martes, 8 de diciembre de 2009

Caso Arona: del linchamiento mediático y policial como una de las bellas artes


Un demoledor artículo de José Yoldi en El País de hoy denuncia la cadena de insensateces bestiales que han llevado a la picota pública a un pobre chico canario que pretendía salvar la vida de su hijastra. Sucedió en el municipio tinerfeño de Arona, pero podría haber pasado en cualquier parte de esta España babeante de morbo e histerizada hasta el delirio.

Los hechos se resumen así:

Primer acto:
Una niña de 3 años cae de un columpio y se golpea la cabeza. Su madre y su pareja la llevan al médico; éste dice que la niña sólo tiene un golpe sin importancia, le da una aspirina y la manda a casa, asegurando que en un par de días estará corriendo por la calle.

Segundo acto:
Como la niña empeora y se queja de la cabeza, seis días después su padrastro la lleva a urgencias, adonde la cría llega en estado preagónico. El médico que la atiende dictamina que la criatura tiene secuelas de haber sufrido palizas, que tiene lesiones vaginales y anales y que ha sufrido quemaduras con cigarrillos. El padrastro es detenido por la Guardia Civil. La niña fallece a poco de ingresar.

Tercer acto:
La Guardia Civil interroga hábilmente al que no olvidemos es, en el peor de los casos y mientras no sea juzgado por un tribunal, un presunto violador y asesino. Se le presiona durísimamente para que reconozca la autoría del supuesto crimen, y según el detenido llegan a enseñarle las fotos de la autopsia de su hijastra mientras le gritan que confiese; como ven, hay cuerpos policiales por los que no pasan los siglos ni los regímenes políticos. El acusado, tozudo, no confiesa y no se mueve de su versión: la niña murió como consecuencia de una caída fortuita.

Cuarto acto:
Los medios de comunicación y singularmente las televisiones, entran a saco en el caso. Sobre una foto del detenido un periódico titula: "La mirada de un asesino". Otro diario afirma que en los interrogatorios el acusado negaba haber sometido a prácticas sexuales a su hijastra, pero que había reconocido las quemaduras y las palizas. En programas de televisión aparecen vecinas que aseguran estar al tanto de los malos tratos inflingidos por aquél monstruo a la criatura. Diversas asociaciones y grupos convocan manifestaciones de repulsa, y se pide la pena de muerte para esta clase de delitos.

Quinto acto:
Se hace pública la autopsia del cadáver de la niña. Los médicos forenses confirman la versión del padrastro: la niña murió como consecuencia de los efectos diferidos del golpe en la cabeza. No hay rastro de desgarros vaginales ni anales, ni tampoco de quemaduras con cigarrillos. Algunos problemas en la piel son perfectamente atribuibles a alergias, erupciones y similares.

El ridículo de los implicados (médicos, Guardia Civil, medios de comunicación, asociaciones...) es tan monumental, que todos callan como muertos. Sólo algunos periódicos considerados como "serios" piden disculpas en nombre del gremio.

Sexto acto:
El juez que lleva la causa que nunca debió comenzarse, se emperra en que siga la fiesta. Este individuo, de nombre Nelson Díaz, sigue sin archivar el proceso a pesar de que los dictámenes forenses han acabado de manera concluyente con cualquier resquicio indiciario que permitiera dar paso a una causa penal. Una verdadera lástima, porque de seguir la causa adelante el señor juez hubiera chupado más cámaras de televisión que un actor de moda.

Ni corto ni perezoso, el señor juez don Nelson Díaz dictamina "libertad provisional sin fianza" para el acusado y la obligación de presentarse cada 15 días en el juzgado. Si no hay delito ¿por qué no ha archivado el proceso y pedido disculpas al injustamente incriminado?.

Séptimo acto:
El joven que ha vivido este calvario termina hospitalizado, porque no hay salud mental que aguante lo que él ha pasado. Su abogado dice que van a ir a por los médicos, a por la Guardia Civil, a por los medios y a por cuanto carroñero ha intentado sacar beneficio de este asqueroso asunto (ojalá incluyan en el paquete a unas cuantas de esas vecinas lenguaraces, que explican con delectación ante la cámara atrocidades que sólo existen en sus delirantes imaginaciones).

Yo dudo mucho de que alguien se vaya a ver obligado a colgar la bata de médico o el tricornio de guardia civil por este caso. Hay tantos precedentes de "errores" semejantes tras los cuales sus autores lograron plena impunidad, que uno descree de que por una vez se vaya a hacer justicia. A estas alturas, lo único que cabe desear es que dejen en paz al chico, y que pueda rehacer su vida si le resulta posible. Por cierto, ya hay una televisión privada que le ha ofrecido hasta 300.000 euros por ir a su plató a explicar su drama, ese mismo que gentuza como ellos crearon de la nada.

2 comentarios:

Celemin dijo...

Lamentablemente, hay muchas vecinas, Joaquim y muchos telecincos y ABCs en este país. Y también muchas señorías ávidas de protagonismo televisivo. Y más lamentablemente, el coorporativismo impide que se limpie toda la gentuza que hay en este país.

Salud y ventaja

Anónimo dijo...

Lo único que les importa es vender. Mientras mas ejemplares del periódico mejor, el resto, el destrozar la vida de una persona poco importa, ¿qué mas da que un ser humano tenga que ser hospitalizado por lo que ha sufrido, si hay buenos ingresos?.

Es francamente repugnante, tanto los periodistas que hablan sin constatar si son verdad los hechos que van a publicar, como la guardia civil que siempre tiende a dar como verdad lo mas escabroso, antes que pensar en la inocencia del individuo. Y luego están los dos imbeciles de médicos, tanto el que alegremente dice que la niña no tiene nada, como el que dijo que habia tantas pruebas. Estos tipos merecen un buen castigo, porque ya está bien, que por su dejadez e incompetencia mueran tantas personas, ¿por qué no se les muere con la misma facilidad las que ellos consideran importantes o que son personas conocidas como artistas, políticos, deportistas etc.?.

Aunque a muchos deportistas tambien se los cargan por motivos, que suele ser tambien, el cochino dinero y la fama.

"El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños".

Este magnífico pensamiento que tu has puesto en tu precioso libro, deberia estar mas extendido.
Actualmente hay poca belleza en los sueño de muchas personas en los que anida solo el ansia del poder y el dinero.

Un abrazo y te aseguro que es un lujo tener tu libro.

Marian