Oigo esta mañana en Radio Nacional (RNE) que el 25% de la economía española es economía "en negro". La cifra es extremadamente prudente, pues otras fuentes hablan de un tercio o más del monto total. Y sin embargo a pesar de su prudencia, significa que nada menos que cincuenta y siete mil millones de euros al año se mueven en esa economía sumergida, y por definición, ilegal, formada por los beneficios generados desde el tráfico de drogas y la prostitución hasta las chapuzas a domicilio y el llamado "top manta", pero también por buena parte de las operaciones de compraventa de viviendas, el traspaso y contratación de jugadores de fútbol o el cobro de los servicios prestados por tantos abogados o dentistas (por poner como ejemplo dos colectivos profesionales especialmente activos en este terreno). Así no es de extrañar que según esta información de RNE, España acapare el 25% de los billetes de 500 euros existentes. Estos billetes, conocidos popularmente como los "Bin Laden" -dicen que existen, pero nadie los ha visto- son los preferidos a la hora de realizar pagos en metálico fruto de operaciones en negro, es decir fraudulentas y, por tanto, delictivas per se.
Todo esto no es nuevo. Durante décadas, por ejemplo, se permitió escriturar por un valor inferior al real todos los pisos que se compraban, a fin de que las partes -singularmente el promotor inmobiliario que vendía- se ahorraran impuestos a pagar. Estas operaciones fraudulentas se realizaban ante ilustres notarios, que evidentemente cobraban un buen pellizco por sus servicios. Un robo al Estado realizado a plena luz del día, con pleno conocimiento público, y que sólo hace unos pocos años fue expresamente prohibido.
El experto consultado sugería como fórmula para acabar con la economía en negro que se liquiden las "rigideces" del mercado laboral, bajando impuestos a las empresas y rebajando especialmente las cotizaciones a la Seguridad Social. El descaro de nuestros "emprendedores" no conoce, pues, límites. Su obsesión por aumentar beneficios y eliminar "costes laborales" resulta ya de una insanidad que da grima; con todo, ocurre que ni siquiera satisfaciéndola hasta el punto de reimplantar la esclavitud se resolvería el problema, porque la realidad de nuestra economía negra va más allá del choriceo de nuestros empresarios y profesionales.
En realidad, la piedra angular de la economía negra en España radica en la articulación de tres grandes volúmenes de negocio, convertidos en ángulos de un triángulo equilátero: los tráficos delictivos, la inversión inmobiliaria y el turismo de masas. Si a ese triángulo añaden el fútbol profesional, perfectamente conectado con los tres a la vez, tendrán un dibujo certero del proceso de generación y lavado del dinero negro en España.
Volveremos sobre ello en otra ocasión.
2 comentarios:
No hay que preocuparse. Ahora Pizarro lo arreglara todo.
¿Qué te está pareciendo el "ultimo" del PP?.
¡Que personaje tan vulgar!. Es posible que entienda de llenarse los bolsillos pero mucho me temo que de nada mas.
Pizarro es un elemento extremadamente peligroso, porque a sus artes como profeta de la economía virtual une una capacidad para la demagogia y el populismo realmente notables.
Con todo, el discurso de Pizarro tiene la misma consistencia y credibilidad que el de un atracador de cajas de ahorro que pretendiera hacer creer que las desvalija en defensa de los intereses de las viejecitas impositoras.
Publicar un comentario