La práctica totalidad de los medios informativos, en ejercicio de su inquebrantable complicidad con el mundo del negocio-espéctaculo futbolístico, ha silenciado los gravísimos incidentes acaecidos por toda la geografía española en la “noche triunfal” tras la final de la Eurocopa. Apenas El País ha publicado algunos breves realmente brevísimos.
Y sin embargo, había noticia de sobras. En Madrid, sin ir más lejos, un joven murió durante los enfrentamientos con la policía. Se registraron verdaderas batallas campales entre antidisturbios y decenas de miles de gamberros inflamados de patriotismo, fútbol y alcohol no sólo en Madrid sino también en Barcelona y Valencia, amén de incidentes de menor cuantía en otras localidades de toda España. En Barcelona, en concreto, la plaza de España y alrededores quedó completamente arrasada tras la concentración en ella de diez mil energúmenos que celebraban el triunfo de la selección española.
Contenedores desparramados, autobuses apedreados, coches destrozados, lunas rotas, mobiliario urbano incendiado, amén de cientos de intoxicados por la ingesta de alcohol y otras drogas, es el balance inevitable de la bestialización que provoca en las masas este moderno “opio de los pueblos” que es el fútbol.
La pregunta sería: ¿por qué los poderes públicos, en vez de intentar atajar la marea, se suben con todo descaro a ella?. ¿Sólo porque es rentable políticamente?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario