lunes, 26 de febrero de 2007

Vacaciones en Guantánamo

Desde que se supo que policías españoles sin autorización judicial y bajo órdenes directas del Gobierno Aznar, habían participado en los interrogatorios de presos de varias nacionalidades secuestrados en el "chupadero" de Guantánamo -no es difícil imaginar en qué condiciones para los presos debieron efectuarse esos interrogatorios-, uno tiene la impresión de que el procesamiento de José María Aznar por crímenes de guerra se acerca a pasos agigantados.

En los desagües de las salas donde se llevan a cabo los "hábiles interrogatorios" que tienen lugar en ese escarnio a toda garantía jurídica que es Guantánamo, han terminado por desaparecer finalmente los últimos restos de la credibilidad de Aznar, si es que todavía le quedaba alguna a quien decidió abrasarla entera en el altar del GAL a escala planetaria organizado por los neocons estadounidenses. Hasta el FBI ha manifestado estar escandalizado por lo que sus hombres han visto ahí.

Así, el perfil que se nos va revelando de José María Aznar en relación con sus amigos norteamericanos a partir de septiembre de 2001 es simplemente el de un sayón por cuenta ajena, apenas un manporrero de segunda división -él, que nos prometió "sacar a España del rincón de la Historia" para sentarla a la mesa de los más poderosos e incluso poder poner los pies encima de ella-; un meritorio de medio pelo al que se le encargaron faenas sucias y de nulo lucimiento. Qué decepción.

Ciertamente, ya sabíamos desde hace un año que los aeropuertos españoles fueron escala técnica y de descanso de decenas o tal vez centenares de vuelos de la CIA y de otras agencias estadounidenses en sus transportes de secuestrados de una cárcel secreta a otra, y que ésta no es precisamente una tarea de gran nivel, de ésas que suelen reservarse a un "aliado preferencial"; en ese cometido vicario la España de Aznar estuvo en la línea de países políticamente tan poco ejemplares como Macedonia, Rumanía, Polonia, Afganistán y Tailandia, por poner solo unos ejemplos plenamente identificados. Ahora nos enteramos de que se usaron funcionarios policiales españoles en "hábiles interrogatorios" en Guantánamo (¿alguien cree que en un limbo legal como ése, sin jueces, fiscales, defensores ni medios de comunicación a los que temer, los policías se limitan a preguntar cortésmente a los secuestrados?).

Veremos qué nuevas revelaciones nos deparará el futuro en relación a esa telaraña de terrorismo "antiterrorista". ¿Tal vez la existencia de cárceles secretas en suelo español, en bases militares norteamericanas o en dependencias plenamente españolas?.

Realmente la foto de las Azores ha salido muy cara. Un país que realizó un esfuerzo ímprobo por dejar atrás las miasmas de una dictadura rancia y criminal, y que en los años ochenta y primera mitad de los noventa logró un reconocimiento internacional que le situaba en su lugar verdadero, el de una potencia media sin contenciosos internacionales serios, insertada en Europa y bien relacionada con América Latina y con el mundo árabe, pasó a ser en menos de un lustro un verdugo por cuenta ajena embarcado en conflictos insospechados en escenarios donde carece de intereses propios. Como consecuencia lógica y colofón inevitable de esa política, la masacre terrorista del 11-M.

Hoy, un grupo de estudiantes ha recibido a Aznar en Oviedo vestidos con monos de color naranja y la cabeza metida en bolsas negras, en recuerdo de los torturados en Guantánamo. En sus pancartas llamaban a Aznar a pedir perdón por habernos metido en la aventura infecta de la guerra de Irak y cuanto ha llevado aparejada, y con ironía le invitaban a "pasar unas vacaciones en el paraíso" de Guantánamo.

Seguramente Aznar no irá nunca en persona a Guantánamo. Pero cada vez está más cerca de ir a La Haya.

2 comentarios:

Miranda dijo...

Qué alegría encontrarte!.

Lo voy a poner en el foraco y te enlazo en el blogo.
Te leo imponente como siempre.
Un abrazo.

M.

Anónimo dijo...

Un millón de gracias y otro abrazo para tí.