jueves, 14 de octubre de 2010

Usemos la libertad de expresión según nos enseña Esperanza Aguirre


Dice Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, que los continuos abucheos a Zapatero por parte del sector de fascistas exaltados presentes durante el desfile del 12 de octubre no sólo eran merecidos por el presidente español, sino "una muestra de la libertad de expresión".

Iluminado por tan sabia aportación a la convivencia democrática, voy a hacer caso a la señora Aguirre y formularé aquí algunas observaciones que al ser fruto de mi libertad de expresión usada en los términos que ella pregona, considero irrefutables sin necesidad de demostración y desde luego nada ofensivas para sus destinatarios. Son, simplemente, cosas de la libertad de expresión.

Comenzaré este ejercicio de libertad de expresión a la aguirresca manera afirmando que Esperanza Aguirre es una política corrupta a sueldo de los constructores/especuladores inmobiliarios de Madrid, audaces emprendedores que en su nombre y en su beneficio compraron a dos diputados socialistas autonómicos madrileños a fin de que la señora Aguirre fuera proclamada por primera vez presidenta de la Comunidad madrileña, en una sesión fraudulenta cuyos promotores y beneficiarios deberían estar todos en la cárcel (la verdad es que empieza a gustarme esto de la libertad de expresión entendida al modo aguirrístico...).

Seguiré proclamando que su Partido Popular (PP) no es otra cosa que una asociación de delincuentes en la que conviven en perfecta armonía corruptos, fascistas y mangantes de toda laya, chusma que usa y abusa del sistema democrático formal para mejor defender los intereses de sus amos y señores, entiéndase por tales los sectores más poderosos, reaccionarios y cavernícolas de esta sociedad. En ese sentido Gürtel no es un caso aislado de corrupción en una región determinada, sino una red jerarquizada y organizada a nivel español con la misión de penetrar con sus negocios sucios todos los intersticios de las administraciones públicas en las que gobierna el PP, un partido completamente podrido que se nutre -él, sí, pero también muchos de sus dirigentes- de dinero negro procedente de toda clase de blanqueos (es fantástico esto de la libertad de expresión, oigan).

Y en fin, para no aburrirles con obviedades, concluiré con algo que saben hasta los niños de teta: que esta sociedad vive alienada y prisionera de una caterva de periodistas, jueces, obispos, cantamañanas, soplagaitas y otros rufianes de diverso pelaje, convergentes todos en un único objetivo: que su Partido Popular retorne al poder lo antes posible por los medios que sean para retrotraer el capitalismo patrio a la versión original más salvaje y explotadora, acabando con las conquistas de un siglo obtenidas por los trabajadores y las clases populares y con las tímidas reformas sociales desarrolladas por nuestro raquítico Estado de Bienestar en los últimos 30 años.

Lo dicho, no hay nada como la libertad de expresión. Gracias, señora Aguirre, por descubrírnosla.

En la fotografía Mariano Rajoy a bordo de un yate y como Cristo, flanqueado por dos redomados ladrones procesados o a punto de serlo: a su izquierda Carlos Fabra, presidente de la Diputación provincial de Castellón y a su derecha Francisco Camps, presidente de la Comunidad autónoma valenciana. Con semejantes compañías ¿alguien puede creer en la decencia de este Cristo de saldo?. ¡Viva la libertad de expresión!.

martes, 12 de octubre de 2010

Doce de Octubre español: Fiesta Nacional o Fiesta Nazional


Un año más el desfile militar del 12 de Octubre, presunta Fiesta Nacional española -en tiempos de Franco, Día de la Raza-, se ha convertido en la ocasión propicia para que la extrema derecha y la derecha extrema españolas -tanto monta, monta tanto la Falange como el Partido Popular- hayan convertido en un aquelarre fascista de insultos, silbidos y toda clase de vejaciones la presencia del Presidente del Gobierno español en el evento. Este año han reforzado y coordinado más si cabe su asistencia, de modo que las agresiones verbales han adquirido mayor relevancia y virulencia.

