martes, 31 de agosto de 2010

ONG's, el circo de la caridad laica


En un mundo en el que la izquierda ha perdido la ideología, entendida ésta en la acepción popular como conjunto de valores y representaciones que dan sentido a la acción política, las llamadas Organizaciones No Gubernamentales (ONG's) han venido a llenar en parte ese vacío, facilitando una válvula de escape a energías no encauzadas políticamente. También de alguna manera, han substituido a las antiguas organizaciones caritativas de carácter religioso, en su mayoría desprestigiadas por el paso del tiempo y los escándalos financiero-mafiosos, sobre todo los relacionados con la Iglesia católica (casos Marcinkus, IOR, Banco Ambrosiano, y un largo etcétera). Por decirlo de una manera gráfica las ONG's son una especie de Domund laico, a través del cual los donantes creen intervenir en la mejora del mundo al tiempo que tranquilizan sus conciencias entregando un poco de su tiempo o unas monedas, que se emplean en abrir un pozo de agua en una afortunada aldea africana (rodeada por centenares de otras aldeas que quedan sedientas) o en enviar a la escuela a un niño indígena latinoamericano (mientras el resto de niños de su familia y del vencindario siguen trabajando como esclavos en el campo o en las fábricas). En el mejor de los casos, una pérdida de tiempo y esfuerzos.

Regresaba de un viaje a Cuba a mediados de los años noventa. Mientras estaba esperando para embarcar en el aeropuerto de La Habana, me presentaron a un médico español que volvía a Madrid luego de haber pasado sus vacaciones de verano colaborando con el Sistema de Salud cubano (que en aquellos años todavía funcionaba con cierta eficacia). Me contó este hombre, al parecer uno de los fundadores de una conocida ONG integrada por médicos, cómo fue que decidió romper toda vinculación con ese tipo de organizaciones. Años atrás se encontraba en un poblado de un país centroafricano inmerso en una de esas endémicas guerras civiles que asolan África. En la choza que usaban como ambulatorio entró arrastrándose un miliciano macheateado, mientras sus perseguidores armados rodeaban el lugar. No entraron a buscarle al ambulatorio, porque en aquél conflicto -como en la mayoría de conflictos neocoloniales- los blancos son intocables, y entrar a por él hubiera ocasionado un problema no deseado; se limitaron a esperarle fuera. El médico contaba que curaron al herido lo mejor posible, siendo todos conscientes de que aquél hombre estaba muerto en cuanto saliera de la choza, lo que efectivamente ocurrió al cabo de unos días cuando, ante lo insostenible de la situación, el tipo decidió salir. Le remataron en la misma puerta, ante los ojos de los voluntarios europeos que le habían atendido.

Lo cierto es que las ONG's no sirven para nada porque no cuestionan las estructuras de poder. Siempre me han hecho sonreír esos mensajes de Amnesty International en los que se pide que para solicitar la liberación de tal o cual preso político "se envíen mensajes cortésmente redactados" a reputados asesinos con mando absoluto en dictaduras criminales. ¿Cortésmente redactados? De vez en cuando les juegan el juego, y sueltan a algún prisionero o permiten que se levante un hospital de juguete en sus dominios; pero nada substancial cambia, al contrario. Lo peor de la caridad es precisamente que resulta el mejor sostén de la injusticia.

Y hablo de ONG's más o menos "limpias". Luego están las que funcionan como un mero mecanismo para evadir impuestos, blanquear dinero o como puras correas de transmisión de inversionistas a la caza de mercados vírgenes. De un tiempo a esta parte un número cada vez mayor de ONG's se asocian con grandes empresas transnacionales, de manera que aquellas reciben "donativos" importantes y éstas blanquean su podrida imagen de explotadores de personas y recursos. Por lo demás, cualquier ONG consolidada no es más que una empresa con directivos y empleados a sueldo y una maquinaria administrativa y propagandística que consume ingentes recursos económicos, en buena medida allegados mediante subvenciones públicas. Los escándalos internos y las relaciones no santas son a menudo tapadas por los medios de comunicación de masas, que interesadamente les encubren en la medida que son organizaciones con "buena prensa" en amplios sectores de la sociedad.

