miércoles, 10 de diciembre de 2008

El verdadero rostro del fútbol en España


Contra lo que se nos quiere hacer creer desde los medios, en España la violencia en el fútbol no es cosa privativa de algunas docenas de “ultras” sino un fenómeno social muy extendido y con amplias complicidades. Sucede que en pocos otros países se dá como aquí una complicidad tan estrecha entre clubs, medios y hooligans. Quizá porque en ningún otro país del mundo el fútbol mueve tanto dinero -y dinero tan sucio- como en España.

En España, el fútbol es vehículo del blanqueo de capitales procedentes del ladrillo y de toda clase de tráficos ilegales. Se compran y arreglan partidos, competiciones, y lo que haga falta, y todos contribuyen a taparlo, empezando por la llamada “prensa deportiva”, que vive a sueldo de los clubs. Mueren en el terreno de juego futbolistas -deportistas de élite en plena juventud-, y no se hacen autopsias ni se abre ninguna clase de investigación. Se prometen querellas judiciales contra medios extranjeros que acusan a los principales clubs españoles de planificar y ejecutar sistemáticamente el dopaje de sus futbolistas (portada de Le Monde, hace dos años), y ni hay querella que restituya el “honor” de esas sociedades de bandoleros ni nadie pregunta por qué no han ido a los tribunales como amenazaron. Y en fin, los hooligans de los clubs españoles viajan y entran a los partidos por cuenta de esas sociedades deportivas, tienen locales en las propias instalaciones de los clubs y reciben toda clase de favores y atenciones de directivos y jugadores.

El fútbol español vive al margen de todo control y toda ley, y se siente tan fuerte que es incluso capaz de desafiar al Gobierno español cuando éste, tímidamente, le insta a "democratizar" sus estructuras dirigentes. Personajes sin escrúpulos, verdaderos delincuentes, han campado y campan en él a sus anchas. Y nadie hace nada.

En la imagen, un grupo de Ultrasur (fascistas seguidores del Real Madrid), durante un partido de competición oficial.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí antes me gustaba el fútbol, ahora lo detesto. Supongo que por todo lo que dices querrá presentarse el hombrecillo insufrible a Presidente del club por excelencia en España. Eso en cuanto a los entresijos, en cuanto a los futbolistas mejor no hablar. Vaya panda de impresentables, empezando por Raúl y terminando por Casillas.

Joaquim dijo...

Pues parece que el verdadero objetivo del clan Aznar es situar al Yernísimo en la presidencia del Real Madrid, un puesto de lo más apetecible para un "conseguidor" comisionista como él.

La supuesta candidatura "virtual" de José María Aznar no habría sido más que la comprobación de si la piscina tiene agua, es decir, si en el "entorno madridista" se aceptaría que los Aznar controlaran el club; y sí, parece que agua hay en la piscina (y petróleo ruso, también).

Un saludo.

Anónimo dijo...

Parafraseando a Carlos Marx, al furbo que distrae y adormece a las masas en España; que inunda los telediarios y radiodiarios de todos los medios de domesticación y adormecimiento de masas..., habría que llamarle el nuevo opio del pueblo.
Y lo que más me duele es que las dos cadenas televisivas que parecen un poquito más progres (más acertado sería decir: menos carcas), son las que más furbo sirven en sus menús.

Editor: estoy muy en línea con tu artículo.

Joaquim dijo...

Gracias, Jesús. Desgraciadamente esa función del fútbol como moderno opio de los pueblos parece que se refuerza cada día que pasa, ante la indiferencia cuando no la complicidad de los poderes públicos.

De todos modos, a mí que las cadenas privadas se pasen el día con el fútbol me importa relativamente poco. Lo que se me hace insufrible y considero una estafa en toda regla es que TVE dedique la mitad del tiempo de los telediarios al "deporte" y de éste tres cuartas partes al fútbol, y que TV3 tenga subscrito con el FC Barcelona un contrato- programa por muchos millones de euros mediante el cual financia el club a cambio de ser su "televisión oficial" y bombardearnos cada día durante horas con las "apasionantes informaciones" que genera éste, en lo que constituye un caso clarísimo de malversación de fondos públicos.