Los fascistas saben naturalmente que en un desfile militar juegan en casa, y que por tanto la impunidad les está garantizada. Seguramente deberemos esperar a que en un próximo desfile alguno de estos fanáticos un poco más demente que los otros agreda físicamente al presidente o cualquier otro representante democrático del país o a que directamente le meta un balazo, para que nuestras dignísimas y pusilánimes autoridades empiecen a reaccionar.

De momento en la foto del diario Público podemos ver a un grupo de fascistas gritar y hacer gestos obscenos en dirección a la tribuna presidencial mientras un Policía Nacional perfectamente identificable mira para otro lado.

lunes, 11 de octubre de 2010

La Muerte Roja asola el centro de Europa



Acaso por primera vez, el vertido en Hungría de un millón de metros cúbicos de desechos industriales altamente contaminantes ha cortado la respiración no ya a las organizaciones ecologistas o a los interesados en la conservación de la Naturaleza, sino al ciudadano corriente europeo, que ve con zozobra creciente como los informativos televisivos enseñan el avance imparable de una irrefrenable marea de Muerte Roja en el mismo centro del Viejo Continente, de la que además se anuncian nuevos e irremisibles vertidos.

El que se ha producido hace unos días procede de un enorme estanque en el que se acumulan restos de la fabricación de aluminio, y cuya potencia destructiva por abrasión supera en 100 veces la de la lejía común. El barro rojo que ha inundado comarcas enteras húngaras destruye todo aquello con lo que entra en contacto, y además está generando vapores tan tóxicos como la materia impregnada con esa substancia. Las aguas contaminadas ya han alcanzado el río Danubio y pronto llegarán a través suyo al Mar Negro, desde donde al evaporarse pasarán a la atmósfera y por consiguiente, al agua de lluvia que este otoño e invierno caerá sobre Europa.

Lo peor con todo, aún no ha llegado: el propio ministerio de Medio Ambiente húngaro acaba de reconocer que hay nuevas grietas en la gigantesca balsa que hacen inevitables nuevos vertidos; según Greenpace, el millón de metros cúbicos derramados hasta ahora representa apenas el 2% del contenido de la balsa. De momento hay diez muertos, cientos de heridos por quemaduras intensísimas y millones de euros en pérdidas ocasionadas en casas, cultivos y todo tipo de propiedades. Varios pueblos han sido evacuados, y los más afectados nunca podrán volver a ser habitados. La catástrofe es tan brutal, que los patéticos intentos de las autoridades por minimizarla sólo están sirviendo para generar más alarma.

La empresa que ha fabricado el desastre, por su parte, ha anunciado que donará la miserable cantidad de 200.000 euros para mitigarlo. Deberían servir para comprar sogas con las que atar por el cuello a sus propietarios y ejecutivos para luego arrastrarlos por el barro rojo que su avaricia e irresponsabilidad han creado.

En España según Greenpace hay nada menos que 700 balsas como la de Hungría, de las cuales 10 superan el millón de metros cúbicos de residuos altamente contaminantes. No existen controles que verifiquen el uso que las empresas hacen de ellas, y algunas incluso están abandonadas luego de haber cerrado la empresa o haberse trasladado a otro lugar. Un vertido similar al de Hungría se produjo hace unos años en la localidad andaluza de Aznalcóllar, y estuvo a punto de acabar con el Parque Nacional de Doñana. Aún estamos pagando sus consecuencias ecológicas y económicas.

Una vez más el modelo de capitalismo salvaje que viene imponiéndose en los últimos años se constituye en amenaza directa, no sólo para nuestra cada vez más precaria calidad de vida individual y colectiva: simplemente hace imposible seguir viviendo en zonas cada vez mayores del planeta. Y nótese que la agresión a la vida que comentamos no se ha producido en un entorno agreste y poco habitado de un lejano país del Tercer Mundo sino en el corazón mismo de Europa, un continente superpoblado y surcado de ríos en cuyas orillas existe la mayor concentración de industrias del mundo. Si el futuro que viene es éste, los días de la especie humana están contados.

