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domingo, 19 de diciembre de 2010

Guerra a muerte contra Wikileaks



El sector más irremediablemente cafre de los aparatos del Estado y de la sociedad norteamericana quieren ver a Julian Assange muerto. Ahí está Sarah Pallin, la autocalificada como "perra con pintalabios" (ella sabrá el porqué de ese autorretrato, aunque no cuesta mucho imaginarlo), que ha pedido a gritos que le peguen unos cuantos tiros en cualquier esquina. Acabará ocurriendo, no lo duden. Tal vez de aquí a que pase algún tiempo, nos enteraremos de que el señor Assange se ahogó con un hueso de pollo tras mantener relaciones sexuales culpables con él o algo por el estilo. La derecha ultraneoliberal norteamericana es así, no solo capaz de llegar hasta el asesinato si lo estima necesario; además procura escarnecer ante la opinión pública a quienes le plantan cara y acaban convertidos en sus víctimas.

Así que mientras siguen maquinando cómo callar para siempre a Julian Assange -si es que no lo han hecho ya-, los EEUU del "progresista" Obama andan movilizando a los medios de comunicación adictos en el universo mundo -que los hay a patadas: véase la perrera mediática española, sin ir más lejos-, para intentar restar credibilidad a las toneladas de mierda producida por los servicios secretos yankis que Wikileaks ha hecho aflorar, y que estamos conociendo plasmadas en unos documentos que muestran a las claras la arrogancia, ignorancia, obcecación y asombrosa vagancia en que viven esos funcionarios públicos a los que llaman "servicio diplomático estadounidense" (en realidad, meras terminales esparcidas por el mundo de las docenas de servicios secretos norteamericanos.) Hace un par de días un pariodista barcelonés mostraba su perplejidad y escándalo ante el hecho probado de que la famosa alarma de los EEUU porque Barcelona sea según ellos algo así como la "capital europea del terrorismo islamico", se basaba exclusivamente en un artículo suyo publicado en el diario La Vanguardia, del que el cónsul de EEUU en Barcelona había copiado párrafos enteros luego enviados por cable como "alto secreto" a la CIA. Así trabaja cualquiera de espía, señores: basta con comprar la prensa local y seguir los telediarios.

De todos modos con Assange o sin él lo que Wikileaks ha aportado es imparable incluso para los poderosos tentáculos del Imperio. Pueden destruir la organización, perseguir y eliminar a sus miembros, generar propaganda intoxicadora sobre su trabajo: ya da exactamente igual. Wikileaks no ha sido más que la primera chispa, los precursores de un movimiento emergente y que se va a multiplicar de modo exponencial. Esto va a seguir cada vez con más fuerza, van a aparecer organizaciones más complejas, eficaces y difíciles de batir, que suministrarán información de mayor calado y más destructiva para los intereses dominantes. Esta guerra la han perdido definitivamente las "alcantarillas del Estado" (y no sólo las yankis), y eso que apenas ha comenzado.

viernes, 4 de septiembre de 2009

El PP se espía a sí mismo

El PP denuncia ser víctima de escuchas y seguimientos ilegales.

Lo grandioso del asunto es que tienen razón. Las escuchas ilegales existen, los seguimientos ilegales existen, las presiones, amenazas, dossieres y fotos clandestinas existen: todas esas actividades las lleva a cabo (presuntamente, faltaría más) el “servicio” de espionaje -los ya famosos "mortadelos"- creado por la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, y dirigido personalmente por su consejero del Interior; ese modélico grupo de ex guardias civiles, espléndidamente dotados (cacharrería tecnológica último modelo, motos de gran cilindrada, etc) y divinamente pagados, todo con dinero de la Comunidad de Madrid, se dedican a seguir, fotografiar, escuchar… ¡a dirigentes del PP!. Es decir, del mismo partido de quienes gobiernan la Comunidad autónoma madrileña. Ni los hermanos Marx habrían superado algo así.

