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domingo, 13 de febrero de 2011

ETA se deconstruye: el coronel Rufi ya tiene quien le replique



El País de hoy domingo publica un breve interesantísimo firmado por Juan Mari Gastaca, que revela tensiones muy fuertes dentro del mundo abertzale, o lo que es lo mismo, en el interior de ETA y sus instrumentos de agitación y control social.

Según Gastaca a los impecablemente democráticos estatutos de Sortu, la formación con la que los abertzales pretenden concurrir a las próximas elecciones municipales, les ha surgido una crítica feroz por parte de los que el periodista llama "las bases insurrectas" de Batasuna, en abierta confrontación ahora con la "dirección posibilista". Y es que el camino iniciado y expuesto públicamente hace unos días por dos veteranos como Rufi Etxeberria e Íñigo Iruin, considerados "los coroneles" del mundo proetarra, les suena al parecer a los presuntos rebeldes a abierta concesión al enemigo cuando no a traidora capitulación ante el "Estado español".

Continúa la información explicando que este sector inconformista, "galvanizado por jóvenes radicales sin otro nuevo argumento ideológico que la dudosa rentabilidad de la ekintza (acción) y por veteranos etarras desgastados tras años de exilio y cárcel", ha encajado bastante mal que por primera vez en cincuenta años algunos de sus dirigentes históricos más significados se hayan subido a un estrado o asomado a micrófonos para condenar "todas las violencias, incluida la de ETA". No cuesta imaginar que a más de uno al oírles se le ha quedado cara de tonto, y no solo desde luego en el ámbito del abertzalismo proetarra.

El camino hasta esas renuncias no ha sido fácil, señala Gastaca, y se ha iniciado tras dos años de "tormentosas asambleas" en las que al parecer se oyeron palabras muy duras entre camaradas de apoyo político y social al terrorismo etarra. Precisamente la transformación del modelo organizativo abertzale proetarra desde el asambleísmo a la estructuración como un partido más sea quizá la aportación más interesante y rompedora de Sortu, más allá incluso de las sonoras declaraciones hechas estos días por Rufi Etxebarría y compañía. Si verdaderamente esa gente pretenden convertir Sortu en un partido con futuro por delante, intentarán dar por cerrada lo antes posible la etapa asamblearia (les ha debido iluminar el ejemplo de ERC, que se destroza a sí misma cada vez que hay un proceso de debate interno precisamente por su asamblearismo suicida).

Al parecer uno de los temas que más ha soliviantado al talibanismo proetarra contra sus colegas "entreguistas" es lo que Gastaca llama "el intencionado olvido de los presos en el discurso de la antigua Batasuna y de sus sucesores en Sortu". Probablemente se trata de una estrategia negociadora (dejar para más adelante los temas más espinosos), o tal vez no y estemos ante un significativo cambio de actitud ante este asunto por parte de los políticos abertzales presuntamente post-etarras, lo que sería de verdad novedoso. Veremos.

A la inicial perplejidad de los más radicales entre los radicales (entendiendo "radical" en el peor sentido del término) por tantas "concesiones", parece sucederle ahora un malestar que según Gastaca "empieza a tomar cuerpo". El riesgo de escisión en ETA y su mundo es pues manifiesto, y por tanto la continuidad en la acción terrorista y la violencia de un sector etarra se perfila como posible, aunque el sector mayoritario encontrara acomodo en el sistema democrático español vigente (o en realidad, precisamente por eso).

De todos modos esta mañana Jesús Eguiguren, presidente del PSE y probablemente el hombre clave en todo proceso negociador con el entramado etarra desde hace ya muchos años, manifestaba esta mañana en la Cadena Ser que una porción de ETA que pretenda seguir en el terrorismo careciendo de base social (al modo del autodenominado "IRA-Auténtico"), no tendría ningún futuro. La cuestión a dilucidar en las próximas semanas es cuánta base social sería capaz de arrastrar consigo esa fracción rebelde, y si esta resultaría lo bastante grande como para esterilizar en todo o en parte el proceso de paz en marcha, tal como ocurrió a finales de los años setenta con la división entre "milis" y "poli-milis".

martes, 11 de enero de 2011

ETA y los mercados



El reciente comunicado de ETA prometiendo un alto el fuego "permanente, general y verificable" tiene el indiscutible mérito de haber decepcionado incluso a sus más incondicionales hooligans. Exhibiendo una vez más su manejo frailuno del lenguaje -herencia de sus viejas raíces católicas-, ETA nos asegura en resumidas cuentas que dejará de asesinar de modo "permanente" y "verificable"; qué significa además que esta enésima tregua tenga "carácter general", sólo lo sabe el diablo o acaso el mosén que en tiempos instruyó/descerebró al escolano o escolana que redactó el texto aludido. Pero no hay nada nuevo: esto de ahora es otra tregua puntual, por tanto una concesión graciosa y frágil de ETA y no el esperado anuncio del cierre del negocio.

Después de conocerlo, a la gente de Batasuna y aledaños les ha debido quedar un gusto amargo, por más que en otro de sus indigestos -por lo alambicados y rimbombantes- comunicados, leído ayer por un tal Moreno, los proetarras con aspiraciones políticas finjan recibir con alborozo lo que se esfuerzan por presentar como un avance definitivo hacia "la solución del conflicto", que muy a pesar suyo y según van entendiendo no es otra que la desaparición por hara-kiri de la propia ETA. Y es que el mundo batasuno necesitaba más que un "alto el fuego" para poder presionar efizcamente en la dirección de su legalización cara a las municipales de mayo próximo, en las que se juega su propia supervivencia como opción política y yo diría incluso social.

