El estúpido megaconcurso-basura global organizado por un multimillonario suizo a cuenta de la elección de las "Nuevas Siete maravillas del Mundo", ha finalizado por fin, loados sean todos los dioses. Millones de ingenuos han participado en esta descomunal tomadura de pelo y de bolsillo enviando 100 millones de votos vía Internet y SMS; una iniciativa que sólo ha servido para hacer al suizo Bernard Weber mucho más rico de lo que ya era.
Lo peor con todo es la imagen de banalización del patrimonio arquitéctonico de la Humanidad que se ha transmitido, y el impulso que el patrioterismo "cultural" ha recibido en países de todo el globo. En este país, sin ir más lejos, al parecer se han llegado a formar ex profeso grupos de activistas para difundir la "necesidad" de llamar a determinado número de teléfono para que la Alhambra de Granada no quedara fuera de la lista definitiva, como si el honor nacional español o el valor cultural y patrimonial del monumento andalusí dependiera del número de SMS que recibiera su candidatura y de que entrara en el cuadro final de ganadores.
Del criterio con el que los organizadores elaboraron la lista previa de candidatos sólo hay que decir que entre los monumentos aspirantes figuraba nada menos que la Estatua de la Libertad neoyorkina, y que entre los ganadores se halla el inmenso y horroroso Cristo que se eleva sobre Río de Janeiro. Encuentro a faltar ahí la cruz del Valle de los Caídos, eso sí, un "monumento" muy en consonancia con la idiosincracia "cultural" del señor Weber y sus compinches en esta descomunal broma de trileros.
Lo realmente preocupante, con todo, es que iniciativas así puedan llevarse a cabo con toda tranquilidad. Lo digo no sólo desde el punto de vista legal -alguien, quizá la UNESCO, hubiera debido impedir este uso privativo de lo que es patrimonio de todos-, sino sobre todo pensando en que la propia y entera Humanidad debería haber abortado esta especie de secuestro lucrativo de su patrimonio colectivo, negándose a participar en él y denunciando a sus promotores.
Por cierto, parece que la actuación estelar de la gala en que se proclamó la lista ganadora fue nada menos que la de la actriz norteamericana Jennifer López, "la más celebrada de la noche con su repertorio de bailes y temas pegadizos", segun informa El País. Creo que semejante éxito define perfectamente el contenido "cultural" real de esta gigantesca payasada.
2 comentarios:
Muy bien dicho.
Un abrazo
Gracias Marian. Otro para tí.
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