Por las hemerotecas anda el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, aguirrista de pro aunque al parecer no lo suficiente, pues los “mortadelos” que su jefa amamanta en los pechos del Gobierno autonómico le fotografiaron tiempo atrás recién bajado del avión en un país latinoamericano, en el momento de entregar unas bolsas de deporte cuyo contenido aún no nos han explicado; pero no desesperen, todo llegará el día en que algún dirigente del PP agraviado tenga a bien vengarse de sus compañeros. Misteriosamente dichas fotos llegaron a los medios de comunicación adecuados, y ahí las tienen.

En fin que la cosa se está poniendo francamente divertida: Mariano Rajoy y compañía acusan al Gobierno español de las prácticas que ellos mismos se inflingen entre sí. La verdad es que cabe preguntarse para qué iba a putearlos Rubalcaba, ministro del Interior español, si los dirigentes del PP son maestros en el arte de destrozarse a dentelladas entre sí.

En las fotografías publicadas por El País que ilustran este post, aparece Ignacio González espiado por los "agentes secretos" al servicio de Esperanza Aguirre.

viernes, 3 de julio de 2009

Espías de hojalata


La dimisión de Alberto Sáiz como máximo responsable del CNI (servicios de espionaje y contraespionaje español), me recuerda un viejo dicho de los ambientes políticos del norte de África, que en relación con distintos servicios secretos europeos que actúan de antiguo en la zona, reza así: "los ingleses pagan y no pegan, los franceses no pagan y pegan, y los españoles ni pagan ni pegan". También es inevitable recordar a costa de los servicios españoles (cuyo espíritu y estilo es cien por cien militar, militarizado y militarista), aquello que dejó dicho Groucho Marx de que "inteligencia militar son dos términos contradictorios". En resumen, que si hay un organismo esencialmente inútil en el Estado español son esos servicios de presunta inteligencia, cuya labor en relación con la seguridad del país resulta prácticamente inédita y que al parecer coleccionan cagada tras cagada allá donde intervienen.

Es obvio que a Sáiz lo han echado del CNI como consecuencia de una conspiración, urdida en su contra por el amplísimo colectivo de Mortadelos (nombre en broma de los espías españoles, alusivo a un patoso espía de cómic) que profesa ideas y acciones de extrema derecha, en coordinación orquestada con una campaña insidiosa de meses llevada a cabo por la perrera mediática, cuyo objetivo central ha sido distraer la atención pública del caso Correa (cobrada la pieza, los Pedro J. y compañía ya deben estar buscando una nueva víctima a la que acosar). Pero lo cierto es que Sáiz ha cometido errores imperdonables, que por sí mismos le ponían a los pies de los caballos y hacían inevitable su cese a medio plazo.

Por citar sólo dos casos recientes, hay que mencionar el cierre obligado de la "antena" (grupo informativo/operativo) del CNI en el norte de Marruecos, expulsados por el gobierno de ese país por sus actividades al parecer poco amistosas hacia el régimen de Mohamed V, lo que puede tener graves repercusiones en la lucha contra el terrorismo islamista en una zona especialmente neurálgica y próxima a España. Aunque el segundo es más vergonzoso, si cabe: se trata del monumental sainete caribeño organizado en Cuba por una especie de agente doble, triple o quizá cuádruple, un teórico "delegado comercial" del gobierno vasco (al PNV le ha encantado siempre jugar a los espías: recuérdese el asunto del asesinato de Galíndez en 1956, y la participación de los servicios vascos en la fundación de la CIA), que resultó ser un agente a sueldo del CNI español (¡la cara que se les habrá quedado a Arzalluz e Ibarretxe al saberlo!), y que probablemente también trabajaba para el G-2 cubano y la CIA norteamericana. La caída de este individuo, un tal Conrado Hernández, supuso en Cuba nada menos que la destitución del vicepresidente Carlos Lage y del ministro de Exteriores, Pérez Roque, con quienes Hernández mantenía contactos regulares no se sabe bien para qué; una hipótesis es que todo fue una trampa de los servicios secretos cubanos, fieles a Raúl Castro, quien habría urdido un plan para deshacerse de políticos no bien vistos por la ctual dirigencia del régimen castrista. El papel del CNI en esta historia ha sido tan desairadamente ridículo, que sus agentes se han visto obligados a salir de Cuba de una manera nada heroica.

En un intento desesperado por hacerse con el control del servicio, Saiz planeó una purga interna que comportaba la expulsión del CNI de 60 agentes. Pero el gobierno español no le permitió llevarla a cabo, y el jefe de los espías debió darse cuenta de que había llegado el momento de irse un minuto antes de que le echaran.

El remate de la faena ha sido el nombramiento del general Félix Sanz como nuevo jefe del CNI. Con ese nombramiento, Zapatero, su verdadero inductor, mata varios pájaros de un solo tiro: coloca a un militar al frente de una institución que visto el desmadre interno en el que vive, si algo necesita es un poco de disciplina; yugula la posibilidad de que en adelante el PP siga machacando al responsable del CNI, pues nadie entendería que el partido de la derecha española acosara a un militar, como ha hecho con el civil Sáiz; y en fin, envía un recado muy duro a Carmen Chacón, la ambiciosa ministra de Defensa que en su día destituyera al general Sanz como jefe de Estado Mayor (al parecer sin comunicarle sus intenciones al presidente Zapatero hasta que estaba hecho), siendo Félix Sanz uno de los escasos hombres de confianza del presidente español en el Ejército. Al repescar al general para este cargo, Zapatero da un nuevo aviso a Chacón.

De todos modos, y vista la utilidad de estos espías de hojalata, quizá lo mejor que podría hacer el Estado español sería ahorrarse el dinero que nos cuestan a los contribuyentes y disolver el CNI cuanto antes. Tampoco se iba a notar demasiado.

viernes, 6 de febrero de 2009

Indecente Esperanza Aguirre


El espectáculo que ofreció ayer Esperanza Aguirre durante la sesión que la Asamblea de Madrid dedicó al asunto del espionaje en esa Comunidad, fue de los que deberían avergonzar al más endurecido miembro de la llamada “clase política”. Cuanto más al ciudadano corriente, que asiste asombrado e impotente a tal despliegue de maldad y de insolencia.

A lo largo de las tres horas que duró la comparecencia, Aguirre intentó zafarse de las gravísimas acusaciones que llovieron sobre ella, recurriendo al uso exasperado de sus armas más repugnantes. El cinismo, la chulería, las más sobadas infamias y ése asqueroso tonillo barriobajero que suele usar en sus momentos más salvajes, muestran a las claras lo desesperada que anda la llamada “lideresa” madrileña ante el descubrimiento del tinglado de espionaje en su Gobierno. Como no podía ser menos, Aguirre puso en marcha y a toda potencia el ventilador de la mierda al grito de “¡y tú más!”, intentando acallar las voces que, implacables, desgranaban lo que se sabe sobre este sucio asunto hasta el momento, que es bastante pero aún no todo.

Así, el diputado socialista Adolfo Navarro le instó a aclarar en público “el lodazal de dossiers para chantajear a altos cargos” en que se ha convertido la Comunidad de Madrid. La portavoz socialista, Maru Menéndez le auguró que igual que “llegó a la Comunidad bajo sospecha saldrá bajo sospecha”, en alusión directa a cómo Esperanza Aguirre alcanzó la presidencia autonómica por primera vez luego de que la “mafia del ladrillo” madrileña comprara a dos diputados socialistas de la Asamblea regional. Inés Sabanés, de IU, le recordó a Aguirre que sobre su Gobierno recaen “sospechas muy serias y firmes” de haber organizado tramas ilegales de espionaje pagadas con dinero público. Como queda dicho, en vez de responder a las acusaciones, Aguirre empleó la comparecencia en descalificar a todo el mundo y presentarse una vez más como “víctima” del acoso socialista.

Por desgracia, este tipo de casos rara vez se substancian por la vía judicial penal, que sería lo indicado, ya que los grandes partidos pactan antes su finiquito. De todos modos, tras este escándalo la carrera política de Esperanza Aguirre como presidenta madrileña comienza a adquirir tintes muy oscuros, y su ambición de liderar la derecha española en un futuro queda truncada para siempre.