En la fotografía, especialistas en guerra química trabajan en la localidad de Devecser, epicentro de la tragedia humana y ecológica que está padeciendo Hungría.

sábado, 9 de octubre de 2010

Un fragmento de "La ciudad y los perros"


Cuando el viento de la madrugada irrumpe sobre La Perla, empujando la neblina hacia el mar y disolviéndola, y el recinto del Colegio Militar Leoncio Prado se aclara como una habitación colmada de humo cuyas ventanas acaban de abrirse, un soldado anónimo aparece bostezando en el umbral del galpón y avanza restregándose los ojos hacia las cuadras de los cadetes. La corneta que lleva en la mano se balancea con el movimiento de su cuerpo y, en la difusa claridad, brilla.

Fragmento de La ciudad y los perros (pág. 14), la obra cumbre de Mario Vargas Llosa.

Sigan el enlace y tendrán el texto completo de la novela en PDF.

Para que luego alguien diga que la cultura es cara...

En la imagen que ilustra el post, militares peruanos disfrazados con uniformes de época remedan el paso de la oca prusiano. En la tribuna presidencial, un selecto ramillete de quienes acaso fueron los "perros" compañeros del cadete El Poeta (Vargas Llosa) en el Leoncio Prado.

viernes, 8 de octubre de 2010

Mario Vargas Llosa, del compromiso social al premio Nobel



La concesión del premio Nobel de literatura a Mario Vargas Llosa, escritor peruano con pasaporte español desde los años noventa, viene a confirmar la vigencia del amplio grupo de "vacas sagradas" de la literatura castellana nacidas en América que han dado a luz la mejor narrativa en castellano del siglo XX. Ese selecto grupo de elegidos para la gloria comenzó a publicar en la Barcelona de los primeros años sesenta en Seix Barral, la editorial que comandaba Carlos Barral, luego de haber sido destetados como escritores por la agente literaria Carmen Balcells, quien inoculó en su selecta cuadra de purasangres de la pluma, entre otras virtudes de semejante o mayor rango, un afán por el coleccionismo de dólares que ríanse usted de los banqueros de Wall Street e incluso de Salvador Dalí.

Así, los García Márquez, José Donoso, Alejo Carpentier, Vargas Llosa, etc, devinieron de románticos e izquierdistas escribidores en multimillonarios fabricantes de best sellers, cuyas novelas venden cifras mareantes y se traducen a cualquier idioma que tenga alfabeto desde hace ya medio siglo. Lo fantástico de la mayor parte de los componentes de este grupo de dioses es que han sido capaces de hacer ese tránsito sin perder apenas calidad literaria.

No es el caso de Vargas Llosa. Si "La ciudad y los perros" publicada cuando Mario Vargas Llosa todavía era Marito, a sus apenas 25 años, es quizá una de las 4 ó 5 mejores novelas escritas en castellano de todos los tiempos, y el conjunto de su obra de los años sesenta y setenta es ya parte de la historia de la literatura universal, lo que vino después, de los ochenta hacia acá, es en su caso pura decadencia literaria. Las novelas de Vargas Llosa son desde hace décadas un producto industrial fabricado por alguien que conoce tremendamente su oficio y sabe como encandilar a sus lectores, pero no dejan huella alguna. Es lo que tienen los best sellers: son artículos de consumo con fecha de caducidad, al contrario que la buena literatura.

El Nobel le llega a Vargas Llosa como reconocimiento a una trayectoria creativa que tantas satisfacciones ha dado a las industrias culturales, y también como un cierto premio a su evolución ideológica. Nada queda apenas del joven revolucionario que sacudió en la conciencia de los latinoamericanos aldabonazos tan dramáticos como la mencionada "La ciudad y los perros" (si Vargas Llosa no hubiera escrito más que esas páginas, ya merecería un puesto de honor en la literatura universal), y que desnudó la mentalidad reaccionaria, militarista, meapilas y machista dominante en las sociedades americanas con títulos como "Pantaleón y las visitadoras", Conversación en la catedral" y "La tía Julia y el escribidor". Pienso que lo que vino luego, tras la publicación de "La guerra del fin del mundo" a principios de los ochenta, desmerece al autor primigenio, de modo acorde y paralelo a su evolución ideológica hacia posiciones cada vez más conservadoras; basta leer sus artículos de opinión en El País a modo de ejemplo ilustrativo. La última novela suya que leí, "La fiesta del Chivo", me pareció simplemente lo que es: un best seller entretenido mientras lo lees, pero que una vez terminado se olvida por completo.

