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viernes, 8 de abril de 2011

San Guardiola y su Barça no mean perfume sino euros



La noticia del mundo del fútbol español esta semana es que Josep Guardiola, el entrenador del FC Barcelona, está muy enfadado con los periodistas de TV3, la televisión autonómica catalana, y que no pierde ocasión de demostrárselo. Según Guardiola, le critican demasiado, afirmación que puede dejar patidifuso a cualquiera que no conozca el transfondo real del asunto pero que sepa un poco de las estrechas relaciones informativo-financieras entre la televisión feudo de la derecha catalana y el equipo de fútbol que constituye su "brazo desarmado".

Sucede que el desencuentro entre Guardiola y TV3 comienza a tener un cierto recorrido, sustentado en ciertas manifestaciones más o menos crípticas y ya recurrentes del entrenador del Barça en el sentido de que un día no muy lejano podría cambiar de aires, dejando de entrenar al equipo azulgrana para emigrar a otras latitudes futbolísticas, posiblemente italianas o inglesas. La culminación de estos dimes y diretes ha sido la aparición en los medios de comunicación españoles de un vídeo al parecer filtrado desde TV3, en el que Guardiola hace unas tajantes declaraciones a un medio italiano en el sentido de que "su ciclo en el FC Barcelona está finalizando". En el video se ve a un Guardiola que con todo desparpajo da por prácticamente finiquitado su período barcelonista, aunque lo más llamativo es que el hecho no parece apenarle mucho; más bien se le ve bastante harto del club de sus supuestos amores.

Al hacerse pública la entrevista italiana, Josep Guardiola ha manifestado que se trataba de unos declaraciones off the record y no destinadas por tanto a su conocimiento por el público. No las ha negado, naturalmente, porque en ellas se le ve y se le oye, hablando en un excelente italiano por cierto. Inmediatamente se ha desatado su enfado contra los periodistas deportivos de TV3.

La razón de todo esto radica en que efectivamente, hace tiempo que Guardiola se quiere ir del FC Barcelona y en que TV3 intenta impedirlo por todos los medios. ¿Por qué? Pues por la sencilla razón de que TV3 y el Barça viven en simbiosis económica total: la cadena pública catalana es uno de los principales sostenedores económicos del Barça, quien a su vez constituye su mayor fabricante de ingresos publicitarios a través de la publicidad de todo tipo que genera alrededor de sus partidos televisados y de la información "deportiva" asociada, que el medio se ocupa de difundir urbi et orbe a lo largo y ancho de su programación. Y Guardiola concretamente, es el mayor activo del tándem.

Ocurre que casi desde el nacimiento de TV3, esta televisión y el FC Barcelona han mantenido un contrato-programa que hasta las recientes guerras del fútbol entre empresas televisivas ha garantizado la exclusividad de los partidos y la información del Barça en régimen de monopolio en Catalunya para TV3. Sólo entre 2003 y 2008 TV3 transfirió al FC Barcelona 50 millones de euros por año. En 2009, TV3 aportó con carácter extraordinario 30 millones de euros al Barça, que junto a otros 30 aportados por Telefónica taparon el agujero que produjo en las cuentas azulgranas una sentencia judicial de ese año, que obligaba al club barcelonista a pagar 57 millones de euros a Sogecable en concepto de derechos sobre los ingresos percibidos de la UEFA y cedidos en su día por el club a esa empresa mediática. No les cansaré más, pero la consecuencia final de todos estos líos es que el ex presidente barcelonista Joan Laporta y los miembros de su Junta están demandados en los tribunales por la Junta actual, por no haber constituido avales comprometidos por valor de cientos de millones de euros. El hedor a estafa multimillonaria que se desprende en las cercanías del Nou Camp empieza a ser importante.

El caso es que una televisión pública lleva años transfiriendo fondos por valor de cientos de millones de euros allegados con los impuestos de todos a una entidad empresarial privada, cual es un club de fútbol. Esto se llama lisa y llanamente malversación de fondos públicos, y no crean que se hace a escondidas, qué va: luz, taquígrafos, publicidad, y sonrisas, muchas sonrisas. Así que ya ven, se cierran camas de hospitales públicos y se despide al personal sanitario, pero se sigue expidiendo a tutiplén la droga futbolística desde los aparatos informativos del Gobierno catalán, y quizá con mayor intensidad si cabe: a tiempos difíciles, mayor dosis de embrutecimiento. Y no se conforman con eso, como pueden ver: también meten la mano en los bolsillos de todos. Transferir fondos públicos por el concepto que sea desde un ente que forma parte de la Administración Pública a una empresa privada debería ser un delito tipificado en el Código Penal.