Y es que espiar a politicos de otros partidos es una cosa muy fea, pero es mucho peor y tiene mayores consecuencias políticas espiar a los de tu partido y no digamos ya a los propios colaboradores directos. La nula confianza que la “ambición rubia” ha demostrado en el género humano incluidos aquellos a quienes ella misma eligió para trabajar a sus órdenes, le está comenzando a pasar factura.

viernes, 23 de enero de 2009

Espías a la madrileña


Rubalcaba, el ministro del Interior español, calificó ayer de “Pepe Gotera y Otilio” a los “mortadelos” que presuntamente se ha feriado la presidenta madrileña para investigar hasta los calcetines que lleva el Papa. Y es que no es para menos; menuda panda de chapuceros incompetentes han resultado ser los “mortadelos” y sus jefes.

Lo mejor, con todo, el matonismo de los adláteres de Esperanza Aguirre, incluso de uno de los investigados, su vicepresidente, un tal González, quien al parecer anda poseído por el síndrome de Estocolmo ya que según El País de hoy amenaza urbi et orbe con llevar a los tribunales a quien hable del asunto. Y eso que al tal González le llevan espiando desde al menos el verano pasado, cuando el exdelegado del Gobierno en Ceuta en época de Aznar, un tal Moro de apellido -¡por favor, nada de chistes fáciles!- le ofreció montar un servicio de contraespionaje para neutralizar a los espías; un CNI a la madrileña, vamos, a cuyos componentes no cuesta mucho imaginar vestidos de chulapos madrileños infiltrándose en esas verbenas populares y populistas que tanto gustan a la jefa Aguirre.

Claro que este presunto González no debe estar muy interesado en que se airee el tema, porque los chicos de Granados, el consejero de Interior madrileño -es decir, los “mortadelos” de Esperanza Aguirre- le fotografiaron viajando a Centroamérica con presuntos empresarios para hacer presuntos negocios de esos que le convierten a uno en algo más que presunto justiciable.

O sea, que lo de la Comunidad de Madrid se ha revelado como una ciénaga en la que los dirigentes madrileños del PP chapotean felices como patos. Con todo, parece que de esta no les salva ni Tamayo.

En la fotografía que ilustra éste post, cortesía del dibujante Ibáñez, el equipo de gobierno madrileño al completo incluidos el consejero espiador Granados y el espiado González, con Esperanza Aguirre en el centro de la imagen.

jueves, 22 de enero de 2009

Los servicios secretos de Esperanza Aguirre

Con el escándalo de los servicios secretos organizados por la Consejería de Interior de la Comunidad de Madrid, se diría que ha empezado la cuenta atrás para el final de la carrera política de Esperanza Aguirre. En los últimos años la presidenta madrileña acumuló mucho poder y mucha impunidad, pero no la suficiente como para que el asalto a Caja Madrid le vaya a salir gratis.

El intento de apoderarse por las bravas del Consejo de Administración de una de las principales cajas de ahorros del país, ha sido un querer ir más allá de sus posibilidades aun siendo estas muchas, y al final el invento le ha estallado en la cara. Aguirre necesita Caja Madrid para continuar financiándose sus actuaciones faraónicas y populistas en la Comunidad de Madrid, y sobre todo para preparar el salto al sillón de líder de la derecha española que hoy todavía ocupa Mariano Rajoy; entre los neocons es dogma de fe creer que si quieres llegar a lo más alto, necesitas antes tener un respaldo financiero muy potente que pague tus facturas en la escalada hasta la cima. Mopolizando Caja Madrid, además, Esperanza Aguirre yugulaba la financiación de su principal opositor, Ruiz Gallardón. Acabar con Gallardón es requisito previo para ella, antes de ir a por Rajoy y luego a por La Moncloa. La “ambición rubia” (teñida) no conoce límites, y liquidar políticamente a Gallardón sería además para ella un gran placer personal.

En ese contexto la creación por sicarios de Aguirre de un servicio de espionaje contra adversarios políticos de su propio partido, no es más que una muestra de los niveles de degradación política y humana alcanzados por el personaje. Tampoco hay que asombrarse demasiado por su comportamiento en éste y en otros asuntos de similar jaez, si tenemos en cuenta cómo logró Aguirre el puesto de presidenta madrileña: tras la compra por la “mafia del ladrillo” local de dos diputados socialistas. La falta de escrúpulos de Aguirre, sus padrinos y sus palmeros no es sobrevenida, sino que tiene ya una larga trayectoria.