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miércoles, 18 de noviembre de 2009

Los alacranes del Alakrana


El Alakrana y sus marineros han sido finalmente liberados, previo pago de un substancioso rescate que parece haber sido abonado por el Gobierno español, y el pacto de algunos compromisos de índole política de los que quizá tengamos conocimiento cierto más adelante.

Y todos felices. En primer lugar, felices las "familias" de los ya ex secuestrados; las familias, esos entes tan caros a nuestro conservadurismo más rancio y ahora tan presentes asimismo en el lenguaje cotidiano de nuestra izquierda claudicante. El individuo ciudadano ya no existe sino tiene tras de sí la "familia", convertida en destinataria de los desvelos de nuestros gobernantes, desde las execciones de impuestos al consuelo ante un secuestro de marineros. Todo sea por la felicidad de las "familias", amén.

Felices también los armadores "emprendedores" y sus colaboradores, que envían marineros pagados con salarios merdosos a jugarse la vida robando pescado en caladeros donde no deberían estar. Había que ver este fin de semana en el telediario del mediodía al patrón de un atunero vasco atracado en Seychelles, fanfarroneando de que al Índico "no venimos a por licencias, sino a pescar". Pues nada, sigan ustedes así y nosotros, el conjunto de los ciudadanos españoles, pagando los gastos de sus emprendedoras depredaciones.

Encantados de la vida los militares españoles, sacando pecho y enseñando esas fragatas imponentes que -también- les pagamos entre todos con cargo a nuestros impuestos. Alguien les tendrá que decir sin embargo, que sus altos mandos y su televisiva señora ministra la cagaron por completo cuando decidieron traer a España a la fuerza a dos somalíes, de un modo que cualquier abogado un poco espabilado podría denunciar ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo por constituir técnicamente un secuestro. Eso sí, la cara que se les habrá quedado a nuestros patrióticos uniformados cuando se hayan enterado de que los atuneros que tan gallardamente protegen en el Índico, y a bordo de los cuales reclama su presencia el Partido Nacionalista Vasco (PNV), suelen enarbolar la ikurriña vasca en cuanto salen de aguas españolas en vez de su amada bandera rojigualda.

Más contentos que un tonto con una tiza nueva deben estar el medio centenar de mercenarios que a razón de 4.000 euros semanales por barba, protegerán los atuneros ¿vascos? ¿ españoles? frente a Somalia. Su entrenamiento ha corrido por cuenta del Ejército, quien les ha suministrado asimismo el armamento de guerra. Los gastos de este capítulo corren por cuenta a medias entre el Estado español y los armadores, como no podía ser menos.

Por no hablar de los medios de comunicación, que durante mes y medio se han puesto las botas gracias a historias de "contenido humano" facilitadas por esa verdadera mina sentimental que son las "familias" de los afectados. Porque el llanto y la pena de la familia atrae un huevo de audiencia, y ustedes perdonarán la manera de señalar. Medio ha habido que siguiendo su línea tradicional de intoxicación de la opinión pública, ha inventado noticias exclusivas en este asunto que jamás existieron; por ejemplo que tres pescadores secuestrados fueron entregados a las familias de los somalíes encarcelados en España para que fueran linchados si llegara el caso (al parecer, hasta los desalmados piratas somalíes tienen "familias"; ya ven, una verdadera pandemia universal esto de las "familias").

Y no olvidemos a los políticos. Ahí tienen a la dicharachera ministra Chacón, facilitando cada día el parte de la guerra del Índico hasta que sus propios compañeros de gabinete hubieron de cerrarle la boca para que no siguiera complicando la situación. O un PP lanzado a toda máquina a abrir vía de agua en el barco del Gobierno Zapatero al precio que fuera, aunque actuando así se arriesgara la vida de las 36 personas secuestradas a bordo del Alakrana. Finalmente Alguien (así, con mayúscula) les hizo callar y esperar a la resolución del caso. Un tantico decepcionados deben andar los del PP, pues. Imaginen que hubiera habido algún muerto entre los pescadores secuestrados; no cuesta mucho visualizar entonces a Rajoy, Cospedal y demás "familia" vociferando que deberían convocarse de inmediato elecciones anticipadas. ¡Cachis la mar, qué oportunidad de forzar un adelanto electoral se ha perdido!.

Y en fin, la opinión pública y la opinión publicada han tenido su generosa ración de morbo, que justamente acaba en final feliz cuando el tema ya comenzaba a aburrir. Como al PP, a los consumidores de sensaciones fuertes les ha faltado un poco de sangre para dar colorido al asunto, pero no teman; barrunto que habrán ocasiones sobradas en el próximo futuro para que salten a los medios exclusivas de más secuestros, y esta vez con algún cuerpo destrozado a balazos o una cara chorreando sangre. Y es que las demandas de la audiencia son sagradas, aquí y en Somalia.

En cuanto a los pescadores, mis parabienes más sinceros. Al cabo son la única gente limpia en toda esta historia de mierda. Ya saben, en cuanto se apague el eco de la fiesta de bienvenida en sus pueblos, al barco y a seguir tentando la suerte. Es lo que tiene ser pobre, que o te joden un día o te joden otro.

En la fotografía que encabeza el post, el atunero Alakrana navega entre dos fragatas de la Marina de guerra española rumbo a las Seychelles.

martes, 6 de octubre de 2009

De piratas vascos y pescadores somalíes

Como ya escribí en un post anterior, para piratas auténticos quienes saquean recursos ajenos sin tener siquiera una licencia de un gobierno que les autorice a pescar en sus caladeros.

La flota española y la japonesa son conocidas y temidas en todos los mares del mundo porque por donde pasan sus barcos-factoría luego no queda ni una sardina, ni un calamar, ni un delfín, ni un tiburón ni ninguna otra cosa que nade o flote. ¿De qué se quejan ahora? Los piratas somalíes son antiguos pescadores artesanales arruinados por esas fábricas de conservas de pescado flotantes que arrasan los mares. Son ellos quienes les han arrojado a su oficio actual.

Los doce atuneros vascos que saquean el Cuerno de Africa se ven obligados a arriesgar cada vez más porque han esquilmado de tal modo los caladeros del Índico, que ni Dios sabe ya qué contienen las latas de atún que luego nos venden. Como explicaba ayer Cándido Méndez en el Telediario, al pesquero Alakrana lo han capturado cuando por orden del armador había salido de la zona protegida por buques de guerra europeos, porque en esa zona ya casi no queda pescado: lo han liquidado todo. ¿Quiénes son los piratas? Obviamente los empresarios que fletan esas flotas saqueadoras y les ordenan dónde realizar las capturas, insaciables “emprendedores” que aprovechándose de la situación de un país sin Estado como es Somalia, arramban gratis con sus recursos naturales.

¿Se imaginan que flotas extranjeras con barcos del porte del Alakrana se pusieran a pescar en el mar de Alborán o en el Golfo de Vizcaya, usando los mismos procedimientos industriales de captura que utiliza la flota española hasta no dejar en el mar nada que tuviera espinas o hueso?.

Y luego está el cinismo de los políticos vascos, especialmente de los nacionalistas. Da vergüenza ajena oír a Josu Erkoreka defender en el Congreso de los Diputados a esos bandidos. ¿Por qué el PNV pone la cara con tanto empeño por los armadores vascos? No desde luego por defender los intereses de las tripulaciones, contratadas en la despreciada España (gallegos, andaluces…) y aún en el Tercer Mundo (africanos negros, marroquíes, asiáticos…). Obviamente los intereses que el PNV defiende son los de empresarios afines, esos piratas que saquean los mares del planeta, de Argentina al Índico. Y lo hacen con peticiones tan ridículas, como exigir que el Ejército español proteja los atuneros y resto de barcos de pesca embarcando en ellos infantes de Marina; sí, reclaman la presencia en sus privadísimos barcos de miembros de ése mismo Ejército al que simultáneamente exijen que abandone el territorio de EuskalHerria.

Qué vergüenza tener que convivir con esta gentuza.

En la foto que ilustra el post, un atunero español (vasco) navega en aguas cercanas a Somalia escoltado por un barco de guerra europeo. Obsérvese el similar porte y parecido tonelaje entre las dos naves.


lunes, 24 de agosto de 2009

Terrorismo empresarial


Este año, en España, abundan los trabajadores que al regresar de sus vacaciones veraniegas encuentran que no se les permite el acceso a la empresa en la que vendían su fuerza de trabajo. Sencillamente la empresa ha echado el cierre y desaparecido rumbo a uno de esos paraísos de la "deslocalización", o en el mejor de los casos, ha decidido prescindir de "sólo" una parte de su plantilla. Véase estos días en algunas televisiones el muy sonado caso en Barcelona de la multinacional japonesa Nissan, con centenares de trabajadores pegados a la verja exterior de la fábrica a la que se les impide retornar.

Nada sucede porque sí, obviamente. Apenas se iniciaba el verano, el jefe máximo español de los creadores de riqueza y paro - vulgo empresarios, y entre los social liberales hispanos, "emprendedores"- proponía que los trabajadores aceptaran una reducción del 1% de sus salarios como modo de colaborar para salir de la presunta crisis en la que supuestamente vivimos inmersos todos. Nada decía tan importante señor acerca de qué había que hacer con los patrimonios amasados durante los años de bonanza económica española gracias al casino bursátil global, la especulación urbanística arrasadora, la explotación de la mano de obra inmigrante, el blanqueo de toda clase de capitales y otras "inversiones" semejantes, mediante las cuales los "emprendedores" españoles han reunido fortunas como jamás antes se habían visto en este país, y todo ello mientras los salarios a duras penas mantenían el poder adquisitivo de los trabajadores mediante cláusulas de revisión salarial en los convenios colectivos como las que ahora quiere hacer desaparecer la patronal.

Naturalmente, para aplicar "soluciones" a la crisis como la propuesta por el patrón de los patrones españoles hacen falta políticos sin escrúpulos que las lleven a cabo. En España cuentan con la ultraderecha rampante que encarna el Partido Popular, y en Alemania con los muy cristianos miembros de la CDU-CSU. Allí, el patrón de los patrones alemanes acaba de proponer que cesen los despidos de trabajadores hasta que pasen las próximas elecciones, a fin de no perjudicar las aspiraciones de la derecha alemana de ganar esos comicios con la mayoría suficiente como para romper la gran coalición con los socialdemócratas del SPD, y poder tener así en adelante las manos libres para aplicar sus recetas económicas, ésas que cualquiera de ustedes puede imaginar sin hacer mucho esfuerzo, y que por ejemplo pasan por despidos masivos de trabajadores y "deslocalizaciones" a tutiplén.

Y en fin, está el caso de Grecia, donde comienza a ser un clamor popular, político y mediático que los incendios que están arrasando la provincia del Ática, y que tienen especialmente en su punto de mira los alrededores de Atenas, son provocados por avispados "emprendedores", que contarían si no con la connivencia sí al menos con la dejadez más o menos interesada del gobierno ultraconservador griego. Y es que lo que está ardiendo alrededor de la capital helénica son sus suburbios, los barrios y poblaciones del cinturón urbano ateniense. Atenas es una metrópoli a la que mediante el fuego se está "liberando" desde hace años de su anillo de barrios populares y de bosques y espacios naturales no habitados, cuya existencia impide la que el día que se realice será la mayor reurbanización especulativa de una ciudad en el mundo.

Con seguridad, debe haber miles de multimillonarios caprichosos dispuestos a pagar lo que sea por vivir a minutos del centro histórico ateniense. Pero primero han de desaparecer los bosques y los barrios que rodean la capital, ocupando el terreno en el que se levantarán esas urbanizaciones de lujo. Esa es una música que en España nos suena de antiguo, aquí ya estamos acostumbrados a que los "emprendedores" urbanísticos hagan arder bosques y lo que haga falta para que aparezcan "promociones inmobiliarias" por doquier. Por cierto ¿han caído en la cuenta de que tras la crisis del ladrillo español han cesado los incendios masivos de bosques españoles y tierras comunales, al menos con la intensidad con la que tuvieron lugar en los últimos tres o cuatro lustros?. Será una coincidencia.

Son sólo unos ejemplos de cómo los sectores más vanguardistas y desacomplejados de la clase empresarial europea se han pasado con armas y bagajes al puro terrorismo, actividad que como es sabido no consiste sólo en usar pistoleros asesinos o en ordenar poner coches bomba (actos a los que patronales como la española o la alemana tampoco han sido ajenas en sus respectivas historias, por otra parte; recuérdese el pistolerismo empresarial español del primer tercio del siglo XX , o el ascenso patrocinado del nazismo en Alemania). Hay muchas formas de practicar el terrorismo, y algunas son incluso bendecidas por Administraciones públicas inclinadas a hacer favores a emprendedores, conseguidores, comisionistas y otros canallas que por lo demás, suelen saber agradecer las facilidades que reciben de sus compinches políticos.

En la fotografía, la Acrópolis con el fondo de los incendios que rodean Atenas, agosto de 2009.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Los nuevos negreros. Una empresa catalana despide por carta a una trabajadora en coma


En septiembre pasado, Sandra Tejero Casares, de 36 años de edad, tuvo un accidente de tráfico y quedó en coma, del que no ha salido desde entonces. Trabajaba en una pescadería de la cadena El Punt del Peix en Palau Solità i Plegamans, una pequeña población cercana a Barcelona, donde tenía contrato indefinido (es decir, era fija en plantilla) y cobraba 920 euros mensuales netos como salario.