Vistos los intereses en juego ya no extraña tanto que si Guardiola intenta irse TV3 le apriete las tuercas para que se quede, haciendo públicas sus intenciones y forzándole de ese modo a rectificar públicamente. Es obvio que no van a permitir que se les marche por las buenas la gallina de los huevos de oro, el hombre que más y mejor vende en el mundo entero el producto FC Barcelona.

Y es que Guardiola y su Barça no mean colonia: mean dinero a espuertas.

domingo, 14 de febrero de 2010

Consideraciones sobre el laicismo francés


Ser católico en Francia es un asunto tan respetable como privado. Igual que ser protestante, judío, musulmán, seguidor del Spaghetti Volador o, desde luego, ateo. Hace siglos que la religión dejó de ser un problema para los franceses: mucho antes de su Revolución la separación Iglesia Estado era un hecho de facto, consagrado luego por las leyes republicanas del siglo XIX y primeros años del XX.

La fotografía que encabeza el artículo la tomé la semana pasada en la catedral de Lyon, una bellísima muestra de la mejor arquitectura gótica europea. A diferencia de los ruinosos templos españoles, las catedrales francesas resplandecen gracias a que al ser consideradas como bienes artísticos propiedad de la Nación, su conservación y mantenimiento corre por cuenta del Estado a través de los ayuntamientos. Como lugar de culto la catedral de Lyon celebra dos misas al día, incluidos los domingos; el resto del tiempo está a disposición de los visitantes y, como todas las iglesias francesas, tienen lugar en ella las actividades de carácter cultural y cívico que determina el gobierno de la comunidad local que la mantiene.

Fíjense en el cartel, por favor. Recurriendo a las más modernas técnicas comunicativas publicitarias, los responsables de la iglesia lyonesa hacen saber a los visitantes del templo que "la diócesis lyonesa no recibe ninguna subvención para sus curas y asalariados. Tu donativo es vital" reza el cartel, encabezado por un contundente: "100% puro donativo. Sin subvenciones añadidas", que imita con gracia y oportunidad los anuncios de zumos que vemos en la televisión.

Lyon no es un caso único. Por poner sólo otro ejemplo, hace un par de años tuve ocasión de observar en el interior de la catedral de Toulouse la multitud de carteles llamando a la solidaridad (no a la caridad) con los pobres del mundo, así como diversas convocatorias de grupos cristianos de base en apoyo de causas que los partidos de izquierda españoles no se atreven a sostener en público.

Cuando veo estas cosas en Francia me domina una enorme tristeza al comparar con esta España de nuestros pecados; España que desde siglos huele a cerrado y sacristía, como escribió don Antonio Machado. También me acuerdo de toda la parentela de aquél personaje mítico que probablemente nunca existió llamado Guifré el Pilós, señor feudal por delegación de una Marca fronteriza del imperio carolingio, del que dicen que aprovechando un momento de debilidad de sus señores decidió dejar de pagarles tributo y declarar la independencia de aquél condado entre montañas. ¡La faena que nos hizo el muy cretino a los catalanes de generaciones posteriores!.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Berlusconi se compra la televisión de El País


En el frenético baile entre empresas televisivas españolas (es un decir: en la mayoría de ellas anida de un modo u otro el capital extranjero), cara a posibles -y urgentes- fusiones, el cambio de parejas entre ellas ha llegado a sucederse a un ritmo vertiginoso. Y es que la crisis de ingresos publicitarios apreta tanto a las televisiones privadas, que ni siquiera el regalo de Zapatero al dejar sin publicidad a TVE en un futuro inmediato puede compensar la fuerte caída de ingresos que sufren. Y las perspectivas son ir a peor.

Abrieron el baile Telecinco y Antena 3 de un lado, y Cuatro y La Sexta del otro. Parecían las uniones más lógicas, pero no pudo ser: la cercanía de los presupuestos ideológicos no compensaba la falta de sintonía entre los egos de sus amos. Y para qué engañarnos, la dote que aportaban los contrayentes en ese presunto doble matrimonio modelo "cada oveja con su pareja", tampoco es que encelara el amor entre ellos. Secundariamente existía la espinosa cuestión del tope del 27% como audiencia conjunta de cada pareja, pero por eso no había problema: con Antena 3 en caída libre y La Sexta estancada en casi mínimos, ninguno de los dos matrimonios planteados iba a rebasar el listón prohibido ni de coña.

Rotos los compromisos, se ha ido al intercambio de parejas. De la posible unión de las cadenas carcas de un lado y las progres del otro, se ha pasado a la previsible fusión de una carca y una progre en cada caso. Cosas veredes amigo Sancho, como decía Don Quijote. O hay que joderse con la ideología de los emprendedores empresariales, que diría un castizo.

Total que el hijo de Jesús de Polanco ha decidido venderle su televisión a la Mafia italiana. Porque a estas alturas del partido todo el mundo sabe ya quién está detrás de Silvio Bercusconi, quién maneja los hilos que mueven a este granuja internacional con aspecto de cantante de boleros de un club de la tercera edad de barrio periférico. Berlusconi es el amo nominal de las Telecinco europeas, así que echen cuentas. En fin, que desde que murió Polanco, PRISA no ha hecho más que dar palos de ciego. El testamento empresarial de quien fue quizá uno de los promotores de negocio más inteligentes que ha habido en España, ponía al timón del primer grupo mediático mundial en lengua castellana al sobrino listo en detrimento del hijo tonto . Pero finamente ha sido el vástago directo quien tras una corta guerra interna, se ha llevado el gato al agua. Y enseguida ha llegado, lógicamente, la almoneda de la herencia recibida; a los tontos el dinero se les escurre entre los dedos.

Si dejamos aparte el intercambio de acciones y todas esas zarandajas, resulta que Telecinco -Berlusconi- se queda con Cuatro por 500 millones de euros en metálico. Calderilla pura. Dificultades económicas aparte, el Polanco actual ha malbaratado uno de los proyectos más largamente acariciados por su padre, que si bien es cierto que nunca llegó a cuajar plenamente -nació para ser la televisión "de izquierdas" y sobre todo "la televisión de calidad" española, y ha quedado muy lejos de tan altas aspiraciones-, tampoco estaba financieramente como para ser saldado.

Después de esta operación que es casi un chiste financiero, si Antena 3 paga más de 1 euro por La Sexta será porque José Manuel Lara, el amo y señor del Grupo Planeta, propietario a su vez de la cadena hiperreaccionaria, es el empresario más generoso establecido al oeste del Volga.

En la fotografía, un plató de una de las múltiples cadenas de televisión italianas propiedad de Silvio Berlusconi. El panel del fondo puede traducirse literalmente por "La Italia de Berlusconi", pero la traducción real es una consigna abiertamente totalitaria: "Italia de Berlusconi".

martes, 17 de marzo de 2009

¿Y quién protege a los niños de la Iglesia católica?

Una nueva y feroz campaña de la Iglesia católica española, sostenida por un despliegue de medios publicitarios inusitados en una institución que dice hacer bandera de la "pobreza evengélica", ha tomado por asalto este país. En ella se usa torticeramente la imagen de un menor, a quien se pone en paralelo con una cría de lince para reclamar protección de la vida del niño, al que se dice menos protegido por los poderes públicos en España que los animales o plantas en peligro de extinción.

Una vez más, el cinismo de esta gentuza rebasa cualquier límite. Y es que además de mentir como bellacos a sabiendas, resulta que están transfiriendo responsabilidades a otros. Porque si de alguien hay que proteger a los niños es precisamente de la legión de curas católicos, esos supuestos "castrati" voluntarios, que corretean tras ellos con ánimo no precisamente educativo. En EEUU ya son decenas las sentencias de tribunales contra curas católicos en casos de pederastia, la mayoría de los cuales acostumbran a ser encubiertos y protegidos por sus superiores jerárquicos. El 16 de julio de 2007, el diario argentino Clarín publicaba que sólo en la archidiócesis de Los Angeles, la Iglesia católica tendría que pagar 660 millones de dólares para indemnizar 500 casos de abusos sexuales cometidos por 200 sacerdotes. Se calculaba entonces que ya se habían pagado 1.500 millones de dólares en todo el país por ese mismo concepto.

El escándalo es de tal magnitud, que según Clarín 5 diócesis norteamericanas se habían declarado en bancarrota y otras muchas estaban vendiendo su patrimonio para hacer frente a las multumillonarias indemnizaciones que deben abonar a sus víctimas. la imagen pública de la Iglesia católica norteamericana está tan deteriorada, que en un reciente episodio de la serie Los Simpsons aparece este letrero en la entrada de la iglesia de Springfield: "traigan a sus niños, somos presbiterianos".

En España, naturalmente, no hay caso. Aquí a la Iglesia ni se le piden cuentas ni se denuncian sus abusos, bien conocidos por cualquiera que haya estudiado en un centro religioso especialmente en los años del franquismo.

Por si todo esto fuera poco el uso que se hace de la imagen de un menor en el cartel de la Iglesia católica española resultaría (presuntamente, faltaría más) delictivo, según el art. 4º de la ley de Protección del Menor, que dice textualmente:

II. PRESENCIA DE MENORES EN LA PUBLICIDAD
2. La utilización de la imagen de menores en la publicidad.- Prohibición de cualquier utilización de la imagen del menor “que pueda implicar menosprecio de su honra o reputación, o que sea contraria a sus intereses,incluso si consta el consentimiento del menor o sus representantes legales”(art. 4 Ley de Protección del Menor).

Es evidente que el anuncio de la campaña de la clerigalla española contra la interrupción legal de embarazos no deseados incurre flagrantemente en el supuesto contemplado en ese artículo, ya que:

1) La imagen del niño sirve a propósitos contrarios a la defensa de sus intereses, que son los de un niño deseado y querido por sus padres y no los del ultranatalismo sin control defendido por la Iglesia.

2) Hay evidente menosprecio de la reputación de los niños, cuyos supuestos defensores les equiparan incluso gráficamente con cachorros de animales.
Pero Spain is different, y la Iglesia católica tiene aquí derecho de pernada y de toqueteo. Por ahora.

La ilustración de este post pertenece al blog El tenderete de Sara Guisado.

lunes, 13 de octubre de 2008

Hay vida sin la publicidad


El proyecto de ordenanza municipal que regulará la publicidad exterior en Madrid ha motivado una tormenta en los medios a cuenta de las "intenciones" que animan a su alcalde, Ruiz Gallardón, al promoverla. Desde los medios de la derecha y de la izquierda se le reprocha al alcalde madrileño que la ordenanza acabará con puestos de trabajo tan peculiares como los hombres encartelados que pasean por el centro de la capital madrileña, lo cual da una idea de la altura del debate promovido por esa bendita raza que hoy llamamos, con evidente exageración, periodistas.

La ordenanza, que en buena medida es fiel reflejo de la vigente en Barcelona desde hace una década, viene a intentar acotar el uso desmedido del espacio público urbano madrileño como terreno operativo de las empresas publicitarias. La masificación y los abusos en este campo de la actividad empresarial privada invaden nuestras ciudades desde hace tiempo, y la saturación de mensajes publicitarios representa ya no sólo una agresión estética contra el entorno en el que se insertan, sino un verdadero problema social al que las Administraciones públicas están obligadas a dar respuesta. Urge pues reaccionar, y eso es lo que ha hecho el Ayuntamiento de Madrid.

En ése sentido, ciudades como Sao Paulo, la cuarta ciudad del mundo y la más grande de Brasil, han llegado a prohibir (en el caso de Sao Paulo, desde el 1 de enero de 2007) toda publicidad exterior, es decir, cualquier forma de publicidad en el espacio público urbano. Y no se ha hundido el mundo por eso, al contrario. La lucha contra la contaminación visual que aporta la publicidad ha obtenido un rotundo apoyo popular en la ciudad brasileña; las encuestas manifiestan que el 70% de los habitantes de la ciudad están de acuerdo con la medida.

La publicidad no es pues imprescindible...salvo para quienes viven de ella. Pero sus intereses y los del conjunto de los ciudadanos parecen diverger de modo claro. Situar los territorios en que es posible la coexistencia entre publicidad e interés público -caso de ser posible-, debería ser espacio sobre el que se colocara el foco del debate iniciado en Madrid, no sobre sus repercusiones más anecdóticas.