La creación de fuerzas como Die Linke señala el camino correcto para reconstruir espacios organizativos de la izquierda capaces de devolver la ilusión a quienes prestan apoyo a estas ideas.
La alianza estable de socialistas, excomunistas y sindicalistas alemanes, nucleada en torno a los partidos WASG (socialdemócratas de izquierda y socialistas) y PDS (postcomunistas), ha generado ilusión y un renovado interés por la política entre las clases trabajadoras y populares alemanas. Y ello porque las propuestas que formula esta coalición son a un tiempo sólidamente razonables y firmemente de izquierdas. Die Linke defiende con uñas y dientes las conquistas sociales del Estado del Bienestar y propone transformaciones sociales en profundidad, precisamente en aquellos aspectos donde el reformismo de los socialdemócratas de derecha se bate en retirada y deja campo libre a social-liberales y neoconservadores.
La defensa del carácter irrenunciablemente público de los servicios esenciales para el buen funcionamiento de la comunidad y la calidad de vida del conjunto de los ciudadanos (sanidad, educación, pensiones, asistencia social...), es el santo y seña de esta izquierda renovada, que se opone con energía a aquellos que predican la "libertad del mercado" como absoluto e incontrolado regulador social y económico; contra éstos, Die Linke defiende el derecho de los débiles a vivir una vida digna, y a ser protegidos por el Estado en tanto que instrumento de la comunidad al servicio de todos los ciudadanos y no de los intereses rapaces de unos cuantos.
En la estela de Die Linke funciona en Gran Bretaña la coalición Respect, que ya ha dado muchos quebraderos de cabeza al laborismo de derecha, sobre todo en elecciones locales. En Respect confluyen laboristas de izquierda, socialistas, ecologistas, pacifistas, feministas y un amplio repertorio de grupos altermundistas y alternativos, con especial incidencia de organizaciones que agrupan a jóvenes inmigrantes sobre todo de origen musulmán (las víctimas preferidas de la xenofobia institucional desatada por el Gobierno Blair, con la excusa de los fantasmagóricos atentados islamistas en suelo británico).
Las próximas elecciones generales serán la piedra de toque para Respect y sus posibilidades reales de lograr condicionar la política gubernamental. El gobierno pasará probablemente a manos de los conservadores, una vez que el partido Laborista ha agotado su ciclo y desarrollado su labor al completar de modo más dulce el destrozo del Estado del Bienestar británico iniciado por Margaret Thatcher (la expresión más gráfica de ése desmantelamiento de los servicios públicos son los ferrocarriles británicos, que antaño, cuando eran estatales, fueron el orgullo de los británicos, en tanto hoy, una vez privatizados, ofrecen un servicio simplemente tercermundista).
La aventura en la guerra de Irak al lado del Imperio y el gran guiñol del "terrorismo islamista" en territorio británico, completan las razones por las cuales la marcha de Tony Blair ya no es suficiente para frenar la hemorragia de apoyos perdidos por el laborismo social-liberal. Ese es el espacio de la izquierda, por donde Respect va a seguir creciendo fuertemente en los próximos tiempos.
En Francia, la izquierda del PS se niega a que la dirección actual y los políticos que tradicionalmente manejan el partido pretendan ignorar la lección que deberían extraer de las últimas presidenciales galas. Contra el giro a la derecha –la aproximación al "centro"- que preconizan todos esos personajes del "PS oficial", los socialistas de izquierda proponen abrir el partido a la izquierda y confluir en un gran proyecto que agrupe a toda la variopinta galería de organizaciones que integran la izquierda francesa, uniendo en una sola fuerza política a todo el abanico que va desde los socialistas a los altermundistas, pasando por los restos del PCF, los ecologistas y la extrema izquierda renovada.
Una de esas corrientes socialistas es Pour la Republique Sociale (PRS), que está proponiendo y forzando ese debate con gran energía en el seno del PSF. Un detalle importante es que desde PRS se pretende proyectar el debate no solo al conjunto de la izquierda francesa, sino también más allá de las fronteras nacionales. PDS habla de "internacionalización" e "internacionalismo" en la lucha por la refundación de la izquierda, un lenguaje que la izquierda reformista europea abandonó hace mucho tiempo, cuando optó por la dimensión nacional de la acción política, con los resultados que son patentes.
En suma la propuesta de refundación de la izquierda va ganado cuerpo en toda Europa. El combate no es solo contra los viejos enemigos con o sin nuevas máscaras –llámense liberales, neoconservadores o social liberales-, sino sobre todo contra una concepción caduca de la izquierda que a pesar de haber fenecido en 1989 insiste en no haberse enterado de ello; la socialdemocracia y el comunismo han dejado de existir como proyectos políticos vivos hace casi 20 años, aunque en determinados países aún luchen por conservar parcelas de poder y busquen apoyos en clases diferentes a las que les alumbraron y de las que han dejado de ser instrumentos de acción política.
Como reza el aforismo al pie de este blog "El comunismo fracasó y la socialdemocracia está agotada. Hoy más que nunca, la alternativa es socialismo o barbarie". Hace falta pues, una nueva izquierda que encarne esa apuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario