simplemente con estar en el sitio oportuno en el momento oportuno, habilidad en la que Zapatero ha mostrado, ahí sí, una maestría rayana en la genialidad a lo largo de toda su carrera política.

Hecho el gori-gori con el que el clero despide a los difuntos, vayamos a la médula del asunto. ¿Y ahora qué? Pues ahora las primarias, según la sana costumbre del PSOE muy anterior a que los yanquis la pusieran de moda. Apuntan dos candidatos: uno serio, solvente, con capacidad y experiencia, socialdemócrata aunque tibio, de ambiciones templadas por una idea de servicio colectivo que ha guiado su trayectoria durante décadas; la otra, una destacada representante de la efebocracia zapateril (aunque ya ha cumplido los 40 años), indocumentada, recién llegada como quien dice, sin bagaje personal ni político pero con descaro y ambición inversamente proporcionales a sus carencias, y desde luego ayuna de cualquier asomo de ideología o cosa que se le parezca. Esto es lo que hay, ni más ni menos. La gente corriente, que no se chupa el dedo, ya ha empezado a manifestarse: Pérez Rubalcaba no solo barrerá a Chacón en las primarias del PSOE, sino que cada día que pase irán creciendo sus posibilidades de derrotar a Rajoy y humillar de nuevo al Partido Popular en las próximas elecciones generales.

De modo que a lo mejor los bárbaros se quedan con las ganas de conquistar La Moncloa (estos bárbaros "españoles" me refiero, que los bárbaros catalanes ya se han instalado en un lado del antiguo Foro romano de Barcelona, en la Generalitat, y ahora quieren también mancillar el otro lado de la plaza, el Ayuntamiento). Si las municipales dan un resultado más apretado del que muchos esperan, las generales podrían anticiparse al otoño. Claro que si se da alguna recuperación económica por leve que sea y ETA toma el camino del final, la legislatura se podría estirar hasta primeros de año, para darle tiempo a Rubalcaba a rentabilizar éxitos y extender un mensaje de "optimismo serio" entre los por ahora desmotivados votantes de la izquierda.

En todo caso será el partido quien tome las riendas de sí mismo en los próximos meses, una vez que el último César ha sido virtualmente sacado de ese trono que siempre le vino grande y que va a seguir ocupando unos meses más porque así lo requiere la inercia del poder. Y es que para un partido con 130 años de historia, que ha sido capaz de aguantar lo que ha tenido que aguantar desde dentro y desde fuera el PSOE a lo largo de su existencia, José Luis Rodríguez Zapatero representa apenas un leve accidente, un breve paréntesis que será pronto cerrado y enseguida olvidado.

En la imagen, Alfredo Pérez Rubalcaba y Carmen Chacón se ignoran en el transcurso del último Comité Federal del PSOE.

martes, 7 de diciembre de 2010

Lecciones de un sabotaje en los cielos de España


1. En el fragor de las primeras horas del sabotaje sedicioso llevado a cabo por los controladores aéreos, hubo tertuliano que habló de la acción como de un "verdadero golpe de Estado". No diría yo tanto. A mi juicio, este pulso al Estado y a la ciudadanía española en su conjunto no pasa de ser una canallada llevada a cabo por una banda de sinvergüenzas, a los que llamarlos chorizos (ladrones) es ofender a los delincuentes comunes. Pero nada más. El Estado está muy por encima de sus posibilidades.

2. El ministro señor José Blanco deberá explicar cómo es posible que luego del verano anunciara triunfalmente "haber metido en cintura a los controladores" (sic) y que ahora se haya organizado semejante sindiós... perfectamente previsible por otra parte, dados los precedentes habidos en ocasiones semejantes. No es la primera vez que controladores, pilotos, personal de tierra y otros elementos por el estilo colapsan el tráfico aéreo y siembran el caos en España.

3. De paso el señor ministro de Fomento debería aclararnos cómo es posible que a fecha 3 de diciembre de 2010, y teniendo en cuenta esos precedentes y acciones semejantes, aún no se hubiera despedido a estos 2.000 bandoleros llamados controladores aéreos, un colectivo organizado que lleva años ejerciendo el proxenetismo sobre el tráfico aéreo en España. Toda la paciencia del mundo y cientos de miles de euros anuales como salario para unos "especialistas" de opereta, que se convierten en controladores sin que se les requiera titulación superior alguna y con un curso de entrenamiento de un año. Para más inri, entre las reivindicaciones presentadas en su propuesta de convenio/trágala, los señores y señoras controladores tienen la desfachatez de exigir que se les conceda una moratoria en la exigencia de acreditación de unos conocimientos mínimos de inglés. Asombroso, simplemente: ¿en qué idioma se manejan en su trabajo entonces, si una parte del colectivo es incapaz a fecha de hoy de acreditar "conocimientos mínimos de inglés"?.

4. Cualquier abogado mínimamente documentado explicaría que técnicamente, los señores y señoras controladores aéreos, unos dos mil empleados públicos, sometieron a secuestro a cientos de miles de españoles, atrapados durante días en aeropuertos del país y de todo el mundo. ¿Por qué no han sido procesados todavía por ése cargo, aparte los flagrantes de sedición y sabotaje? ¿Por qué no han sido enviados en furgonetas policiales ante un juez (civil, por supuesto)? ¿Por qué sus cuentas y bienes no han sido embargados para hacer frente con ellos a las indemnizaciones a particulares y empresas que correspondan?.

5. ¿Dónde han estado estos días el señor Miguel Sebastián, ministro de Industria Comercio y Turismo, y la señora Carmen Chacón, ministra de Defensa?. Hasta el mediodía de hoy martes, ¡cuatro días después del inicio de la crisis! el señor Sebastián no ha tenido a bien enseñar la jeta para mascullar en el telediario que todo está bajo control... Pues no precisamente gracias a él, que desapareció en combate desde el primer minuto. En cuanto a la señora Chacón, es una vergüenza pública que esta persona siga calentando un sillón ministerial como el de Defensa: tras el decreto que militarizaba la gestión de las torres de control de los aeropuertos civiles españoles tuvo que ser Constantino Méndez, el secretario de Estado de Defensa, quien se enfrentara a los controladores y les recordara que se habían acabado las bromas y que estaban bajo jurisdicción militar. De todos modos seguramente ha sido una suerte que pesos muertos como Sebastián y Chacón andaran estos días eligiendo corbatas o retocándose el rimmel; al cabo, al no dejarles tocar pelota (imagino que debió ser una de las condiciones de Rubalcaba para hacerse cargo personalmente de la gestión de la crisis), todos hemos salido ganando; salvo los controladores, claro.

6. El Partido Popular sigue sin dar explicaciones acerca de las reuniones que según múltiples fuentes, incluido el ministro Alonso, han mantenido con los controladores aéreos en los días previos al movimiento sedicioso de éstos. ¿Va a investigar la Fiscalía General del Estado las incitaciones, complicidades y/o apoyos que haya podido prestar el partido de la extrema derecha parlamentaria española al sabotaje emprendido por los controladores aéreos o también va a ocultarlos como en los casos Couso, Guantánamo y Vuelos de la CIA?.

7. Gaspar Llamazares se equivoca en esta ocasión, cogiéndosela con papel de fumar. El estado de alarma decretado por el Gobierno, señor Llamazares, es un escalón diferente al estado de excepción y al estado de sitio, y por supuesto su implementación temporal no comporta ninguna escalada hacia ellos ni vulneración de derecho cívico alguno. No hay militarización ninguna ni salida de tanques a la calle, ni nada parecido. El estado de alarma era imprescindible para atajar la crisis; simplemente es un arma coactiva contundente para doblegar al colectivo de sediciosos. Nada más.

8. De la crisis sale engrandecido Pérez Rubalcaba, quien al decir de Josep Ramoneda ha actuado como "un primer ministro". Según los papeles de Wikileaks, la Embajada norteamericana le considera un "apagafuegos" y el ministro más inteligente. Ramoneda firmaba hoy un suelto en El País en el que apunta una tercera vía entre agotar la legislatura y convocar elecciones anticipadas: la posible dimisión de Zapatero y la elección de Rubalcaba por una mayoría parlamentaria suficiente. Ocurre que Rubalcaba no puede ser indefinidamente el bombero de cuanto arde -que es mucho- en el solar hispánico; en todo caso, tampoco tengo claro que acceder a la presidencia del Gobierno en estas condiciones sea un premio para éste hombre o para cualquier otra persona que pueda despertar simpatía. Sólo yonkis del poder como Mariano Rajoy (PP) o Artur Mas (CiU) o inconscientes irresponsables como Carme Chacón, pueden ansiarlo aún viviendo el país entero en el filo de la navaja.

jueves, 21 de octubre de 2010

Adiós Zapatero, hola Rubalcaba



Los cambios que Rodríguez Zapatero ha introducido en la composición de su Gobierno tienen el mérito de cerrar una etapa y abrir otra, que se presume muy diferente. O no. Todo dependerá de como evolucione la crisis, no sólo la económica -en el supuesto de que realmente exista-, y eso es algo que escapa de las manos de nuestros acogotados o cómplices (tachar lo que no proceda según casos) gobiernos occidentales, aunque ya se han dado algunos pasos para pactar una salida con quienes realmente tienen la sartén por el mango.

De todas maneras, y mirando la composición del nuevo Gobierno español, parece claro que Zapatero se ha enmendado a sí mismo y ha echado mano de gente segura y fuerte. Ahí está Pérez Rubalcaba, el fuerte entre los fuertes, promocionado a primer ministro in péctore. Y Ramón Jáuregui, veterano de mil batallas internas en los años ochenta y noventa, un hombre siempre al servicio de quien mande. Y Valeriano Gómez, un desconocido para la ciudadanía pero con buen enganche y cierto peso en los medios sindicales profesionalizados.

En línea con este reforzamiento, Zapatero ha soltado lastre degradando a dos ministras-florero:Bibiana Aído, de "Igualdad" y Beatriz Corredor, de "Vivienda", rebajándolas a Secretarias de Estado a las órdenes de otros ministros. Se conoce que como hay mucho paro en el país el presidente no ha querido aumentar las cifras, y les ha mantenido el sueldo a las dos pero quitándoles los juguetes creados a medida y perfectamente inútiles que manejaban.

También sale por la ventana Celestino Corbacho, presunto ministro de Trabajo y presunto dirigente del PSC. Es obvio que tal como están las cosas ni Pablo Iglesias habría sido capaz de enderezar ese ministerio; cuanto menos un fugado del andamio, de cuya mentalidad y actitud dio cuenta públicamente su mujer hace algún tiempo durante la fiesta del 30 aniversario del PSC, al proclamar lo feliz que se sentía habiendo alcanzado lo máximo como mujer, que es "ser esposa de un ministro" (sic). No se entiende tanto la defenestración de Elena Espinosa, una mujer trabajadora y discreta aunque carente, eso sí, de apoyos mediáticos o tribales.

Y desde luego, no sorprende que el presidente haya prescindido finalmente de María Teresa Fernández de la Vega. Esta mujer se ha abrasado apagando fuegos y poniendo la cara allá donde la frivolidad de su jefe o la estulticia de algunas de sus compañeras de gabinete lo requería (recuerden sus comparecencias ante la prensa cuando el caso de la gripe A, luego de haber tenido que sacar de delante de los medios a Trinidad Jiménez). En su día se la consideró una excelente alternativa sucesoria a Zapatero, pero esa función de bombera ha terminado con sus posibilidades. Además, había demasiada gente empeñada en echarla; ahí está Pedro J. Ramírez, director del periódico de extrema derecha El Mundo y sorprendente consejero áulico de Zapatero desde al menos 2004 (aunque también uno de los principales perdedores en esta remodelación ministerial al no haber podido impedir el ascenso de Rubalcaba, que pone en peligro la vuelta al Gobierno español del Partido Popular).

El fichaje de Rosa Aguilar, ex dirigente de IU, me temo que es puramente cosmético, tal como indica el poco peso político del cargo adjudicado, ministra de Medio Ambiente. Aguilar daba para mucho más.

Inenarrable sin embargo, la entrada en el Gobierno de Leire Pajín como ministra de Sanidad, una zapaterada que viene a compensar el cierto desguace habido en la "casa de muñecas" monclovita con las salidas de Aído y Corredor y el aparcamiento de las ambiciones de Carmen Chacón, compuesta y sin vicepresidencia que la lance en la carrera de la sucesión de Zapatero. Leire Pajín viene a disputarle además a la Chacón esa condición de "musa progre juvenil" que cultiva con tanto esmero la actual ministra de Defensa. A sus 34 años, el descaro, la ambición y el morro (cara dura) que le echa a la vida y a la política la "señorita Pajín", como diría Alfonso Guerra, corren paralelos a su vacuidad, indocumentación y ganas de figurar. Poner el ministerio de Sanidad en sus manos sería un acto de irresponsabilidad suprema sino fuera porque las competencias de esa casa hace tiempo que pasaron en su práctica totalidad a las Comunidades autónomas, lo que le convierte en un juguete idóneo para promocionar "barbies" sin experiencia humana ni política.

Y hablando de feministas de hojalata, ahí tienen a "la Trini", como ella misma gusta de nombrarse, convertida en ministra de Asuntos Exteriores. Que Moratinos necesitaba ser relevado es evidente, dado lo quemado que ha terminado el hombre tras seis duros años de intenso trabajo. Pero que su sustituta sea Trinidad Jiménez convierte el asunto en un mal chiste. Jiménez viene de ser derrotada por un casi desconocido en unas primarias territoriales del PSOE, en las que Moncloa y el aparato del partido se habían volcado en su favor; el premio a un nuevo fracaso de la pizpireta y retrechera Trini es una vez más, el salto hacia arriba. Uno se barrunta, con todo, que con este nombramiento lo que Zapatero hace es reservarse para sí la cartera de Exteriores, cargo al que seguramente se dedicará en lo que queda de legislatura dejando la política interna española en manos de Pérez Rubalcaba.

El ascenso imparable de Rubalcaba en fin, es una apuesta por la única vía que puede salvar al PSOE y a la izquierda española de un desastre electoral sin precedentes en 2012. Si los famosos "mercados" dan por bueno el nuevo Gobierno que ha pergeñado Zapatero y aflojan la presión en torno al cuello de la economía y las finanzas españolas, y si ETA iniciara pronto la vía a su disolución (cosa que seguramente tiene mucho que ver con lo anterior; al cabo en la globalización, y seguramente antes también, mercados, terrorismo e imperialismo no dejan de ser todo una misma cosa), las posibilidades del Partido Popular de retornar al poder por vía democrática podrían reducirse a cero. La crisis entonces, cambiaría de acera.

En la fotografía, Alfredo Pérez Rubalcaba, vicepresidente, ministro de Interior y portavoz del Gobierno.

martes, 8 de enero de 2008

Cuestión de proporciones


Creo que son de sobras conocidas mis nulas simpatías por la Guardia Civil. Siempre he pensado que uno de los errores fundacionales de González como presidente del Gobierno español fue no haber disuelto cuando podía ése instituto armado y también la Legión, dos símbolos del oprobio franquista cuya adaptación a la democracia ha sido, por decirlo suavemente, más que dudosa; basta recordar episodios como el 23-F o los desplantes de algunos mandos legionarios, para no hacerse mayores ilusiones sobre el alcance real del reciclaje de esos dos cuerpos a un régimen político de libertades.

Por lo demás, y lamentablemente, las acusaciones de torturas y malos tratos contra los cuerpos policiales en España no se circunscriben ni históricamente ni en el presente en exclusiva a la Guardia Civil; absolutamente todos los cuerpos policiales estatales y autonómicos se han visto de un modo u otro involucrados en episodios de esa clase. El último informe anual de Amnesty International sobre España es verdaderamente alarmante. Con todo, pocas veces llegan a dictarse condenas firmes, y cuando éstas se producen casi nunca desmienten la sensación de impunidad que suele rodear éstos sucesos. Recuérdese como se saldó judicialmente el gravísimo asunto del agricultor apaleado hasta la muerte en un cuartelillo almeriense.