De todos modos de un tiempo a esta parte, estamos empezando a asistir al declive de este invento, en la medida en que cada vez más personas perciben el lado oscuro progresivamente creciente de este verdadero negocio de la caridad. A medio plazo el futuro de las ONG's es extinguirse, al haberse convertido en dinosaurios que necesitan mucho dinero y mucho consenso social para mantenerse en pie. En una etapa de crisis generalizada del sistema económico-político del cual forman parte y sin el cual no se explican, el derrumbe en cadena de estas organizaciones es sólo cuestión de tiempo.

sábado, 28 de agosto de 2010

Vancouver, una ciudad para disfrutar de la vida


Dicen que en Vancouver llueve 300 días al año, que sus inviernos duran ocho o nueve meses y que en pleno verano es imposible bañarse en sus aguas debido a la corriente ártica que pasa junto a la costa. También dicen que como toda la costa del Pacífico de América del Norte, Vancouver está esperando para cualquier día de éstos un terremoto como el que se tragó a San Francisco hace un siglo; ese día las innumerables cristaleras que recubren sus edificios volarán en pedacitos como metralla, con las consecuencias que son previsibles.

Y sin embargo es difícil que alguien que haya pasado unos días en Vancouver quiera marcharse de allí o no piense en volver algún día. Sus inmensos parques, sus calles tranquilas, su gente amable, sus estupendos restaurantes, sus tiendas llenas de buen gusto, los hoteles señoriales... Hay mucha más sangre mediterránea latiendo en el "Vancouver way of life" que en la mayoría de poblaciones de la costa levantina española. Ver Vancouver en verano, con el termómetro acercándose a los 30 grados al sol, es una maravilla. Disfrutar por la mañana de Stanley Park y las Marinas bulliciosas de gente, comer en el Downtown (pescado y marisco son deliciosos; prueben los excelentes vinos de la Columbia Británica), pasear por la tarde por las calles arboladas de Gastown flanqueadas por edificios de dos o tres alturas, los más antiguos de la ciudad, tomar una copa por la noche en el bar del Vancouver Hotel... vivir. Vancouver es una ciudad tranquila y que invita a recorrerla a pie calmosamente, sin prisas de ninguna clase.

El oeste de Canadá es un país que todavía se está haciendo. En las calles de Vancouver se ven rostros de gentes llegadas desde todos los rincones del mundo: a los escoceses, galeses e irlandeses establecidos en el siglo XIX se han ido sumando chinos (un tercio de los habitantes de Vancouver es de origen chino), europeos del este y del sur, latinoamericanos (cada vez más mexicanos), algunos árabes. En un barrio de las afueras, junto a la autopista que recorre la costa, viven los indios capilano, a los que una sentencia judicial de hace pocos años reconoció la propiedad sobre la tierra en la que se levanta la ciudad, lo que a cada familia capilano le reporta 50.000 dólares anuales que les abona el gobierno canadiense en concepto de usufructo. Es el propio Gobierno federal quien está impulsando la recuperación acelerada de las señas de identidad de las First Nations (las tribus indias) y de los diferentes grupos nacionales emigrados a Canadá, con tres únicas condiciones: hacer suyo el idioma inglés, respetar la bandera federal y pagar los impuestos establecidos (aunque los indios no pagan impuestos en Canadá).

El primer edificio de Vancouver fue una taberna, levantada en un rincón de lo que ahora es el barrio de Gastown. A principios del XIX un tipo llegó en una barca llevando unos barriles de whisky, y de inmediato alrededor del pequeño negocio que fundó empezaron a arremolinarse leñadores, tramperos y otras gentes, que levantaron sus cabañas en las cercanías del bar-vivienda del avispado comerciante. Quizá por ese origen poco convencional le quedó a esta ciudad para siempre la condición de lugar donde es posible disfrutar de la vida mientras se pueda, antes de que la falla del Pacífico se lleve por delante la amabilidad de vivir y otras cosas de parecida importancia.

En la fotografía, la Marina de Granville Island, frente al skyline del Downtown de Vancouver.

jueves, 26 de agosto de 2010

España, en la ratonera afgana



Lo sucedido ayer en la base militar española de Qala-i-Naw, en Afganistán, abre un montón de interrogantes no tanto sobre los hechos, que globalmente parecen bastante claros a pesar de los esfuerzos de nuestras instancias oficiales y la mayoría de medios de comunicación por disfrazarlos, sino sobre su significado y sobre todo sobre el futuro que anticipan para la "misión española" en Afganistán.

A primera hora de la mañana oí en Radio 5 cómo una periodista "free lance" narraba en trazos generales para esa emisora desde Afganistán el suceso acaecido: al parecer, un miembro de la policía afgana había abierto fuego contra guardias civiles españoles en la base de Qala-i-Naw mientras se impartía un curso de formación para policías afganos, resultando muertos dos guardias civiles, un intérprete español de origen iraní y el presunto agresor. Inmediatamente se había producido una manifestación popular, en la que cientos de afganos (miles, según Xornal de Galicia y otras fuentes), habitantes de la población próxima a la base, lanzaron piedras y gritaron contra la presencia de tropas extranjeras. La reportera "free lance" aportaba dos datos muy interesantes: en la zona no hay en absoluto actividad de los talibanes -de hecho, por eso permanece allí esa base española, en tiempos dedicada a la "reconstrucción" y ahora un centro de entrenamiento e "inteligencia", explicaba, precisamente "por ser una zona segura"-; el segundo dato es que los comerciantes de la ciudad habían protestado reiteradamente contra la manera vertiginosa en que circulan los blindados españoles por sus calles. El clima en la localidad era pues de tensión mucho antes de producirse el incidente armado.

En el informativo de mediodía de TVE de ayer se aportaron nuevos y clarificadores aspectos de la noticia, que desmentían llamativamente la versión oficial que, penosamente, se iba construyendo poco a poco, a saber: que el chófer de un oficial afgano, al parecer un "talibán infiltrado", había disparado contra los españoles en lo que constituía un acto terrorista premeditado organizado, del que formaba parte el que un grupo de manifestantes intentara asaltar la base española. Ocurre que en el mismo espacio se aportaron imágenes (sin citar origen) que mostraban a manifestantes civiles afganos de todas las edades gritando y lanzando piedras, en una acción que a ojos vista tenía de todo menos de coordinada y constituía más bien una demostración de cólera popular desbordada. Paralelamente se informaba de que según la agencia Reuters, se habían producido disparos desde el interior de la base contra los civiles indefensos, e inmediatamente se mostraban imágenes de personas heridas atendidas en un hospital cercano, al tiempo que se cifraba en 18 el número de heridos de bala.

Según la OTAN, "la causa del tiroteo (sic) no está clara". Otras fuentes hablan de que hubo una disputa entre el policía afgano y los españoles durante el entrenamiento. A pesar de ello, por la tarde y sobre todo por la noche de ayer las informaciones oficialistas llegaron al puro disparate intoxicativo. Según algún tertuliano "experto en terrorismo" que asomó la jeta por televisión, el atacante era con "toda seguridad" un talibán y esta circunstancia era conocida por sus familiares y vecinos ¡y por policías y militares españoles y afganos!, que sin embargo le permitían el acceso regular a la base en tanto que chófer civil de un cargo policial afgano (y probable soplón a sueldo de varios amos, cabría pensar). Más tarde, en la tertulia nocturna de Cuatro, David Beriain, director del impactante reportaje emitido en 2009 por esa cadena "Afganistán: Españoles en la ratonera" y persona con contactos directos en la insurgencia afgana, confirmó el hecho de que en el interior de la base se habían producido disparos con el resultado conocido de varios muertos, si bien no estaba claro quién había comenzado el tiroteo y quiénes habían participado en él. Confirmó asimismo que a poco de oír los disparos, se desató una manifestación popular que asedió a gritos y pedradas los muros de la base, al correrse la voz de en la ciudad de que los españoles estaban ejecutando a afganos; desde la base se repelió a los manifestantes con fuego real a mansalva.