Ahora que estamos en el bicentenario de las presuntas independencias americanas, yo me quedo con el Vargas Llosa que retrata su juventud como el cadete alias El Poeta, en ese bestial trasunto de la sociedad americana postcolonial (¿post?) prolongada hasta casi hoy mismo; sociedades en las que reinaba (¿reina?) el militarismo y el machismo hasta el delirio, y que el escritor peruano resumía en el microcosmos del colegio militar limeño Leoncio Prado. Y también con esa magistral puesta en ridículo de los "valores" que dicen poseer las instituciones militares, que representan las aventuras del capitán Pantaleón Pantoja y su tropa de putas itinerantes por las guarniciones de la selva amazónica peruana en "Pantaleón y las visitadoras"; no se pierdan el lenguaje militar estereotipado en el que el pobre capitán Pantoja redacta sus desternillantes informes. Y desde luego vuelvan a leer cuantas veces quieran la divertida "La tía Julia y el escribidor", donde el Varguitas de finales de los setenta evoca sus comienzos literarios y el amor iniciático por una mujer de su familia, en paralelo a la peripecia de un guionista de radionovelas que acaba enredando de tal manera su vida privada con su oficio de escribidor que todo llega a ser uno para él, en una sátira feroz de los usos y constumbres amorosos de la sociedad limeña.

Y en fin, recuerden siempre aquél diálogo famoso entre dos personajes de "Conversación en la catedral":

- Zavalita ¿cuándo se jodió el Perú?.

- El Perú nació jodido, amigo mío.

Lamentablemente parece que Vargas Llosa haya olvidado sus propias palabras, adoptando los puntos de vista de esos miraflorinos (habitantes del barrio más exclusivo de Lima) que criticara ásperamente en su juventud.

La fotografía que ilustra el post corresponde a los años en que Mario Vargas Llosa era joven, izquierdista, "feliz e indocumentado" (como escribió de sí mismo García Márquez evocando los años sesenta y su estancia en Barcelona).

miércoles, 6 de octubre de 2010

Barcelona debe empezar a barrer la basura que acumula


En tiempos en los que florecen el racismo, la xenofobia y la exclusión de lo diferente, en los que todo lo foráneo se vuelve sospechoso y deportable para los políticos sin escrúpulos, resulta que Barcelona se ha convertido en el contenedor universal de toda clase de basura generada fuera de nuestras fronteras. Contradicciones de la sociedad capitalista.

Hace años que al albur de la rapacidad de los operadores turísticos -agencias de viaje y hoteleros, principalmente- y de cierta permisividad indolente de las autoridades locales, Barcelona acoje para su mal un turismo masivo y cutre que nada aporta salvo problemas. Rebaños de jóvenes y no tan jóvenes procedentes de los suburbios de Europa viajan incesantemente a esta ciudad, porque sencillamente les resulta más barato pasar un fin de semana emborrachándose y drogándose aquí que en sus propias ciudades de origen.

La inventora de estos "tours" con un pie en el lumpen estricto y el otro en cualquier otra cosa que sea incívica y genere molestias a los sufridos anfitriones, fue la siniestra Margaret Thatcher. La que fuera primera ministra británica descubrió que a su gobierno le salía más a cuenta subvencionar las salvajes vacaciones en España de los jóvenes parados y marginales de su país que asistir a las explosiones de violencia juvenil que se producían en los barrios industriales de Gran Bretaña durante los veranos. El objetivo era pues pasar la mierda al vecino y a fé que la llamada Dama de Hierro lo consiguió plenamente, inaugurando un modo de turismo que en poco tiempo ha devenido un clásico y que ha ampliado notablemente el catálogo de sevicias a las poblaciones invadidas inaugurado en su día por los vándalos durante la caída del Imperio Romano.

