Un excelente artículo de Félix de Azúa en El País de ayer, señala la facilidad conque las mayores mentiras son bien acogidas en la sociedad contemporánea por un público ansioso de nuevas sensaciones "informativas", en un contexto general de banalización del conocimiento y la cultura.
Azúa cita varios casos que conoce de primera mano, alguno francamente divertido. El del fotógrafo que inventa un alter ego femenino a través del cual da salida con gran éxito a su obra más rompedora, aquella que no se atreve a comercializar bajo su verdadera identidad; el del historiador aficionado que harto de no poder publicar sus trabajos bajo su propio nombre, se inventa un erudito alemán como autor de sus obras, e inmediatamente le llueven las ofertas editoriales; y el más esperpéntico de todos, el provocado por el propio Azúa cuando en un artículo de hace apenas unos días publicado en el mismo diario trazaba una más que falsa, delirante biografía del pintor Francis Bacon, al que atribuía la personalidad de un miembro de la más vulgar, gris y conformista clase media inglesa: "felizmente casado, dos hijos, votante del Partido Conservador, empleado de seguros y turista en la Costa Brava". Para acabar de adobar el artículo Azúa convertía a Velázquez en transexual, lo que según confiesa era un guiño a los lectores "por si algún despistado" se tragaba todo lo explicado hasta allí.
Lo increíble, cuenta Azúa, han sido las reacciones posteriores que le han llegado. Hubo quienes creyeron a pies juntillas las falsas informaciones y aún ahondaron en ellas (impagable el "feministo" que felicita a Azúa por "sacar de la oscuridad" a la inventada mujer de Bacon); y también quienes, desde el pedestal de su sesuda formación, le han llenado de improperios por mentiroso, incapaces de percatarse de la broma a pesar de su grosor y evidencia.
La lección que deduce Félix de Azúa es de altura. "He aquí una última enseñanza de por qué es peligroso mentir cuando se escribe la historia: es bastante probable que mucha gente te crea, sobre todo, si es algo por completo increíble".
Ocurre que mentir a sabiendas y hacerlo de modo increíble, y por tanto, según la tesis de Azúa, ampliamente aceptado, es en España oficio de mucha gente, profesionales o simples aficionados, dedicados a escribir/reescribir la historia. Los nombres están en la mente de todos.
En la imagen que ilustra el post, el pintor Francis Bacon.
1 comentario:
No me parece un buen procedimiento. La broma, ésta forma de broma es peligrosa, ya que habrá mucha gente de buena fe que pensará que el que la publica está bien informado y no él, y la creera.
Mas vale hacer este tipo de bromas sobre los políticos, que el que mas y el que menos está informado de lo que ocurre en política e inmediatamente se dará cuenta de la broma.
Marian
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