Para Beriain, lo ocurrido desvela en toda su potencia el problema real en Afganistán: más allá de la actividad de los talibanes y del conjunto de la insurgencia, es la población afgana en su inmensa mayoría la que no soporta más la presencia de tropas ocupantes extranjeras ni el gobierno corrupto de Karzai, al que apuntalan las fuerzas de ISAF. El antifaz de que la presencia de fuerzas militares españolas en Afganistan responde al proyecto de colaborar en la "reconstrucción" del país ya no engaña más que a quien quiera ser engañado.

El incidente es gravísimo, y el Gobierno español debería dar cuenta inmediata al Congreso, tal como ha solicitado el portavoz de IU. Los ministros de Defensa e Interior deben explicar lo sucedido y enterrar la dialéctica "antiterrorista" como burka que todo lo tapa, ya que actos como éste responden muy claramente a la lógica de la resistencia armada en un país ocupado militarmente y no a una acción de terrorismo a la moda Al Qaeda. No vale la burda triquiñuela que el tosco presidente de la Junta de Extremadura proponía esta tarde desde los micrófonos de la SER: que sen den las explicaciones en la Comisión de Secretos Oficiales, para así no dar "información al enemigo"... es decir, para que los ciudadanos no nos enteremos de nada.

Pues sepa este señor que cada día hay menos gente que trague con ese espantajo del "enemigo talibán", sobre todo cuando los propios norteamericanos han comenzado a negociar con ellos (memorándum del general McCrystal al presidente Obama), tal como han hecho en Irak con buena parte de la insurgencia. Y sepa también él y quienes comparten sus simplificaciones neocons que somos cada vez más quienes reclamamos la salida de las tropas españolas de Afganistán, y ello antes de que sea demasiado tarde y tengan que salir corriendo tal como los norteamericanos hubieron de huir de Vietnam, y en cierto modo lo están haciendo de Irak.

En la fotografía, un camión quemado ayer durante los incidentes ocurridos junto a la base española de Qala-i-Naw, en Afganistán.

martes, 24 de agosto de 2010

Del Sahel a Barcelona

La liberación de Albert Vilalta y Roque Pascual, los dos miembros de la ONG "Barcelona Solidària" secuestrados por una presenta rama magrebí de Al Qaeda, representa un triunfo de la diplomacia española y una apuesta decidida de un gobierno occidental por la negociación y la complejidad frente al recurso a la fuerza bruta, ensayado recientemente en un caso semejante por los franceses, con el resultado predecible: la muerte del secuestrado.

Dejaré de lado la presencia de ONG's como "Barcelona Solidària" en la zona del Sahel. Un servidor se asomó a esa parte de África hace unos años desde el entonces territorio seguro de Senegal, y lo que vio le dejó sin ganas de regresar; y ya digo que se trataba del norte de Senegal, nada que ver con las áreas tribales de Mauritania, Malí y Niger. Por lo demás quienes siguen este blog ya conocen mi opinión sobre las ONG's en general; el caso concreto de "Barcelona Solidària" no hace sino reforzar mi aprensión hacia esas organizaciones, sus fines y algunos personajes que las integran. Otro día les explicaré en detalle el por qué.

Yendo a lo que importa ahora, lo que más me ha llamado la atención en la resolución de este secuestro ha sido el clamoroso silencio con el que ha sido acogido por la prensa internacional. En Le Monde ayer, por ejemplo, la noticia se despachaba en apenas unas líneas escondidas en la sección de internacional. Está claro que en Francia deben andar algo resentidos porque el "método Zapatero" de chalanear haya resultado más eficaz que resucitar "Beau geste" y emprenderla a tiros con medio Sahel, pero aún así Sarkozy y la izquierda mediática francesa deberían ser más deportivos y reconocer que en este caso, y probablemente sin que sirva de precendente, el Gobierno español les ha pasado la mano por la cara. De los norteamericanos y su "Cruzada contra el terrorismo internacional", mejor ni hablar. La liberación pactada de los secuestrados es la peor noticia que podían recibir quienes comulgan con sus llamémosles principios, y no sólo en EEUU. Por ahí anda cierto Guerrero del Antifaz que aún no hace una semana se paseaba por la frontera de Melilla "con dos cojones", como le gritaron sus partidarios.

En realidad, más que a Zapatero y a "su" Soraya (Soraya Rodríguez, la Secretaria de Estado de Cooperación Internacional) el éxito hay que apuntárselo una vez más a Alfredo Pérez Rubalcaba, quien ha vuelto a ser el eficaz bombero moviendo los hilos y coordinando desde Madrid, y a los servicios secretos marroquíes (¡qué papelón estos días el del Partido Popular!), como daba a conocer hoy en el Telediario el mismo Rubalcaba. Añadan alguna muy discreta gestión de Gaddafi y tendrán el cañamazo sobre el que se ha tejido la libertad de Vilalta y Pascual. Con un añadido gratificante: los países de la zona saheliana han sido capaces de cooperar entre ellos, alternando la presión militar y la negociación política, para lograr que las bandas responsables del secuestro se avinieran a cobrar el rescate y dejar marchar a sus rehenes.

Porque en realidad, no se engañen: si todo este asunto ha terminado bien, como así ha sido por fortuna, se debe fundamentalmente a que a esos presuntos islamistas lo único que les interesaba era el dinero. Conseguido éste y la libertad de uno de sus cabecillas preso de los mauritanos, han soltado a los secuestrados sin más. ¿Al Qaeda del Magreb Islámico? puro invento de los servicios secretos magrebíes y occidentales. Vean el comunicado de los secuestradores enviado ayer a El País, un texto supuestamente redactado por islamistas furibundos, que en su torpeza y simplonería mueve a la risa; no hace falta ser experto en nada para tras su lectura, darse cuenta de que no es más que burdo maquillaje "político" redactado por un grupo de bandidos, probablemente touaregs, de los que llevan siglos asaltando viajeros y caravanas en esa área geográfica tan extensa como incontrolada, y que mediante él buscan un paraguas ideológico que les evite represalias.

Los de "Barcelona Solidària" han tenido mucha suerte. Más que nada, porque al sur de Argelia los únicos islamistas que hay hoy día son los que inventan los "expertos en terrorismo internacional" para manipular las opiniones públicas occidentales.

En la fotografía que ilustra el post, publicada por El Periódico de Catalunya a los pocos días de haber sido secuestrados, aparecen de izquierda a derecha Albert Vilalta, Alicia Gámez y Roque Pascual. La mujer sería liberada unas semanas más tarde.

domingo, 22 de agosto de 2010

Un facineroso en Melilla

Durante la semana que hoy finiquitamos un servidor se ha dedicado al senderismo, la lectura y la meditación, degustando a grandes sorbos el silencio y la tranquilidad de las cumbres pirenaicas, amén de ponerse las botas con potentes platazos montañeses y ricos vinos del Somontano vecino.

Este perfecto equilibrio entre el ideal estoico y el epicúreo sólo se ha visto comprometido (pasajeramente) una noche en que tuve la maldita idea de encender el televisor en la habitación de mi hotel, y conecté con CNN + para ver qué pasaba peñas abajo de mi monacal (y transitorio, por desgracia) retiro. Nunca lo hubiera hecho. De inmediato apareció en la pantalla el rostro de alimaña resabiada que luce don Jose María Aznar López, ex presidente del gobierno de España, la tercera pata del Trío de las Azores ya saben, el que ponía los pies en la misma mesita de café que George Bush hijo, el héroe de la Reconquista de Perejil y otras "fazañas" de similar corte matonil cuando no genocida: ahí está el pudridero humano de Irak para atestiguarlo. Ya se sabe que a los falangistas de vieja escuela, como lo es Aznar, lo de las cunetas con cadáveres de civiles les pone el mástil en primer tiempo de saludo.

