Mostrando entradas con la etiqueta comunismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta comunismo. Mostrar todas las entradas

martes, 20 de diciembre de 2011

El esperpento monarco-comunista nordcoreano entra en una nueva etapa



La muerte de Kim-Jong-Il, por sarcástico alias "el Querido  Líder", abre una sucesión de interrogantes sobre el régimen monarco-comunista instaurado en Corea del Norte por el padre del sátrapa fallecido hace unos días, quien fuera el fundador de esta asombrosa dinastía de tiranos asiáticos: el no menos siniestro Kim-Il-Sung.

Kim II -le llamaremos así para abreviar, y porque los numerales son lo propio de los reyes-, ha muerto a los 69 años, tras solo 17 de disfrute en solitario del poder, que ha ejercido al modo disparatado propio de la casa hasta extremos delirantes aunque su padre Kim I había dejado el listón muy alto en esa materia. El Querido Líder era un pájaro aficionado a coleccionar suecas rubias, coches de lujo y películas norteamericanas en vídeo, tres aficiones que le perfilan como un fetichista importante. Al parecer otra de sus pasiones fue el alcohol, que de algún modo habría incidido en varios de los problemas de salud que padecía.

Pero ya se sabe, el muerto al hoyo y el vivo al bollo. O lo que es lo mismo: a rey comunista muerto, rey comunista puesto. Desde hace algún tiempo Kim II había comenzado a promocionar al menor de sus tres hijos, un arrapiezo regordete y con cara de estúpido, de apenas 28 primaveras, que responde por Kim Jong-un, Kim III, y ya tiene alias: el Brillante Camarada. Sin embargo, desde que Kim III fue designado príncipe heredero sus hermanos mayores no dejaron de mostrar su incomodidad por el nombramento, secundados al parecer por sectores de las élites y sobre todo del Ejército. Nada nuevo en realidad en los regímenes comunistas: la típica lucha por el poder en el seno de las burguesías burocráticas dominantes que explotan en beneficio propio estos regímenes infames, agravada en este caso por la característica familiar. Mientras tanto el país malvive en la hambruna y la miseria, aunque eso sí posee armas atómicas operativas y un Ejército de un millón y medio de efectivos en un país de 23 millones de habitantes (el doble de soldados que su vecino Corea del Sur, aunque este tiene 48 millones de habitantes).  

Ya en tiempos de Kim I, el régimen nordcoreano dio por superado el marxismo-leninismo e implantó como ideología del país una extraña mezcla de comunismo de catecismo, misticismo oriental de origen chino y culto a la personalidad de esta dinastía de dioses vivientes, al que llaman "Juche", un sistema doctrinario que entre otras extravagancias ha comportado la implantación de un "calendario revolucionario coreano" paralelo al gregoriano, en el que el primer año coincide con el nacimiento del fundador Kim Il Sung (1912). En el ámbito internacional la dictadura nordcoreana es un régimen aislado desde hace décadas, un verdadero apestado al que ya no presta apoyo ni su antiguo protector, la República Popular China, cada vez más distanciada de él. Solo la Cuba del tardocastrismo ha intensificado unas relaciones con Corea del Norte que eran muy discretas antes del hundimiento del Imperio soviético y los regímenes comunistas satélites.

Económicamente Corea del Norte no es más que un montón de escombros, con un presupuesto nacional absorbido por las Fuerzas Armadas y los aparatos represivos del régimen. Hace algo más de un año el máximo responsable de la economía nacional fue ejecutado por orden de Kim II, siguiendo esa tradición de toda satrapía que se precie de descargar en un cabeza de turco la responsabilidad del fracaso colectivo de un sistema por otra parte insostenible, en el que la voluntad del Querido Líder se sitúa a años luz por encima de la del resto de seres humanos que han tenido la desgracia de vivir bajo su férula. Hay documentales que muestran de modo dramático la huida clandestina de norcoreanos hacia China (!) en busca de mejora para sus posibilidades de supervivencia económica y de márgenes de libertad de los que carecen por completo en su país de origen. Y es que comparada con Corea del Norte, la actual China es un paraíso de prosperidad y libertad.

Con estas variables el futuro para el país resulta incierto, y por tanto el peligro de desestabilización de la zona es real. La clase dominante de Corea del Norte puede tener la tentación de huir hacia adelante y provocar un conflicto internacional de dimensiones incalculables, como modo de fortalecer la unidad interior desviando la atención de la población de los problemas reales que la agobian. Para EEUU por otra parte, este país pequeño y manejado por dirigentes agresivos fue y sigue siendo uno de los integrantes más calificados del bautizado por George Bush hijo como "Eje del Mal". También los norteamericanos y sus aliados coreanos del sur y japoneses pueden sentirse tentados de pasar cuentas con un régimen que desde los años cincuenta constituye una tenaz piedra en el zapato de la expansión capitalista en el Lejano Oriente, y al que la muerte de Kim II y su sucesión pone en graves dificultades. Técnicamente EEUU y Corea del Norte siguen en guerra, como lo prueban los numerosos y casi ininterrumpidos incidentes militares en la península coreana y aguas adyacentes. El polvorín está atestado de tropas y armas, basta conque alguien especialmente idiota o marcadamente criminal aplique una cerilla.

