Entre el material fotográfico recientemente descubierto en México y perteneciente a Robert Capa, su compañera Gerda Taro y David Seymour -cientos de rollos de película, más de 3.000 imágenes-, me gusta especialmente esta fotografía tomada a primeros de noviembre de 1938 durante la ofensiva del Ebro. La instantánea obviamente, no la tomó el propio Capa.
En la foto, Robert Capa sirve champagne a los corresponsales Ernest Hemingway, de pie a la izquierda, Vincent Sheean, y Herbert Matthews, con un vaso en la mano, y al coronel de las brigadas internacionales Hans Kahle, a la derecha.
Se reúnen pues en esta foto un novelista excepcional -Hemingway-, el príncipe de los fotográfos de guerra -Capa- y el mejor cronista de guerra de todos los tiempos -Matthews, corresponsal del New York Times-; tres grandes amigos de
Esa copa de champagne, quizá cava catalán, tomada al borde de un viñedo del campo de Tarragona, es un brindis por la vida y por las ideas que, setenta años más tarde, conserva toda su frescura y vigencia: una celebración epicúrea de la dicha de estar vivo y de saber que se pelea por la buena causa.
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