
Este año, en España, abundan los trabajadores que al regresar de sus vacaciones veraniegas encuentran que no se les permite el acceso a la empresa en la que vendían su fuerza de trabajo. Sencillamente la empresa ha echado el cierre y desaparecido rumbo a uno de esos paraísos de la "deslocalización", o en el mejor de los casos, ha decidido prescindir de "sólo" una parte de su plantilla. Véase estos días en algunas televisiones el muy sonado caso en Barcelona de la multinacional japonesa Nissan, con centenares de trabajadores pegados a la verja exterior de la fábrica a la que se les impide retornar.
Nada sucede porque sí, obviamente. Apenas se iniciaba el verano, el jefe máximo español de los creadores de riqueza y paro - vulgo empresarios, y entre los social liberales hispanos, "emprendedores"- proponía que los trabajadores aceptaran una reducción del 1% de sus salarios como modo de colaborar para salir de la presunta crisis en la que supuestamente vivimos inmersos todos. Nada decía tan importante señor acerca de qué había que hacer con los patrimonios amasados durante los años de bonanza económica española gracias al casino bursátil global, la especulación urbanística arrasadora, la explotación de la mano de obra inmigrante, el blanqueo de toda clase de capitales y otras "inversiones" semejantes, mediante las cuales los "emprendedores" españoles han reunido fortunas como jamás antes se habían visto en este país, y todo ello mientras los salarios a duras penas mantenían el poder adquisitivo de los trabajadores mediante cláusulas de revisión salarial en los convenios colectivos como las que ahora quiere hacer desaparecer la patronal.
Naturalmente, para aplicar "soluciones" a la crisis como la propuesta por el patrón de los patrones españoles hacen falta políticos sin escrúpulos que las lleven a cabo. En España cuentan con la ultraderecha rampante que encarna el Partido Popular, y en Alemania con los muy cristianos miembros de la CDU-CSU. Allí, el patrón de los patrones alemanes acaba de proponer que cesen los despidos de trabajadores hasta que pasen las próximas elecciones, a fin de no perjudicar las aspiraciones de la derecha alemana de ganar esos comicios con la mayoría suficiente como para romper la gran coalición con los socialdemócratas del SPD, y poder tener así en adelante las manos libres para aplicar sus recetas económicas, ésas que cualquiera de ustedes puede imaginar sin hacer mucho esfuerzo, y que por ejemplo pasan por despidos masivos de trabajadores y "deslocalizaciones" a tutiplén.
Y en fin, está el caso de Grecia, donde comienza a ser un clamor popular, político y mediático que los incendios que están arrasando la provincia del Ática, y que tienen especialmente en su punto de mira los alrededores de Atenas, son provocados por avispados "emprendedores", que contarían si no con la connivencia sí al menos con la dejadez más o menos interesada del gobierno ultraconservador griego. Y es que lo que está ardiendo alrededor de la capital helénica son sus suburbios, los barrios y poblaciones del cinturón urbano ateniense. Atenas es una metrópoli a la que mediante el fuego se está "liberando" desde hace años de su anillo de barrios populares y de bosques y espacios naturales no habitados, cuya existencia impide la que el día que se realice será la mayor reurbanización especulativa de una ciudad en el mundo.
Con seguridad, debe haber miles de multimillonarios caprichosos dispuestos a pagar lo que sea por vivir a minutos del centro histórico ateniense. Pero primero han de desaparecer los bosques y los barrios que rodean la capital, ocupando el terreno en el que se levantarán esas urbanizaciones de lujo. Esa es una música que en España nos suena de antiguo, aquí ya estamos acostumbrados a que los "emprendedores" urbanísticos hagan arder bosques y lo que haga falta para que aparezcan "promociones inmobiliarias" por doquier. Por cierto ¿han caído en la cuenta de que tras la crisis del ladrillo español han cesado los incendios masivos de bosques españoles y tierras comunales, al menos con la intensidad con la que tuvieron lugar en los últimos tres o cuatro lustros?. Será una coincidencia.
Son sólo unos ejemplos de cómo los sectores más vanguardistas y desacomplejados de la clase empresarial europea se han pasado con armas y bagajes al puro terrorismo, actividad que como es sabido no consiste sólo en usar pistoleros asesinos o en ordenar poner coches bomba (actos a los que patronales como la española o la alemana tampoco han sido ajenas en sus respectivas historias, por otra parte; recuérdese el pistolerismo empresarial español del primer tercio del siglo XX , o el ascenso patrocinado del nazismo en Alemania). Hay muchas formas de practicar el terrorismo, y algunas son incluso bendecidas por Administraciones públicas inclinadas a hacer favores a emprendedores, conseguidores, comisionistas y otros canallas que por lo demás, suelen saber agradecer las facilidades que reciben de sus compinches políticos.
En la fotografía, la Acrópolis con el fondo de los incendios que rodean Atenas, agosto de 2009.