Durante la primera sesión del macrojuicio contra los ejecutores del 11-M, Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, estuvo persiguiendo con la mirada a los encausados, expuestos tras el cristal blindado de la pecera en la que permanecen. Dijo Manjón más tarde que quería que los acusados se quedaran con su cara hasta soñarla por las noches, y ser así su peor pesadilla para el resto de sus vidas. Ninguno de ellos fue capaz de sostenerle la mirada, y todos terminaron agachando la cabeza o mirando hacia otro sitio.
Pilar Manjón es una mujer aún joven, a pesar de que el dolor vivido durante estos tres años la haya avejentado de manera considerable. Perdió un hijo casi adolescente en uno de aquellos trenes, y lo que probablemente sea aún peor, ha tenido que oír insultos y disparates asombrosos; frases como "métete a tu hijo por el culo" se la han gritado personas que dicen manifestarse contra el terrorismo y apoyar a las víctimas. Se conoce que incluso entre las víctimas del terrorismo hay clases y distingos, y aquellos cuyos deudos no sirven fielmente los dictados del Partido Popular no solo son víctimas olvidables, sino que su destino debería ser que sus allegados se los metieran por el culo; cosas de la mentalidad jurásica de la derecha española.
Funcionaria del Estado, Manjón trabajaba como personal civil en el ministerio de Defensa. Allí la recuerdan sus jefes uniformados como una mujer de armas tomar y una sindicalista líder, de carácter enérgico y firmes convicciones de izquierdas. Y sin embargo también la tenían por una persona con la que tras una reunión de negociación a cara de perro, se podía ir a tomar unas cañas de cerveza de modo distendido y amigable.
En los tres años transcurridos desde el 11-M, a Manjón han intentado hacerle de todo. Incluso tiene que llevar escolta permanente, porque recibe amenazas de muerte de las que hay que tener en cuenta. Aparte del acoso en la calle, el PP le llegó a organizar una asociación de víctimas del 11-M paralela y en plena sintonía con la AVT de Alcaraz. Pero Pilar Manjón ha resistido a todo, parapetada tras sus ojeras de Madre Coraje y enlutada para siempre por dentro y por fuera.
Su comparecencia en la Comisión parlamentaria de investigación del 11-M marcó un antes y un después. Había que ver a Zaplana, el portavoz parlamentario del PP, jugueteando nervioso con el bolígrafo o fingiendo leer el periódico durante su intervención, para darse cuenta de que los missiles que iba lanzando Pilar Manjón daban en el blanco uno a uno.
El juicio está por fin en marcha, y Manjón ya puede taladrar con su mirada a los acusados. Pero estoy seguro de que las miradas más demoledoras se las reserva esta mujer para un día que sin duda llegará, aunque pueda tardar todavía algunos años; aquél en el que se sienten en el banquillo de los acusados los verdaderos responsables de cuanto ocurrió antes y después del fatídico 11 de marzo de 2004.
Un día la mirada de Pilar Manjón se posará sobre los ojos de Aznar, Acebes, Zaplana, Rajoy y algunos otros ilustres compinches, como la peor condena que éstos puedan recibir.
2 comentarios:
¡Qué grande es la señora Manjón!
Me ha gustado mucho su post, Joaquim.
A ver si se me ocurre algo a mí y tb posteo sobre ella.
Salud.
Feliz de leerle aquí, Ramón.
Y sí, Pilar Manjón es un elemento clave para nuestra pobre democracia en este momento histórico tan azaroso.
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