Naturalmente como decía antes, la responsabilidad de este fenómeno atañe también en buena parte a los operadores españoles del sector. Por increíble que parezca, contratar paquetes turísticos completos en Gran Bretaña o cualquier otro país europeo del centro y el norte de Europa con destino a España, es mucho más barato que hacerlo directamente aquí. Si el destino es Barcelona, mucho más todavía. En pocos años la ciudad se ha ido especializando en este turismo y convirtiéndose en una especie de parque temático en el que se desarrolla con especial virulencia; por ejemplo, hoy Barcelona es la Meca de las despedidas de solteros de los jóvenes europeos con pocos recursos, que vienen aquí con todos los gastos pagados y contratados a un precio irrisorio, con alcohol barato y sexo mercenario asegurados por los promotores empresariales de estas verdaderas expediciones de castigo.

La última aportación al turismo-basura con destino barcelonés es desde hace algunos años, la aparición del "turismo antisistema". Aprovechando la tolerancia tradicional en la ciudad hacia el fenómeno "okupa", malentendido por las izquierdas locales como un fenómeno de rebeldía juvenil alternativa y no como lo que es, una gansada de jóvenes burgueses que pretenden vivir por la cara una adolescencia perpetua. Ya ocurrió algo similar en los años setenta y ochenta con el fenómeno del "joven marginal" convertido en una especie de héroe social, cuando en su granmayoría eran hijos de clases pudientes que jugaban a vivir fuera del "sistema"; naturalmente ahí estaba siempre papá para, al igual que ocurre hoy día con muchos de estos nuevos "antisistema", pagar una fianza o acojer al hijo pródigo en su retorno al convencional hogar burgués. Algunos de estos espabilados son hoy ejecutivos de muy capitalistas empresas y votan al Partido Popular, a otros se los llevó la heroína o el SIDA.

El pasado 29 de septiembre unas docenas de estos Robin Hoods de pacotilla salieron -o les sacaron, para el caso es lo mismo- de uno de sus bosques de Sherwood en Barcelona y pretendieron reventar la manifestación de 400.000 barceloneses en lucha por sus derechos como trabajadores y ciudadanos. Se enfrentaron a policías y manifestantes, destrozaron el mobiliario urbano que pagamos con nuestros impuestos quienes residimos en Barcelona -salvo estos salvajes, obviamente- , y dieron al mundo la imagen de una ciudad caótica y peligrosa. Nada más lejos de la realidad que esa interesada visión propagada por los medios de comunicación convencionales que al cabo, en su gran mayoría responden a los mismos intereses de quienes ceban y manejan esta basura humana.

Es hora pues de que las instituciones barcelonesas agarren con fuerza la escoba y barran fuera esta porquería, porque no hay nada alternativo ni revolucionario en la mugre y la violencia como propuestas de vida y acción.

En la fotografía que ilustra el post, un contenedor de recogida de basuras arde en la plaza Urquinaona de Barcelona tras ser incendiado el 29 de septiembre por provocadores "antisistema".

lunes, 4 de octubre de 2010

Tomás Gómez remata a Zapatero


La victoria de Tomás Gómez sobre la candidata de Zapatero en las primarias socialistas madrileñas estaba cantada desde hace días. Si algo sorprende es la estrechez del resultado final (52% para Gómez, 48% para Trinidad Jiménez), dato que recuerda al "apaño" que allá por los años noventa se hizo tras las primarias en las que Josep Borrell barrió de modo abrumador al entonces candidato del aparato, Joaquín Almunia, cuando para no hacer sangre se pasteleó a posteriori un resultado entre ambos candidatos más ajustado del que realmente se había producido.