El caso es que en mi televisor el pavoroso personajillo asomaba su torva mirada a la frontera de Melilla, acompañado de un lucido séquito de individuos con cara de no atreverse ni a respirar en su presencia. De entrada llamaba la atención que en tanto sus acompañantes iban en general en camisa o con americanas de verano, don José María Aznar aparecía cubierto con una indescriptible cazadora de corte sahariano que doblaba el volumen natural de su tronco, y cuyas mangas llevaba el eximio prócer arremangadas hasta casi los codos: sólo le faltaba el salacof o mejor, el fez rojo de los Regulares melillenses para estar hecho un verdadero Conquistador de África. En el puesto fronterizo no había moros en la costa, obviamente; debían haber huído todos despavoridos ante la presencia del caudillo cristiano.

Apagué el televisor. Pensé que realmente hay que ser muy canalla como persona y andar muy desesperado políticamente para intentar meter la cuchara en una situación de tensión fronteriza entre tu país y un vecino. Lo que ha hecho Aznar es indecente, y probablemente merecedor de la atención del Fiscal General del Estado; el ex presidente español no fue a Melilla para ayudar a rebajar la tensión, sino a arrojar gasolina en el incendio. El Reconquistador de Perejil fue a la raya fronteriza a enseñar los colmillos a los marroquíes en particular y a los musulmanes en general, y de paso a dejar descolocado ante el mundo al Gobierno de su país, en un momento en el que hasta el rey de España ha intervenido para apaciguar los caldeados ánimos entre los dos países.

La presencia de este facineroso en Melilla constituye otro hito que se pretende épico pero en realidad resulta patético, en una biografía trufada de momentos que deberían hacerle caer la cara de vergüenza a sus asesores de imagen. Porque el resultado de esas imágenes televisivas no es otro que la continuidad inexorable en la destrucción de la imagen pública de este hombre entre la gente sensata, además del crecimiento del guerrerismo criminal en los sectores más enloquecidamente reaccionarios de la derecha extrema/extrema derecha española. Esa ha sido la única contribución real de Aznar generada por su visita/razzia a Melilla.

En la fotografía, un guardia civil destinado en Melilla estrecha la mano del ex-presidente Aznar. Sin comentarios.

domingo, 15 de agosto de 2010

El PSC ya no tiene quien le escriba


"Los intelectuales se alejan del PSC", titula hoy la edición de Barcelona de El País una información acerca de las relaciones entre la intelectualidad de izquierdas catalana y el que antaño fuera su partido de referencia. Dice el diario madrileño que hasta la propia dirección catalana admite que los intelectuales catalanes "han tomado distancia" con su partido, y ello en el momento en el que el partido afronta un "Estatuto mutilado y unos sondeos que vaticinan los peores resultados de su historia". Dice El País, en fin, que el principal reproche de los intelectuales al PSC es "no tener proyecto de futuro más allá de la gestión diaria y de no haber dado con el punto de firmeza en sus relaciones con el PSOE".

Uno, en su modestia de militante socialista catalán de hace décadas y que ha procurado mantenerse fiel a sus principios antes que atender a otras cuestiones, se siente muy reconfortado leyendo esto; parece que mis opiniones no son exclusivas, y ello me alegra profundamente. Lo de la "falta de firmeza en las relaciones con el PSOE" viene de antiguo, y quizá su punto de no retorno fueron la LOAPA y la renuncia al grupo parlamentario propio, todo ello ocurrido en los tiempos precisamente en que el sector nacionalista del partido (obiolista, se decía entonces) dirigía con puño de hierro el partido catalán; es pues un asunto tan viejo y consolidado, que difícilmente tendrá remedio. El carecer de proyecto político es otro cantar, y ahí si vale la pena entrar a analizar en detalle qué ha pasado y cómo es posible haber llegado a este grado de miseria política.

Según El País, el analista y filósofo Josep Ramoneda apunta: "El PSC no ha creado un clima favorable de complicidad con los intelectuales. Le han quitado el alma al partido. Y cuando se la quitas, se desinfla. Parece que se dedica a la gestión de las cosas y la política es más que eso". Efectivamente, el partido carece de alma, es decir, de identidad política. Hoy el PSC no es más que una máquina de fabricar y cooptar cuadros y dirigentes jóvenes y serviles hacia las instituciones públicas, todos a la caza de una posición social y un sueldo substancioso. Sostiene Ramoneda que el momento en el que "el PSC se quedó sin proyecto ideológico" fue la marcha /defenestración de Pasqual Maragall"; a mi juicio la cosa venía de mucho antes, pero no vamos a discutir ahora por eso. Prosigue Ramoneda: "Con el PSC nunca se sabe muy bien qué. Hace demasiado tiempo que actúa pero no piensa. Es una versión muy radical del pragmatismo". Una forma elegante de decir que se trata de un partido carente de valores y referencias que no sean las de la pura gestión desnudada de toda connotación que no sea un vago "buenismo progresista", tan caro a las nuevas generaciones de dirigentes ¿socialistas?. Este es el verdadero nervio del asunto.

El artículo cita otros intelectuales, como Ferran Mascarell, Rubert de Ventós e incluso el mismo Antoni Castells, actual conseller de Economía de la Generalitat (al que un servidor no acaba de ver precisamente como un "intelectual" de izquierdas en el sentido clásico y ni siquiera como un intelectual a secas, sino más bien como un tecnócrata de un extremismo pragmatista que asusta por sus connotaciones simplonamente neoliberales), cada cual con sus preocupaciones y/o obsesiones en relación con el PSC (la falta de discurso propio del partido sobre el país, su incapacidad para hacer avanzar el federalismo, su asombro paralizado ante el crecimiento del independentismo...). Son batallas más o menos particulares ante lo que es una realidad global, abrumadora y patética: el PSC carece de ideología. Es más, tener ideología (de izquierdas, se supone) está mal visto en el PSC de hoy, y conduce directamente al ostracismo político. En este contexto no es extraño que la dirección del partido reconozca carecer (por haberlos perdido) de lo que con cierta chulería despreciativa su portavoz en el artículo llama "intelectuales de guardia", y que con la misma suficiencia irresponsable se ufane de que hoy los partidos no estén "secuestrados por guardias pretorianas o escuelas de pensamiento". Pues esta es la gente que dirige el partido hoy, así piensan (es un decir).

Al final del artículo, un funcionario del partido que se ocupa de esas cuestiones al parecer tan abstrusas que tienen que ver con la(s) ideologías(s), reconoce que "no hay un grueso de intelectuales que dé apoyo al partido. El PSC no tiene quién le escriba", resume parafraseando el título de la novela de García Márquez. Al menos, parece que dentro de la estructura de poder del PSC hay quien lo tiene claro; otra cosa es que les importe lo más mínimo.

En la imagen, elementos de publicidad política del PSC usados en una campaña electoral en 2008: el argumentario político reducido a globos, caramelos y una sonrisa estereotipada en un rostro retocado digitalmente.


viernes, 13 de agosto de 2010

Contra la ideología de la reconciliación


Un magnífico artículo del historiador Ricard Vinyes en El País de ayer desmonta el mito ideológico de la reconciliación como un bien en sí mismo que ha de prevalecer por encima de todas las cosas. Cuando la reconciliación se convierte en ideología, viene a decir Vinyes, su utilización política deviene un modo de acallar la reivindicación de justicia e imponer el silencio a los agraviados.

Nada tienen que ver pues las políticas de reconciliación con la imposición de la ideología de la reconciliación. cuya función principal es que los responsables de los crímenes o sus herederos directos o putativos puedan escapar a la acción de la justicia y sobre todo, del conocimiento de los hechos reales. En España sabemos mucho de esto, visto el modo en que se cubrió con el manto del olvido los crímenes del franquismo, y el modo en que los sedicentes herederos de aquél régimen aprovecharon tal circunstancia. No es extraño por tanto que pasados 30 años de "silencio administrativo" sobre los crímenes de la forma española de fascismo, la derecha franquista más o menos "aggiornada" que encarna el Partido Popular se atreva a reivindicar por boca de Mariano Rajoy, su máximo dirigente, aquellos años en que todo horror fue posible, ya que "durante el franquismo muchos españoles vivían espléndidamente"; y es que visto que una guerra de exterminio contra su propio pueblo y 40 años de feroz dictadura les han salido gratis, ¿por qué no dar un paso más y reivindicar las presuntas bondades del régimen y hasta su actualidad, tal como se ha comenzado a hacer con total impunidad desde medios de comunicación ultrareaccionarios?.

Es así como en España se ha negado el conflicto histórico en vez de resolverlo, y sobre esa ausencia se ha construido un sistema político y de convivencia que se pretende además ejemplar. Mayor ingenuidad o mayor cinismo, según casos, resulta imposible. Lo que a estas alturas ya resulta meridianamente claro es que el invento no puede seguir funcionando durante más tiempo; la mascarada ya resulta insostenible. Es como si Alemania en vez de haber saldado cuentas con el nazismo a partir de 1945, hubiera pretendido meterlo debajo de la alfombra con la aquiescencia de todas las fuerzas políticas, y se sostuviera su reivindicación como fenómeno histórico positivo por parte del partido democristiano, la derecha alemana.

Según Ricard Vinyes, en España el Estado nunca ha considerado como parte constitutiva del bienestar ciudadano "el conocimiento y responsabilidades de la devastación humana y ética que había provocado el franquismo, ni la restitución social y moral de la resistencia (al régimen franquista), ni el deseo de información y debate que sobre aquél pasado inmediato iba expresando la ciudadanía más participativa". Al cabo esas demandas eran y son juzgadas desde las instancias gubernamentales "como un peligro de destrucción de la convivencia", remata Vinyes. A la luz de este planteamiento se entiende mejor la Ley de Memoria Histórica y su nula eficacia política y administrativa. En ese marco político-jurídico viciado se ha creado en los últimos años la figura del "sujeto-víctima", como "institución moral y jurídica" que elimina el problema del contexto y se centra en exclusiva en el sufrimiento personal, "desde el principio de que todos los muertos, torturados y ofendidos son iguales". Es obvio que lo son en tanto que seres humanos, ilumina Vinyes, pero extraer conclusiones de carácter político general a partir de esa circunstancia es simplemente un modo de oscurecer la cuestión y en definitiva, de llevar el agua al molino de los verdugos. Como ya he escrito en ocasiones anteriores aquí mismo, no puede compararse en cantidad y calidad a los victimizados por el franquismo entre 1936 y 1975 con quienes padecieron esa misma suerte en la zona republicana entre 1936 y 1939. Y no sólo porque el número es incomparablemente mayor en el primer caso, sino porque asesinatos, torturas, detenciones y exilio eran modalidades de un plan de acción perfectamente orquestado desde los aparatos del Estado franquista, ejecutado con toda precisión. Véanse las declaraciones del capitán Aguilera, uno de los jefes de prensa de Franco durante la guerra, recogidas por Antony Beevor en su "La guerra civil española", en el sentido de que los franquistas se proponían "exterminar a un tercio de la población masculina de España, como modo de acabar con el proletariado" (sic). Por el contrario, los crímenes acaecidos en la zona leal durante los primeros meses de la guerra respondían a la quiebra del Estado republicano, acontecida precisamente como consecuencia de la rebelión militar de julio de 1936, y su práctica era llevada a cabo por sectores populares que actuaban por su cuenta; así fue hasta que meses más tarde, ya bajo el gobierno encabezado por Juan Negrín el Estado republicano pudo retomar el control en su zona y restaurar la legalidad.

Se trata pues precisamente de oponer políticas activas de reconciliación a lo que no es más que retórica vacua ideológica cuyo objetivo último es el encubrimiento de la verdad. Para que se produzca una real reconciliación entre los ciudadanos de este país y de todos ellos con su pasado histórico, es imprescindible el ajuste de cuentas jurídico, político y cultural con éste. De lo contrario la herida lejos de cicatrizar, continuará manando indefinidamente entre aquellos que 70 años después de los hechos, siguen reivindicando ante los poderes públicos que les permitan sacar los huesos de sus parientes arrojados a las cunetas de las carreteras de España, para poder darles sepultura digna donde ellos quieran.