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viernes, 10 de julio de 2009

Negras juegan y proponen: el PNV mueve pieza con maestría

Apenas comienzan a sonar los primeros chirridos en esa inverosímil coalición de facto y contranatura que sostiene al lehendakari Patxi López, el PNV se ha adelantado sacando la caballería en vez de mover un cauteloso peón. El ofrecimiento de un pacto de legislatura a los socialistas vascos hecho por los nacionalistas, ha tenido sin duda la virtud de de conseguir atraer la atención de todo el mundo político vasco y español justo en el momento preciso.

Y es que el escenario y el instante están muy bien elegidos. El PP español es en estos momentos un púgil con la cara intacta pero con el hígado muy castigado por los golpes. El aireamiento imparable de la corrupción económica y sobre todo moral, en la que viven las administraciones gobernadas por el partido de la derecha extrema/extrema derecha española lo está minando de modo progresivo, lento pero inexorable. Ganar por mucho menos margen del esperado las elecciones europeas, recuperar Galicia por los pelos y contribuir desde fuera a desalojar al PNV del Gobierno vasco, es un pobre balance político con el que intentar contrarrestar el daño enorme que está sufriendo el PP al ir aflorando uno tras otro una cascada de escándalos político-económicos interrelacionados, que están anegando en porquería cuanto tiene que ver con el partido neo/post-franquista. Progresivamente pues la derecha española va ensimismándose en sus problemas, y dejando de prestar atención a lo que sucede fuera de su piel.

El PNV por su parte, ha sabido hacer rápido el duelo por la etapa Ibarretxe. En realidad se diría que la salida de la política del ex lehendakari nacionalista ha sido acogida incluso con alborozo dentro de su propio partido, y no sólo por sus rivales internos. Quien lo dude sólo tiene que ver lo razonable que se ha puesto Joseba Egíbar desde que Ibarretxe ya no está ni se le espera, y lo callado que anda el antaño tonante Xabier Arzalluz. Pero yendo a lo que importa, que en resumidas cuentas es desentrañar las razones del movimiento hecho, según Josep Ramoneda la oferta nacionalista es una jugada de gran estilo y llena de veneno; ambas cosas seguramente son ciertas. Y eso sí, seguramente hay en ella más sinceridad e incluso la necesidad de ser creíble y creído, de lo que pueda parecer a primera vista.

Intentaré explicarlo. No cabe duda de que como dice Ramoneda, el PNV ha analizado la situación y al ver que Patxi López tiene posibilidades de consolidarse, ha decidido que bajo ningún concepto puede quedarse fuera de la partida. Es cierto que en los próximos años no hay peligro de que el PSE logre por sí solo una mayoría parlamentaria que le permita gobernar cómodo en solitario, y que es simplemente imposible que el PP forme parte algún día de un Gobierno vasco y ni siquiera de una mayoría parlamentaria oficializada. Pero no es menos cierto que el nacionalismo burgués vasco (que una vez extinguida de hecho EA vuelve a encarnar el PNV en exclusiva), no puede permitirse el lujo de quedar fuera de juego viendo como "los otros" re-construyen un Euskadi diferente a su propio modelo. El PNV necesita participar en esa re-construcción, pactar sus términos y sus límites, porque se juega mucho y también porque representa mucho. Alguna vez he escrito que la política y el futuro vascos sólo tiene dos actores imprescindibles, el PNV y los socialistas vascos; todos los demás, absolutamente todos los demás, incluida desde luego la llamada "izquierda" abertzale, tanto la directamente proetarra como la no violenta ahora agrupada en torno a Aralar, son perfectamente contigentes.

En resumen, el PNV, que juega con las negras esta legislatura y probablemente la siguiente, ha movido pieza usando una apertura inteligente y agresiva (en el sentido ajedrecístico de la expresión). El reto está lanzado, pero en realidad López sabe que esto es sólo el principio, una invitación a comenzar a explorar el tablero. Las cosas han de madurar mucho todavía, y ha de pasar tiempo para que se vaya consolidando el nuevo juego que ahora está comenzando.

Eso sí, si hay alguien satisfecho en estos momentos, esos deben ser los líderes de los socialistas guipuzcoanos. El diseño político de largo alcance creado por los Eguiguren y compañía se está cumpliendo paso a paso de modo inexorable.

viernes, 8 de mayo de 2009

Un López, lehendakari vasco


Hace muchos años, en una serie de televisión norteamericana aparecían dos niños huérfanos que acompañados por un indio, antiguo trabajador en la granja de sus padres -que acababan de fallecer-, se dirigían en carreta hacia el Oeste. Al abandonar los límites del Estado donde vivían e ingresar en el contiguo el indio se bajaba del carro, y tras arrodillarse, empezaba a mirar el suelo como si buscara algo. Los chicos le preguntan qué hace, y el contesta que buscar la raya que divide los dos Estados. Le contestan entonces que esa línea es ficticia, que no existe; el indio, con toda lógica, responde que él ha visto esa raya pintada en el mapa que hay colgado en el aula de la escuela a la que asistían los dos niños, y que por tanto la raya debería estar en el suelo.

Ciertamente las rayas fronterizas son puras convenciones, que existen en la medida en que aceptamos que existen. Ayer Patxi López dio un pasito en la dirección de borrar una de esas rayas.

Tampoco estuvo nada mal el que por vez primera en 32 años de democracia restaurada, un cargo público prescindiera en su toma de posesión del crucifijo y la biblia, símbolos del sometimiento del poder civil a la ideología religiosa. Y que en su promesa decidiera no humillarse ante ningún dios, como hacían sus predecesores. El gesto que tuvo ayer el nuevo lehendakari vasco, en suma, es de los que abren camino.

Lo que más me ha gustado sin embargo, fue la parte de su discurso como candidadato en la que se presentó como “nieto e hijo de trabajadores”, manifestando públicamente el orgullo que eso le producía. Todos tenemos “antepasados” y el mismo derecho a reivindicarlos, aunque el apellido de uno sea López.

miércoles, 6 de mayo de 2009

País Vasco: de Ibarretxe a Patxi López


Fíjense en la foto de portada de El País de hoy. Aparecen Patxi López e Ibarretxe dándose, protocolariamente, la mano. Observen la mirada de Ibarretxe. No hay en ella resentimiento: lo suyo es odio en estado puro.

Lo mejor de esta historia del cambio de presidente autonómico vasco es que se ha acabado Ibarretxe. Su propio partido le ha enseñado la puerta: “vence o muere”, le dijeron. Pues no ha vencido, así que adiós y a otra cosa.

La apuesta de los socialistas vascos (PSE), por su parte, es muy fuerte. Se alcanza por primera vez la presidencia del Gobierno vasco, se facilita al PNV la liquidación del arzallucismo y de las tentaciones frontistas con los terroristas etarras, y de aquí a un par de años se pacta (o se intenta pactar) un gobierno de coalición o un acuerdo parlamentario con los nacionalistas vascos. Mientras tanto Patxi López y compañía dormirán cada noche con un escorpión entre las sábanas; el PP es el PP y clavar el aguijón está en su naturaleza, como en el famoso apólogo del cruce del río.

Si Patxi López sobrevive políticamente, no creo que Arzalluz vuelva a referirse al ya lehendakari como “un tal López”. Más que nada porque en ese caso, Arzalluz y cuanto simbólicamente se ha empeñado en representar ya no existirán políticamente y a nadie le interesará un pito lo que pueda decir.

En la fotografía que ilustra el post, una diana pintada por simpatizantes de la organización fascista ETA en el verano de 2008 amenaza a militantes socialistas vascos en Zumaia, País Vasco.

miércoles, 1 de abril de 2009

Así no, Patxi


El acuerdo de "Gran Coalición" entre el PSOE y el PP para el País Vasco tiene muchos defectos y una sola virtud: acabar con la incertidumbre política que lleva dominando la política vasca de los últimos años. Por cuanto tiempo gracias a él se va a mantener Patxi López gobernando es otra cuestión, muy distinta. Y el coste neto que tendrá para los socialistas tanto en Euskadi como en toda España, algo que comenzará a medirse en las europeas de junio.

El pacto PSOE-PP tiene dos grandes triunfadores y un solo derrotado. Los que seguramente no caben hoy en sí de satisfacción son todo el PP y los más duros de ETA; así se las ponían a Fernando VII. Los primeros, porque consiguen penetrar en la fortaleza vasca, aunque sea por la puerta trasera del "apoyo parlamentario" a un gobierno de sus enemigos naturales; los segundos, porque el clima de desconcierto que se está generando en el derrocado nacionalismo vasco gobernante y la previsible radicalización de la vida social y política vasca, constituyen para ellos un verdadero regalo de los dioses. El que ha perdido hasta las cejas en el envite es Ibarretxe, y secundariamente su padrino político, Xabier Arzalluz. Para el PNV comienza ahora un tiempo muy difícil.

Realmente, la derecha nacionalista vasca necesita desde hace tiempo una larga pasada por la oposición, tal como hace años recomendaba Arzalluz a los socialistas españoles. Demasiados años de poder, demasiada corrupción, demasiado cansancio en las bases...hacen que el PNV sea hoy una especie de enorme elefante que camina dando traspiés y amenaza con caer cuan largo es. Sería un peligro que se derrumbara definitivamente, porque aún le quedan muchos servicios que rendir a su causa y sobre todo, a Euskadi. Algún día deberá activarse esa síntesis entre los proyectos de país del PSE y del PNV, única base sobre la que podrá construirse una Euskal Herria en paz y libertad y en la que cualquier tipo de organización políticojurídica -cualquiera, sí-, decidida de forma democrática y consensuada por los vascos sea posible. De momento, parece que la cosa va para largo.

Vista la aritmética parlamentaria vasca del momento y atendiendo a los intereses reales, que son obviamente los de clase, el gobierno lógico a corto y medio plazo sería una coalición de las derechas nacionalista y española. Ocurre que las representaciones políticas de ambas andan a la greña desde siempre, por cuestiones ideológicas que atañen a los mitos superestructurales mediante los cuales cada una de ellas moviliza a su respectivo electorado. Al ser imposible el repetir la mayoría nacionalista que venía gobernando hasta ahora, el PSE ha percibido su oportunidad de asaltar los cielos de la política vasca; ocurre que la compañía impuesta por los resultados de las últimas elecciones autonómicas, es más un pesado lastre de cara al futuro que una ayuda para gobernar y sobre todo, para construir un proyecto alternativo al de la derecha nacionalista vasca. El PP es un bloque de cemento en los pies del futuro lehendakari socialista.

El error de Patxi López no es sacar a los nacionalistas vascos del gobierno, sino convertir en una opción políticamente respetable al PP vasco. Probablemente los estrategas del PSE piensen que una vez el PNV se haya deshecho de Ibarretxe y girado políticamente hacia el autonomismo, será fácil pactar con ellos manteniéndolos en una posición subordinada y enviar al PP vasco a las cuevas de las que nunca debieron sacarle. Ocurre sin embargo con el PP aquello que se decía de los militares españoles en el siglo XIX: que era muy fácil sacarlos de los cuarteles pero muy difícil hacerlos volver a a ellos.

Gobernar en esas condiciones será sumamente difícil. Máxime cuando los socialistas habrán de contar como presuntos aliados con personajes como la flamante presidenta in pectore del Parlamento vasco, una pija reaccionaria simpatizante del Opus Dei que hace tres días declaraba en un diario español que "yo nunca utilizaría el preservativo". Estas cosas ponen de los nervios al elector socialista y al militante de base.

Al final, lo único bueno del pacto contranatura en el País Vasco es el estado de desquiciamiento total al que ha llevado al fatxerío de txapela y cóctel molotov verbal. La verdad es que aunque resulte gratificante verlos así, no creo que justifique por si solo tamaño enjuague.
La fotografía corresponde a una de las imnumerables manifestaciones organizadas por el PP en Madrid para atacar al gobierno de Zapatero. Véase la pancarta que porta el manifestante situado detrás de Aznar, en la que se responsabiliza conjuntamente de los atentados del 11-M a ETA, al presidente Zapatero y al PSOE, según una de las consignas más jaleadas en esas concentraciones de la derecha española.

viernes, 9 de enero de 2009

Bufonada judicial


Comienza el juicio-farsa por las conversaciones con ETA durante el fallido último proceso de paz. En el banquillo de los acusados se sientan nada menos que los dos protagonistas de las próximas elecciones vascas, el lehendakari nacionalista Ibarretxe y el máximo aspirante a sucederle en el cargo, el socialista Patxi López.

Digamos las cosas claras: lo que molestó del proceso de paz -y por eso se lleva hoy a juicio a Ibarretxe y a Patxi López- era el riesgo de que saliera bien. Había que atajarlo como fuera, y la entrada en combate de los sectores del aparato judicial más palanganeros de Génova, 13 (o mejor dicho, de los intereses que realmente mueven los hilos de Génova, 13) no fue más que una parte de la ofensiva general lanzada contra esa posibilidad.

Triunfaron en su empeño, pero quedaron flecos como el juicio que comenzó ayer. Una vez logrado el objetivo final -dinamitar el proceso de paz, con la inestimable colaboración de ETA- este juicio se convierte en una payasada sin sentido que a nadie interesa salvo al lehendakari Ibarretxe, empeñado en convertirlo en el eje central de su campaña para las próximas autonómicas vascas; una apuesta oportunista y barriobajera la del lehendakari, que habla a las claras del pánico que siente Ibarretxe a perder las elecciones.

La única salida honorable para los promotores de este atropello a la razón es proceder al archivo de la causa, antes de que el invento acabe estallándoles en la cara. Porque otra resolución judicial, del cariz que sea, es sencillamente imposible.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Patxi López, luces y sombras


Dice El País de hoy que Patxi López "va a por todas". El actual líder del PSE volverá a presentarse como candidato socialista a lehendakari, y ha manifestado su intención de ocupar la presidencia del Gobierno vasco si su partido gana las próximas autonómicas. Dice Patxi que se acabaron los tiempos en los que el PSE actuaba como "moderador necesario" del PNV o "acompañante útil" del PP.

La declaración del dirigente socialista vasco no es gratuita. El PSE de Txiki Benegas ganó con limpieza las primeras elecciones autonómicas vascas, pero a los dirigentes socialistas de Madrid y de Bilbao les entró el miedo escénico y cedieron la presidencia al PNV, error que le ha costado al PSE un papel subordinado en la política vasca durante las dos décadas y pico siguientes (¿para qué votar a un partido que no se atreve a gobernar cuando gana?). Luego el PSE participó como socio minoritario en un gobierno de coalición con el PNV (una buena etapa globalmente considerada para el País Vasco, pero muy insatisfactoria para el propio PSE como fuerza política), y terminó a remolque del PP cuando éste pretendió llevar a Mayor Oreja a la presidencia vasca, supremo disparate en política de alianzas que puso al PSE al borde del desdibujamiento total (aunque sacar al PNV de Ajuria Enea fuera y siga siendo un proyecto imprescindible de regeneración de la política vasca).

El PNV anda muy tocado desde las últimas generales, y en cuanto a Ibarretxe, según Patxi López
está "desaparecido, apagado o fuera de cobertura". Se diría que el lehendakari vive en otro mundo, un mundo puramente virtual y fantasmagórico donde preside un Gobierno de coalición en el que por no tener no tiene ni siquiera el apoyo de su propio partido, en tanto los restantes socios bastante tienen con atender sus propios problemas internos y asegurar su supervivencia como fuerzas políticas. Así que la ocasión la pintan calva y o se consigue ganar Ajuria Enea ahora o será nunca, ha venido a decirle Patxi a su gente. Veremos.

A mí Patxi López se me ha enfriado un poquito, después de que su llegada al liderazgo del PSE me pareciera una de las mejores noticias en política vasca en mucho tiempo. Para empezar Patxi es hijo de López Albizu, la mano derecha de Ramón Rubial, una leyenda del socialismo y la resistencia antifranquista. Además, Patxi ha hecho un trabajo extraordinario desmontando el tinglado de los redondistas, a los que ha desplazado y marginado por completo, y sacando al PSE de aquella alianza infame y contranatura con el PP vasco; con paciencia y discreción, Patxi ha logrado no sólo el apoyo total de la sufrida militancia y el retorno de muchos votantes que se habían alejado del partido histórico de la izquierda vasca, sino volver a colocar al PSE en el eje de cualquier solución de la "cuestión vasca". Como creo haber escrito ya, el PNV y el PSE son los dos únicos actores políticos realmente imprescindibles para esa solución, en tanto todos los demás son perfectamente contingentes; sin embargo, en la última década el PSE había perdido esa posición, y eso explica muchas cosas sucedidas en el País Vasco durante esos años.

Decía que, sin embargo, mi entusiasmo por Patxi se ha ido enfriando un poco. Y es que le veo cada día más "profesional", y eso no me gusta nada. Aunque las corbatas le caigan como un tiro y los trajes que lleva sigan pareciendo prestados, empieza a exhalar ciertas maneras verbales de político con muchas conchas, de ésos que llevan un montón de años en nómina y aspiran a morir de viejos ocupando algún cargo de relumbrón. En suma, ha perdido frescura y podría estar empezando a distanciarse de la calle. Y eso es mal asunto.