Entre el grupo de escritores españoles que realizaron su obra en el segundo tercio del siglo XX, Arturo Barea ocupa un lugar especial. Barea nació en Madrid un año antes de las guerras de Ultramar que pusieron fin al decrépito imperio colonial español. Su familia era de origen extremeño y muy pobre, y a pesar de ello una serie de circunstancias y azares convirtieron al joven Barea en una especie de ejecutivo de cierto nivel. Sin embargo el futuro escritor nunca perdió su conciencia de clase y políticamente se consideraba próximo al partido socialista, aunque como relata en uno de sus cuentos los socialistas le invitaran a dejar de frecuentar sus reuniones por considerarle un empresario, y por tanto, miembro de una clase social incompatible con sus ideales políticos (es obvio que eran otros tiempos...).
Durante la República y los inicios de la Guerra de España, Barea ocupó algunos cargos de segundo nivel en la Administración. En esos años paralelamente, se dio a conocer como escritor. De formación autodidacta, su progreso en las letras fue lento y complicado. Con el tiempo Barea fue mejorando su oficio en la escritura pero perdió frescura y cierta inocencia narrativa patente en sus primeros cuentos. Sus encontronazos con los comunistas obligaron a Barea y a su mujer a exiliarse en 1938, primero en Francia y luego en Inglaterra, donde residirá hasta su muerte, acaecida en 1957.
Aunque lo más conocido de la obra literaria de Arturo Barea sea su trilogía autobiográfica "La forja de un rebelde", donde mejor puede apreciarse su evolución es en sus "Cuentos completos" (Ediciones DeBolsillo, Barcelona, 2006), recopilación de los tres libros de narrativa corta que publicó a la largo de su vida. Su primer libro de cuentos, "Valor y miedo", es indudablemente el mejor; en él, Barea habla de su experiencia como soldado en la guerra de Marruecos y también retrata de modo muy logrado escenas cotidianas de la Guerra de España, fundamentalmente en Madrid y sus alrededores. Hay en Barea un realismo casi costumbrista, chispeante y hasta divertido en ocasiones, siempre interesado en todo caso en destacar cómo por encima de las miserias y los conflictos puede brillar la dignidad de las personas y la solidaridad entre los hombres, incluso en las situaciones más desesperadas. La voz de Barea, por lo demás tiene bastantes concomitancias con la de Ramón J. Sender (mi pariente lejano); los cuentos de Barea sobre la guerra de Marruecos recuerdan indefectiblemente "Imán", la novela de Sender sobre el desastre de Annual.
Arturo Barea fue, como decía antes, un escritor que se hizo a sí mismo. Su vocación literaria le empujó adelante, superando toda clase de obstáculos. Hoy es una referencia que nos permite conocer y entender mejor no sólo la literatura española del siglo XX, sino también los hechos históricos que marcaron a fuego la Historia de este país, y sobre todo cómo y de qué manera estos hechos afectaron a la vida de las clases más humildes.
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