En la imagen que ilustra el post, adolescentes nordcoreanas miembros del Ejército marcan el ridículo paso de desfile propio de las Fuerzas Armadas de Corea del Norte.

viernes, 24 de abril de 2009

Julio Anguita en su orilla. Respuesta a Elisa Serna a propósito de un artículo de Javier Pradera

Elisa, convendrá usted conmigo en que el hecho de que Javier Pradera haya sido comunista no le invalida para opinar sobre los comunistas, sobre quienes dicen serlo e incluso sobre Julio Anguita. Espero que no sea eso lo que quiere dar a entender usted en su primer párrafo, porque si así fuera no vale la pena que siga leyendo.

Evidentemente considero el artículo (no “articulito”, mal que le pese) de interés, de mucho interés, porque desvela algunos mecanismos mentales que mueven la personalidad y las acciones de un individuo, Julio Anguita, que ha ocupado un lugar destacado en eso que el profesor Ramón Cotarelo llamó en su día “el golpe de Estado difuso”, la conspiración que allanó el camino al poder de la derecha neofranquista española, entonces encabezada por José María Aznar. Y además lo hace dando referencias que permiten saber de dónde sacó originalmente Anguita esas ideas: de su adhesión a la ideología falangista primero, y después al más sobado de los estalinismos (falangista temprano y tardío leninista, ya sabe). Y naturalmente no puede menos que referirse a la cópula final de ambas ideologías en ese esperpento llamado “teoría de las dos orillas”, coartada ideológica mediante la cual Anguita y sus secuaces intentaron justificar su papel vicario en la “pinza” que llevó al PP al gobierno en 1996.

Y en fin, efectivamente el anticomunismo está completamente anticuado… tanto como los comunistas de estricta observancia, suponiendo que quede alguno tras la caída del Muro de Berlín y el conocimiento urbi et orbe de en qué consistía de verdad eso que fatuamente sus intelectuales orgánicos llamaban antaño “el socialismo realmente existente” (sic): tiranías, corrupción, mentiras, fracasos… todo eso que resume perfectamente la Cuba de los hermanos Castro, para entendernos.

Obviamente, mi respeto para todos los comunistas que en nombre de un ideal que sentían dentro de sí (y nada tenía que ver con lo “realmente existente”) se dejaron la piel luchando contra el fascismo, de Madrid a Stalingrado. Y también para cuantos como Javier Pradera, Jorge Semprún, Fernando Claudín, Jordi Solé Tura y tantísimos otros descubrieron un día que su ideal nada tenía que ver en realidad con el “socialismo realmente existente”, y obraron en consecuencia.

Es por todos ellos precisamente que me repugna el que Anguita se llame comunista. ¿Me entiende usted, doña Elisa Serna?.

La fotografía que ilustra este post muestra al ministro nazi de Exteriores, von Ribbentrop, recibiendo al Comisario del Pueblo para Asuntos Exteriores soviético, Molotov, en la estación de Anhalt (Berlín), el 12 de noviembre de 1940..

martes, 20 de enero de 2009

Putin va de caza


Leo esta mañana en Le Monde que un abogado y una periodista que le acompañaba, ambos rusos, han sido abatidos a balazos en pleno centro de Moscú. Según el diario francés, el abogado era especialista en crímenes de guerra cometidos en Chechenia; la periodista era una chica de apenas 25 años, que le estaba entrevistando.

El abogado se llamaba Stanislav Markelov. Acababa de dar una conferencia de prensa en la que denunció la puesta en libertad de un coronel ruso condenado a 10 años de prisión por un crimen de guerra en Chechenia. La periodista trabajaba para Novaia Gazeta, la publicación en la que trabajó asimismo Anna Politkovskaia, asesinada en octubre de 2006 por denunciar las implicaciones de los estamentos oficiales rusos en las barbaridades cometidas durante las dos guerras de Chechenia.