El terreno está pues más que abonado para que cuando salta un posible caso de eso que pudorosamente los medios llaman “presuntos malos tratos”, la opinión publicada inmediatamente piense mal, y desgraciadamente tenga muchas probabilidades de acertar al hacerlo así. En la lucha antiterrorista en España, y posiblemente por la propia naturaleza oscura y brutal del conflicto, los casos de torturas y aún de lo que los organismos internacionales de defensa de los Derechos Humanos llaman “ejecuciones extrajudiciales” han menudeado hasta fecha reciente. El episodio de los GAL, al margen de la utilización indecente que de él hicieron los medios y círculos que apoyan el terrorismo etarra codo con codo con la derecha política y mediática española, señala un hito real en una larga cadena de actuaciones delictivas protagonizadas por personas concretas que, a pesar de vestir uniforme y ser teóricos defensores de la colectividad ciudadana, han conculcado de modo reiterado cualquier legalidad, reproduciendo los comportamientos delictivos de los propios terroristas.

Sabemos desde hace tiempo, con todo, que en el mundo de ETA la denuncia sistemática de torturas y malos tratos es una estrategia –una más- de lucha contra el Estado. Y hay que reconocer que les ha dado buenos réditos, sobre todo entre aquellos que proclamándose “equidistantes” pero sintiéndose parte del llamado “conflicto vasco” tienden a conceder mayor crédito a una organización de asesinos que a quienes luchan contra ellos.

Hoy nos enfrentamos, sin embargo, a unos hechos que necesitan urgente aclaración. Dos etarras son detenidos en un control de la Guardia Civil, y unas horas después uno de ellos ingresa en un hospital con una costilla rota, daños en un pulmón y hematomas. Las versiones que se han ofrecido han ido variando hasta que Pérez Rubalcaba ha establecido la versión oficial “según lo que me ha transmitido la Guardia Civil” (importantísimo matiz del ministro; la versión por tanto no es propiamente del ministerio, sino del instituto armado); en síntesis, los etarras se habrían resistido a ser detenidos y como consecuencia de ello hubieron de ser reducidos por la fuerza, por lo que hubo intercambio de golpes entre ambos bandos. La bisoñez de los etarras –que al parecer acababan de recibir las armas, y las transportaban aún envueltas-, les habría llevado a afrontar la situación de modo cambiante, de la pasividad al enfrentamiento físico; de ahí supuestamente sus lesiones. Cabría esperar por tanto que algunos de los guardias también hubieran sufrido daños en la pelea, pero resulta que no hay parte médico que lo certifique y ni siquiera se ha hecho referencia verbal hasta ahora a tal posibilidad.

Es obvio que después del reciente y salvaje asesinato al más puro estilo mafioso de dos guardias civiles en Capbreton –llevados a punta de pistola a su coche, interrogados una vez en su interior, y luego asesinados con un tiro en la cabeza: ¿no es ésta una forma extrema de tortura?-, los agentes de ése cuerpo no estén para muchos miramientos en las detenciones de etarras. Sorprende por otra parte el cinismo y la hipocresía conque los partidos del tripartito vasco y aledaños han acogido la noticia, poniendo el grito en el cielo por lo que tiene todas las trazas de ser una paliza, cuando tras el doble crimen de Capbreton ni abrieron el pico más que para despachar las consabidas condenas rituales, y no todos. Realmente es horrible que a un ciudadano aunque sea un terrorista le rompan una costilla y le provoquen un enfisema pulmonar, y más todavía si los causantes de esa brutalidad son servidores del Estado; lógicamente, debería procederse a depurar responsabilidades cuanto antes. Pero parece obvio que no hay proporción entre el escándalo que se está intentando gestar en éste caso, y el silencio cómplice o las condenas con la boca pequeña con que se acogen los asesinatos cometidos por los miembros de ETA, no sólo por parte del mundo etarra sino también por muy respetables círculos nacionalistas vascos y aún de cierta izquierda española.

