De las encuestas que se vienen publicando estos días, hay una cosa que llama la atención. En la publicada por El País el sábado pasado, cuando se pregunta a la gente cómo ve la economía española el 50% contestan que mal o muy mal; sin embargo, cuando a esas mismas personas les preguntan cómo va su economía personal, sólo el 25% contestan que mal o muy mal.
¿Cómo diablos es posible que una misma persona considere que su economía particular funciona regular, bien o muy bien en el 75% de los casos, y en cambio el 50% de los entrevistados conteste que vé la del país mal o muy mal?.
Ocurre que, naturalmente, la gente sabe cómo funciona su economía doméstica, tiene información de primera mano sobre eso. Pero sobre la economía del país ¿qué sabe el ciudadano particular de macroeconomía? Obviamente, lo que le cuentan los medios.
He aquí pues un claro ejemplo de intoxicación de la opinión pública. Decía Gobbels que una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad. Y años más tarde Marshall MacLuhan aseguraba que el medio es el masaje. La conjunción de estas dos aportaciones ha devenido puro arte en los mass media españoles volcados a la derecha, que son casi todos.
La mayoría de medios españoles masajean mentiras económicas porque interesa fingir la crisis. Una vez la existencia de esta sea aceptada ampliamente, se exigirán “ajustes duros” y sobre todo “recortes”, que naturalmente recaerán sobre las prestaciones del Estado del Bienestar.
En esas estamos. Esa es otra de las cosas fundamentales que nos jugamos el 9 de marzo.
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