La atroz falta de garantías en la Rusia contemporánea no es sino la continuidad pura y dura de la existente en otros tiempos, anteriores a la caída del Muro de Berlín, y un claro síntoma de que los cambios habidos en ese país han sido sólo superficiales, puro maquillaje. Al frente del poder ruso real figura Vladimir Putin, un antiguo miembro del KGB entrenado en la vieja RDA, un hombre crecido por tanto en el núcleo mismo de la antigua burocracia soviética. El comunismo como excusa ideológica de la clase dirigente rusa desapareció, pero el ejercicio del poder continua en manos de la misma burguesía de Estado que lo detentaba en la época soviética. Sus métodos siguen siendo los mismos: el crimen y el terror, en alianza con mafias que abarcan toda clase de negocios legales e ilegales.

Rusia continua así una historia de opresión y sufrimiento, de la que el pueblo ruso no consigue liberarse.

martes, 16 de octubre de 2007

El Ché en Badalona


En El País coinciden un buen artículo de Josep Ramoneda sobre el mito del Ché Guevara y su permanencia en el tiempo, con una noticia chusca relacionada con el mismo personaje y más propia del Celtiberia Show de Luis Carandell que de las páginas de un diario serio.

Con palabras mesuradas viene a decirnos Josep Ramoneda que el mito guevarista tuvo la "suerte" (quizá por elección propia más o menos consciente) de que quien lo encarnó en vida fuera muerto a balazos relativamente joven, sin tener tiempo de contaminarse con todo lo que vino después, sobre Cuba y sobre la izquierda comunista mundial.

Hay quien cree que si el Ché viviera hoy estaría "pegando tiros en Sierra Maestra", como una vez me dijo un joven mulato en El Malecón de La Habana mientras echábamos unos tragos de ron matarratas hace ya 11 años. Es decir, el Ché habría sido capaz de mantener su integridad por encima de todo y de todos. Mi madre por contra, opina que si Ernesto Guevara viviera sería otro viejo burócrata cubano corrompido y falsario, en los estertores de un régimen que en los modos y en los contenidos tanto recuerda la decrepitud del franquismo terminal.

Para Ramoneda la persistencia del recuerdo del Ché se debe a una extraña mezcolanza de romanticismo barato y mercadotecnia comercial, que en su día arrancó con la famosa foto de Korda. Quizá si viviera Guevara fuera hoy una persona víctima de su personaje, como tantos otros que alcanzaron el estrellato político-mediático en los turbulentos años sesenta; sólo hay que ver en qué se ha convertido su antiguo camarada de armas Régis Debray, por ejemplo.

La noticia tontorronamente surrealista relacionada con esta supervivencia del mito se refiere al jaleo organizado en Badalona por una propuesta de un "grupo de vecinos" -en realidad, la organización local de Esquerra Unida i Alternativa (EUiA)- de que una nueva estación del metro en su ciudad sea bautizada con el nombre de Ché Guevara. La estación en cuestión está en el barrio de la Salut, barrio obrero y de larga tradición izquierdista donde los haya, y los promotores de la idea piden que sea nombrada oficialmente como "Salut Ché Guevara", lo que no deja de tener un componente divertido.

Lo malo es que, al parecer, las "fuerzas vivas" locales -eso que nuestros catalanistas se empeñan en llamar amablemente "la sociedad civil catalana"- ha recibido la propuesta como una patada en sus partes nobles. Si la oposición de CiU i PP se podía dar por descontada -la derecha es la derecha, obviamente- lo que nos ha dejado a todos, badaloneses o no, con la boca abierta es que los socialistas de Badalona, después de haber comprometido su apoyo a la propuesta, ahora se manifiesten en contra. En cuanto al Gobierno tripartito catalán, al principio parecía que decía que sí y ahora dice que ya veremos.

No tengo a mano el callejero de Badalona, pero seguro que si le damos una ojeada encontraremos en él -como en cualquier otra población catalana, comenzando por su Cap i Casal, Barcelona- la típica nómina de curas, políticos, empresarios, escritores, artistas y el largo etcétera habitual de burgueses, con diferentes grados de catalanismo eso sí. Lo curioso es que Badalona -como Barcelona, y como la práctica totalidad de las grandes ciudades catalanas-, está gobernada por las izquierdas desde hace casi 30 años; pues a pesar de ello, les desafío a que, callejero en mano, elaboren dos columnas: a un lado, las calles con nombres de burgueses catalanes con pedigree, del otro la de izquierdistas del país o foráneos. Verán que los primeros vencen por goleada.

En fin, desde aquí me sumo a la iniciativa de ese grupo de vecinos de la Salut, y espero que finalmente puedan bautizar oficialmente a su estación de metro como Ché Guevara. Al cabo está en su barrio, y son ellos quienes tomarán ese transporte a diario, pues no creo que los burgueses de Badalona -que también los hay, vistas las reacciones- usen medios tan proletarios.

Y porque como diría alguien, "malgré tout" el Ché era uno de los míos, qué carajo.