Al cabo, todo es cuestión de proporción, o de proporciones mejor dicho. Los mismos que aplauden los infames asesinatos de ETA, ahora se rasgan las vestiduras cual coro de farisaicas vestales porque dos etarras al ser detenidos probablemente recibieron una paliza a manos de sus captores; la malicia y la desproporción son tan evidentes, que deberían avergonzar a quienes así proceden. Como desproporcionado y malicioso es sacar a pasear por enésima vez el espectro del GAL aprovechando la circunstancia, y ya puestos bautizar a Pérez Rubalcaba como “el ministro portavoz del GAL”, produciéndose así curiosas sintonizaciones agit-prop entre fuerzas políticas aparentemente sin conexión, y que dan que pensar. Es obvio, en fin, que el mundo de ETA está furioso por el fracaso del proceso de paz –un proceso que ellos mismos dinamitaron en la T-4 por falta de agallas para seguir adelante-, y que tras tantos errores necesitan ansiosamente algo donde agarrarse; la costilla rota de un tal Portu seguramente les ha parecido un asidero enviado por el Cielo, y no van a soltarlo fácilmente.

De la inteligencia de Pérez Rubalcaba cabe esperar que desactive la campaña en ciernes, depurando lo antes posible las responsabilidades a las que haya habido lugar.

viernes, 4 de enero de 2008

Hay que clonar a Alfredo


Cuando hace poco más de año y medio Alfredo Pérez Rubalcaba fue nombrado ministro de Interior y cesó en su cargo de Portavoz parlamentario, dejando de ser por tanto el principal muñidor socialista en Las Cortes, todo el arco político lamentó perder su experiencia y su clase en la negociación dentro y fuera del Congreso.

Eso sí, antes que en Interior, muchos habríamos preferido verlo entonces en Defensa (poniendo orden en los cuarteles, algo alborotados en aquellos días) o en Justicia (donde alguna vez habrá que meter la escoba y la lejía a fondo). Le tocó Interior en el momento en que se necesitaba un brazo fuerte y una cabeza de prestigio en ése ministerio que pilotara la negociación con ETA, pero quedaba la sensación de que al meterle allí se estaba desvistiendo a algunos santos y perdiendo la posibilidad de vestir adecuadamente a otros. Y es que Alfredo es sino un personaje insustuible, sí lo más parecido a eso que hoy por hoy tiene el PSOE.

Pérez Rubalcaba jamás ha aspirado a ser número uno de nada en su partido ni con seguridad lo será nunca, porque su voluntad -al contrario de tantos otros- es la de servir a su gente y a su país, y no servirse de ellos para sus propios fines. Terriblemente honesto y eficaz, cada vez que sube a la tribuna del Congreso corta más de una digestión en las bancadas de la derecha (que como es sabido, son ocupadas por otros grupos además de por el PP). Alfredo es además uno de los últimos socialdemócratas reales que quedan en los niveles dirigentes del PSOE, lo que le hace todavía más atractivo para unas bases hartas de la pandemia de social-liberales y "progresistas" sin ideología que anegan los despachos del Partido Socialista.

De su talante, como se dice ahora, da cuenta la respuesta que me dio al mensaje mediante el cual le felicité por su actuación durante la comparecencia de Zapatero ante la Comisión Investigadora del 11-M, sesión en la que Alfredo aplastó sin compasión al portavoz del PP, Eduardo Zaplana. "Se lo debíamos a las víctimas", me dijo. Efectivamente, así era: le debían a las víctimas el poner al PP frente a sus responsabilidades políticas, y Pérez Rubalcaba saldó la deuda en una tarde memorable.

En resumen, si Pérez Rubalcaba no existiera habría que inventarlo. Como ya existe, lo mejor sería clonarlo para que pudiera ejercer simultáneamente la mayor cantidad de responsabilidades posibles. La libertad y la democracia saldrían ganando con unos cuantos Rubalcabas más.