El debate televisivo de hoy puede ser, y de hecho muy probablemente será, el principio del fin de Rajoy.
La diferencia fundamental entre Zapatero y Rajoy es que el primero aparece en televisión tal y como es, con sus virtudes y sus defectos, mientras que Rajoy finge ser quien no es. Y claro, eso se acaba notando. Y pagando.
En el debate no será Zapatero quien le sacuda a Rajoy -ni sabe hacerlo ni le conviene-, sino Rajoy quien peleará consigo mismo, como un monstruo verdoso que pugna por salir del traje a medida que le han confeccionado y en el interior del cual se asfixia.
El verdadero Rajoy no es el suavón, tontolino y pacífico “centrista” sino el otro, el que designó Aznar para sucederle.
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