Tomás Gómez ha sido lo suficientemente inteligente y hábil como para recoger y organizar el voto de los socialistas madrileños descontentos o agraviados por el zapaterismo, y darle desde el principio un sesgo de izquierdas a su campaña, plantando cara a una eximia representante de la "gente guapa" del PSOE, a la que ha desnudado en público mitin tras mitin. Con todo, más que la campaña de Gómez, a Trinidad Jiménez le ha perjudicado su imagen frívola, inconsistente e imbricada con los sectores más pijos del "progresismo" oficialista, en los que la derrotada descolla en comandita con la señora Carmen Chacón como cabeza de una lucida colección de feministas de hojalata. Probablemente Gómez no sea en realidad más de izquierdas que doña Trinidad, pero sí ha sabido transmitir eficazmente que en esta batalla él asumía el papel de "offsider" salido de las bases y enfrentado al ataque conjunto de los tigres de papel del aparato del PSOE y de la selecta casa de muñecas monclovita. Además ha contado con el apoyo de veteranos inestimables, como su flamante jefe de campaña, Eduardo Sotillos, y el portavoz intelectual de la misma, Gregorio Peces-Barba, compañeros muy apreciados por la militancia de toda la vida. ¡Quién habría de decir que Peces-Barba llegaría a ser un referente de izquierdas en el PSOE!

Examinemos brevemente las consecuencias de lo ocurrido ayer.

En primer lugar y como sentenció anoche el ex presidente madrileño Joaquín Leguina con frase lapidaria, "se acabó la brigada paracaidista". Es decir, a partir de ahora a Zapatero y su corte les va a resultar cada vez más difícil parachutar candidatos en las listas del partido. La derrota de la "paracaidista" por excelencia (recuerden como la señora Jiménez desertó hace cuatro años de su puesto de cabeza de lista socialista en el ayuntamiento de Madrid, luego de ser vencida por Ruiz-Gallardón; por lo visto, ser jefa de la oposición municipal era poco para ella), levanta la veda de estos VIP a los que hasta ahora no se les discutía su presunto derecho a situarse a toda costa, incluso cuando no hay sitio donde colocarlos.

En segundo lugar, el PP y su candidata Esperanza Aguirre ven ahora cernirse sobre ellos la posibilidad cierta de ser desalojados del gobierno de la Comunidad madrileña. Si Tomás Gómez es capaz de mantener el impulso de la ola que ha creado y mantiene el tono "rojo" con el que la ha teñido, Aguirre perderá la mayoría absoluta y por tanto será posible que en la Puerta del Sol haya un gobierno PSOE-IU (si los nacional-comunistas de Anguita no enredan desde el PCE en favor del PP, claro). Jiménez nunca habría vencido a Aguirre: se parece demasiado a ella en descaro, vacuidad y ambición infantil, y naturalmente de tener que escoger entre la copia y el original es obvio que se habría impuesto la señora marquesa consorte y actual presidenta madrileña.

En tercer lugar, y mucho más importante, se ha acabado la impunidad para las decisiones de Zapatero y sus adláteres en el partido. Y desde luego ha finiquitado su condición de Gran Timonel indiscutido y sobre todo, indiscutible. Zapatero está políticamente acabado, y la victoria de Gómez en las primarias madrileñas evidencia en público que como en el cuento clásico, el emperador camina desnudo por la calle. Es más, de vencer Gómez a Esperanza Aguirre en las elecciones de mayo, parece previsible que la secretaría general del partido se pondría al alcance del joven y ambicioso ex alcalde de Parla.

José Luis Rodríguez Zapatero es ya un cadáver político (Tomás Gómez acaba de apuntillarlo), y su retirada de grado o por la fuerza está cada vez más cercana. Veremos si todavía hay tiempo para que el relevo se produzca de una forma ordenada, si por el contrario adquirirá el perfil de unos Idus de Marzo o, peor todavía, de una espantada pánica de este figurón que tantas esperanzas concitó en su momento (recuerden el famoso "no os fallaré", de 2004), y que dejará tras de sí un reguero de incontables desengaños y frustraciones generado en apenas un lustro.

En la fotografía que ilustra el post, Tomás Gómez habla a los militantes del PSOE de Madrid en uno de sus mitines, durante la campaña previa a las primarias socialistas madrileñas celebradas ayer.