Luego, o mejor dicho en comandita con el PP, a Bermejo le han tiroteado a discreción desde los estamentos ultrarreaccionarios y corporativistas que emponzoñan la Justicia española desde que Isabel la Católica montaba cuanto le apetecía. El engendro de huelga organizada la semana pasada por dos mil individuos de ideología ultraderechista, consentidos e hiperprivilegiados (y no sólo salarialmente), que cobran por decir que imparten justicia cuando todos sabemos que realmente se dedican a proteger sus intereses y los de los sectores más cerrilmente carcas de la sociedad española, es un buen ejemplo de ello. Si algo se le puede reprochar a Fernández Bermejo es el no haberse atrevido finalmente a entrar a saco en el pudridero del aparato judicial español, que al fin y al cabo es para eso que se le nombró ministro en su día; él se fue arrugando poco a poco, y su jefe mucho más.
El colmo del disparate delirante ha sido el uso mediático de esa mierda de historia de la cacería en la que Bermejo se encontró/quedó con Garzón, que increíblemente le está sirviendo al PP para tapar un escándalo de corrupción mayúsculo en sus niveles dirigentes. En Italia un caso similar acabó con la disolución de la Democrazia Cristiana y con la mayoría de sus dirigentes en la cárcel, mientras que aquí le ha costado políticamente la cabeza al hombre que en teoría comandaba la Justicia española en la limpieza de esa Tangentópolis organizada en las Administraciones públicas españolas gobernadas por el PP.
La verdad es que dan arcadas anta tanta desvergüenza.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo contigo.
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