jueves, 18 de diciembre de 2008

A Franco lo bajan del caballo, por fin


La última estatua ecuestre del que fuera el mayor asesino de la historia de España, ha sido retirada esta mañana por operarios municipales de su ubicación en la plaza del Ayuntamiento de Santander. Para que el rastro de esta bestia desaparezca por fin del paisaje urbano español, han tenido que transcurrir 72 años desde el golpe de Estado militar que le llevó al poder tras una salvaje guerra contra su propio pueblo, y 33 desde que el dictador falleciera en su cama de muerte natural.

De todos modos, no canten victoria todavía: el callejero de un buen racimo de ciudades y pueblos españoles continua teniendo vías y espacios urbanos dedicados a la memoria de este criminal y de sus secuaces y sicarios más destacados. Y muy cerca de Madrid, sigue en pie y abierto al público el mastodóntico mausoleo que este faraón rechoncho y de voz atiplada se levantó en vida a mayor gloria propia y en el que sus cenizas reposan bajo toneladas de mármol, para escarnio de tantos miles de compatriotas asesinados y arrojados a fosas comunes anónimas cavadas en las cunetas de todo el país.

2 comentarios:

Jesús Herrera Peña dijo...

Pues sí, de acuerdo con tu artículo, pero yo no dejo de sentir en mis centros una cosa así como una contradicción. Por un lado, me alegro de esas descabalgaduras, a la vez que me pronuncio porque ya, a estas alturas, bien pudieran quedarse los símbolos como están; estamos demasiado acostumbrados a ellos, por lo que me da una vergüenza enorme de todos los españoles, yo incluido.

Les diría a los que cortan el bacalao: «No la toquéis más que así es la mierda». La mierda vergonzante para todos los españoles de ahora que no hemos tenido tiempo en 72 años (o en 33, según se mire), de poner las cositas un poquito en su sitio.

La Ley para la Memoria Histórica llega mal, llega tarde, llega avergonzada, timorata y cual patata recién sacada de la lumbre, va de mano en mano sin que nadie se la quede para, con al menos 33 años de retraso, se pueda hacer justicia sin pasar miedo ni vergüenza.

En fin..., no sé, no sé..., cada cual lo verá como le convenga. Yo en estas materias tengo alguna legitimidad para decir que ya se ha pasado el momento idóneo de poner las estatuas y las placas de calles en sus sitios.
Lo digo por esto: http://es.geocities.com/jherrepe/79.htm#04 y también por esto otro http://es.geocities.com/jherrepe/79.htm#14

Saludos.

Joaquim dijo...

Jesús, pienso que retirar toda esa mierda de las calles es algo que les debemos a personas con las que estamos en deuda. Me refiero como tales a las gentes del pasado que lucharon por la libertad y la democracia y pagaron con sufrimientos y hasta con la vida, desde luego, pero también a quienes vendrán detrás nuestro y tienen derecho a encontrarse un país libre de esos excrementos.

Y de paso, nosotros podremos borrar un poco la vergüenza de haber hecho en su momento tan poco, tan poco, que Franco se murió de viejo en su cama, cuando todos sus compinches habían sido barridos y ajusticiados en Europa 30 años antes.