Con fecha 1 de octubre la dirección de la empresa le envía una carta de despido, en la que le informa de la rescisión del contrato "acogiéndose al artículo 54 del Estatuto de los Trabajadores. Dicho artículo considera despido disciplinario faltar repetida e injustificadamente al trabajo, no llegar puntual, disminuir continuada y voluntariamente en el rendimiento, desobedecer, o no rendir por haber bebido" (El País, 7 de octubre de 2008). En la misma carta, y en un alarde de cinismo difícilmente igualable, la empresa El Punt del Peix admite "la improcedencia del despido" (sic), y le propone 2.416,2 euros de indemnización, más 938,89 de finiquito.

La madre de Sandra asegura que se han entregado a la empresa todos los partes de baja. "Conocían bien la situación", añade. Imaginen la angustia de esta mujer, que al dolor de ver a su hija en ese estado ha de sumar ahora el trato vejatorio que sus empleadores le dispensan cuando ni siquiera está en condiciones de defenderse.

Ya es una vergüenza que una empresa se dirija por carta a un empleado suyo que le consta está en coma. Pero que la carta sea un despido por "falta de asistencia y puntualidad" a quien se halla no ya de baja médica sino con la consciencia perdida, resulta de un cinismo supremo. Y en fin, que como remate y culminación de esta salvajada, se reconozca que el despido es ilegal y se le ofrezcan a la víctima de este atropello incalificable ¡dos mil cuatrocientos euros! en concepto de indemnización, merece una respuesta proporcionada a los méritos acumulados por la empresa.

No tengo ni idea de qué pasará ahora. Espero que los sindicatos, la Generalitat, el ministerio de Trabajo y quien tenga alguna competencia en este caso, tomen cartas en el asunto y agarren por el pescuezo a esos ejemplares emprendedores creadores de riqueza y puestos de trabajo; yo abogaría directamente por la vía penal contra los negreros de Punt del Peix, porque esa carta no es ya el despido improcedente de un trabajador sino un verdadero atentado terrorista contra la dignidad humana y contra los derechos de los trabajadores, y probablemente además un verdadero crimen de lesa Humanidad. A esa gentuza hay que darles una lección que no olviden nunca.

viernes, 29 de febrero de 2008

Justicia de clase, clases de justicia

Francisco Daldes, un gaditano de 39 años, ha ingresado en la cárcel porque en 1999 robó un belén en el centro histórico de Cádiz. No es un chiste: Fracisco Daldes fue juzgado y condenado en 2004 a dos años de cárcel y a pagar 4.651 euros por ése delito.

Cuando cometió ese robo que ahora le lleva a la cárcel, Daldes tenía múltiples antecendentes y era toxicómano; el chivo expiatorio perfecto para los voceros de la "mano dura". Hoy es un obrero de la construcción rehabilitado y con una familia a la que mantener, con mujer y dos hijos que dependen exclusivamente de su sueldo.

Casi de modo simultáneo a que se haya hecho pública la situación de este ciudadano, el Tribunal Constitucional acaba de absolver a los conocidos empresarios/estafadores Alberto Cortina y Alberto Alcocer, más conocidos como Los Albertos, a pesar de las evidencias existentes en su contra, por las cuales fueron condenados por el Tribunal Supremo. Como será el caso, que el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, ha declarado que el fiscal "siempre tiene que estar al lado de los estafados y no de los estafadores, salvaguardando los derechos constitucionales de todos", luego de haber manifestado su discrepancia "total, radical y absoluta" de la resolución dictada por el Tribunal Constitucional, ya que "permite a los estafadores quedarse con el dinero de la estafa".

Parece pues que las más altas instancias judiciales manejan en este país dos varas de medir, según sea la condición social del inculpado. Pura justicia de clase, y evidentemente dos clases de justicia: una para la gente corriente, a la que no se le perdona una tontería cometida hace años aunque ahora sea un ciudadano perfectamente integrado socialmente; la otra, para los miembros de las élites económicas que a pesar de contar con un historial delictivo continuado que ya se cuenta por décadas, manejan el dinero suficiente como para convertirse en intocables.

Esperemos que la intervención del Estado vía fiscalía general sirva en esta ocasión para restablecer la sensatez y la ética en ése pudridero clasista que es el ámbito judicial español. Y sobre todo que dejen en paz a Francisco, un ciudadano que bastante tiene con sacar a su familia adelante.