Prosigue el diluvio de noticias que destapan las diferentes tramas de corrupción entretejidas en en el seno del Partido Popular (PP), y cuyos hilos apuntan cada vez más alto. Como les imagino al corriente de estos asuntos, les ahorraré la retahíla de casos que desde la Comunidad de Madrid a la Generalitat valenciana, y de la tesorería "nacional" del PP a la lista gallega "contaminada", están aflorando sin pausa por toda la geografía española.
En el PP la mierda ya llega a la azotea, y en vez de intentar sacarla con palas se limitan a seguir poniéndose pañuelos perfumados en las narices mientras repiten como un mantra lo majos que son ellos y lo cabrones que resultan todos aquellos que la destapan, incluidos jueces, policías y fiscales tras los que estaría -cómo no- el PSOE. Al final los propios dirigentes de la derecha española le van a dar la razón a Pedro Crespo, y para votar al PP habrá que ser o un tonto de los cojones o un pringado en la corrupción hasta las cachas, porque de otro modo no se entiende que haya quien pueda seguir votando a “eso”. El Partido Podrido, ya digo.
Mientras tanto, Mariano Rajoy se limita a mirar y callar. Este fin de semana Rajoy eligió irse a dar un mitin en Suiza, lo que visto cuanto está saliendo a la luz en el partido que teóricamente lidera -comisiones, blanqueo de dinero, prevaricación; corrupción contante y sonante, en suma- no es un sitio mal escogido, aunque tal vez hubiera sido más apropiado darlo directamente en las islas Caimán. Y mientras tanto, en el seno del PP todo está patas arriba, las navajas cabriteras brillan aceradas y las cuchilladas certeras van y vienen, en tanto el mundo mundial asiste atónito al espectáculo de la canibalización interna del partido.
Lo más interesante, con todo, es que a medida que los hilos de la megatrama se van conociendo en su extensión y profundidad, comienzan a conducir directamente al entorno inmediato de José María Aznar. Si el supuesto y por ahora máximo responsable de la trama, Francisco Correa, es socio y amigo íntimo de Tarik (Alejandro) Agag, el yerno de Aznar -fue su padrino de boda en el principesco enlace entre éste y la hija del expresidente español-, otro de los implicados es nada menos que un ex secretario personal de Aznar cuyas hazañas no es la primera vez que le llevan a los papeles. Al fondo de la película y como productor de la misma aparecerá tarde o temprano Tarik (Alejandro) Agag, cuyo perfil de comisionista y conseguidor hace tiempo que ha traspasado fronteras y opera a nivel internacional, e inevitablemente arrastrará con él a su suegro, quien se verá obligado a abandonar su espléndido retiro de neointelectual para dar algunas explicaciones.
Todo dependerá, en cualquier caso, del interés que tenga la actual dirección del PP en pactar el final de la marea o en dejar que anegue y se trague a sus enemigos internos. Como Sansón, Rajoy podría haber elegido derribar las columnas del Templo y que las ruinas de éste les sepulten a todos juntos.
La imagen que encabeza el post corresponde a Álvaro Pérez, modelo ético y estético de empresario participante en la trama de Francisco Correa, fotografiado en la boda de Tarik Agag y la hija de Aznar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario