domingo, 1 de julio de 2007

El circo "antiterrorista" en Gran Bretaña toma nuevo impulso


Los creadores del espectáculo circense que es la supuesta "lucha contra el terrosimo islamista" en Gran Bretaña han roto este fin de semana todas las barreras del ridículo. Políticos, medios informativos y ciudadanos descreen cada vez más de estas puestas en escena policiales que ya sólo engañan a quien quiere engañarse: las alertas policiales antiterroristas en EEUU y Gran Bretaña son simplemente parte de una política de extensión del miedo irracional entre la población a fin de facilitar su control por las autoridades, una verdadera forma de extorsión social dirigida por políticos sin escrúpulos. Ocurre que quienes deben ejecutar esta práctica realmente terrorista son, entre otras cosas, unos absolutos chapuceros.

No de otro modo cabe calificar a quien pretende hacernos creer que un grupo terrorista deja ostensiblemente mal aparcado un automóvil cargado de explosivos en pleno centro de Londres, en una zona hipercontrolada policialmente. ¿Qué pretendían los supuestos terroristas, que el primer policía municipal que pasara por allí se fijara en el coche?. Luego esté ese intento de "volar" un aeropuerto por el procedimiento de estrellar un coche en una puerta de acceso absolutamente lejana de las zonas estratégicas de la instalación atacada. ¿Pensaban acaso llegar hasta las pistas del aeropuerto conduciendo desde el exterior?.

Ahora muchos británicos ya se toman abiertamente a rechifla estos incidentes, que apestan a prefabricados. Ocurre que desde el asesinato por la policía inglesa del brasileño Menezes cuando este joven se hallaba tranquilamente sentado en un vagón del Metro, y sobre todo tras la catarata de mentiras policiales y gubernamentales con las que se intentó encubrir aquella acción criminal, el poco crédito de que podía gozar la policía británica ya se disipó por completo. Sin olvidar las crecientes sospechas en torno al papel protagonista de los servicios secretos británicos en los presuntos atentados islamistas del 7-J en el metro londinense.

Estos montajes tienen un objetivo claro, y lo ha enunciado con toda desfachatez el nuevo premier británico, Gordon Brown, llamando a los británicos "a unirse en torno a su Gobierno y a su policía". Se trata por tanto de espolear el miedo entre la gente y de obligarla a aceptar un Gobierno que es una exacta fotocopia del anterior, carente por tanto de cualquier prestigio y credibilidad desde su mismo arranque, y que para postre tiene al frente un nuevo líder tan poco apreciado por la opinión pública como el precedente.

Para colmo, hoy domingo se celebra un gran concierto de homenaje a Diana Spencer, a quien muchos investigadores independientes y sobre todo una parte creciente de la opinión pública británica señala, con razón o sin ella, como una víctima del terrorismo de Estado británico por razones dinásticas. Los "incidentes" de estos días suenan también a intento de enterrar el fantasma del presunto asesinato de Lady Di, haciendo que los británicos centren toda su atención en el temor a Al Qaeda.

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