Lo único verdaderamente novedoso en el comunicado etarra es el término "verificable" aplicado a la nueva tregua. Por quién y cómo, no se dice y francamente cuesta imaginarlo. Ni el Estado español ni el francés van a aceptar "intercesiones" de clérigos, pacifistas en nómina y fundaciones ad hoc, ya que aquí no se está ventilando un enfrentamiento entre comunidades raciales, como en Sudáfrica, ni entre poblaciones sectarias enfrentadas por mitad por motivos sociales y politicoreligiosos, caso del Ulster. Lo que tenemos sobre la mesa es la desaparición de un grupo de criminales cada vez más reducido y aislado socialmente, cuya continuidad existencial como organización constituye un puro anacronismo además de una afrenta a la razón y la civilidad.

De todos modos la continuidad de ETA se juega muy posiblemente en otros tableros, que no están en EuskalHerria ni probablemente en Europa. Ya he escrito anteriomente que uno tiene la "certeza moral", como se decía en los años noventa, de que quienes manejan a los dirigentes de ETA no hablan euskera ni castellano ni francés. Es con ellos con quienes de algún modo que probablemente jamás sabremos, se está negociando desde hace tiempo. Porque sólo si ellos quieren acabará ETA, del mismo modo que sólo si ellos quieren acabará la presión de "los mercados" sobre España. Son distintas estrategias con el mismo origen, y sirven los mismos intereses desde mucho antes de que nos enteráramos de que vivimos en un mundo globalizado.

El camino va a ser pues, largo y difícil. Pero la ruta ya está abierta y probablemente escrita, no lo duden.

viernes, 9 de enero de 2009

Bufonada judicial


Comienza el juicio-farsa por las conversaciones con ETA durante el fallido último proceso de paz. En el banquillo de los acusados se sientan nada menos que los dos protagonistas de las próximas elecciones vascas, el lehendakari nacionalista Ibarretxe y el máximo aspirante a sucederle en el cargo, el socialista Patxi López.

Digamos las cosas claras: lo que molestó del proceso de paz -y por eso se lleva hoy a juicio a Ibarretxe y a Patxi López- era el riesgo de que saliera bien. Había que atajarlo como fuera, y la entrada en combate de los sectores del aparato judicial más palanganeros de Génova, 13 (o mejor dicho, de los intereses que realmente mueven los hilos de Génova, 13) no fue más que una parte de la ofensiva general lanzada contra esa posibilidad.

Triunfaron en su empeño, pero quedaron flecos como el juicio que comenzó ayer. Una vez logrado el objetivo final -dinamitar el proceso de paz, con la inestimable colaboración de ETA- este juicio se convierte en una payasada sin sentido que a nadie interesa salvo al lehendakari Ibarretxe, empeñado en convertirlo en el eje central de su campaña para las próximas autonómicas vascas; una apuesta oportunista y barriobajera la del lehendakari, que habla a las claras del pánico que siente Ibarretxe a perder las elecciones.

La única salida honorable para los promotores de este atropello a la razón es proceder al archivo de la causa, antes de que el invento acabe estallándoles en la cara. Porque otra resolución judicial, del cariz que sea, es sencillamente imposible.

lunes, 11 de junio de 2007

Dos amantes bufos


Zapatero y Rajoy han recreado una escena que pensábamos había quedado superada por la propia dinámica de las cosas, y sobre todo por el "cambio de talante" introducido en la política española tras las elecciones del 14 de marzo de 2004.

Lamentablemente vuelven las escenas de sofá entre los dos partidos españoles mayoritarios, las sonrisas de medio pelo y los dimes y diretes entre personas y organizaciones que se aborrecen por encarnar dos visiones de España y del mundo irreconciliables, pero que ahora deben fingir que buscan un entendimiento mientras pactan cosas cuyos contenidos reales no conoceremos hasta que nos exploten en las narices.

De paso, la foto entre Zapatero y Rajoy certifica la rendición del gobierno español a las "tesis" -por llamarlas de algún modo- de la extrema derecha parlamentaria española en materia de lucha contra el terrorismo. Esa foto encarna simplemente el entierro definitivo de cualquier esperanza de que el maltrecho proceso de paz pueda ser retomado a corto o a medio plazo.

El PP ha logrado imponerle al PSOE su concepción de mano dura y cierre de filas subido a la ola de opinión pública generada por un momento histórico en el que ETA, en un inefable y sublime comunicado, ha aportado previamente el lubricante que le abrirá al PP las puertas de la Moncloa sino en las próximas generales sí en las siguientes, ya sin Mariano Rajoy. Basta leer ese documento absurdo en el que ETA responsabiliza, ataca y amenaza a todo el mundo ... menos al PP, al que ni siquiera menciona. Si en la política española quedara un rastro de humor, habría que salir a la calle con pancartas pidiéndoles a ETA y al PP "¡Que se besen, que se besen!".

España no se rompe, al contrario, deviene nudoso garrote con el que machacar disidentes y distintos. Mientras, al fondo del escenario, los de la capucha se parten de risa viendo a dos políticos asustados pactar el fingir que se entienden y que tienen intereses comunes.