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sábado, 8 de mayo de 2010

Futbolistas junto a la puerta del armario


Dos futbolistas profesionales del FC Barcelona, Zlatan Ibrahimovic y Gerard Piqué, fueron captados esta semana mientras hacían manitas junto al coche del sueco, en las cercanías del estadio del Nou Camp. Nada había de escandaloso en la pose, que parece más bien romántica y desvela un punto de sensibilidad sorprendente en dos supuestos gladiadores de los estadios. Hasta aquí, nada que decir: por mí como si se casan, que en España es posible; total, no iban a invitarme a la boda...

Luego han venido las reacciones a una fotografía que dio la vuelta al mundo en pocas horas. Lo que llama la atención no es tanto la furiosa de los interesados -que han defendido su "hombría" a grito pelado y con insultos de grueso calibre contra quienes a la vista de la imagen, sostienen que ahí hay algo más que compañerismo de vestuario-, sino sobre todo por parte de los medios, sean "serios" o prensa deportiva; todos han protegido a los protagonistas con un espectacular sudario de silencio. Y es que buena parte del éxito popular del fútbol-espectáculo radica en que supuestamente se trata de un "deporte de machos" de cuya práctica profesional están excluidos los maricones.

Repito que si el dúo de la foto son parejita homosexual, bisexuales echando una canita al aire o simplemente cariñosos compañeros de orgías propias de machos -ya saben, esas a las que tan aficionada parece ser la plantilla del eterno rival, el Real Madrid-, es cosa de ellos y allá se las compongan. Pero estaría bien que se rompiera de una vez un tabú estúpido y reaccionario: ése que dice que en un vestuario de futbolistas no puede haber un homosexual, cuando sabemos por el contrario, que es precisamente en los grupos cerrados de hombres solos (véanse curas y militares), donde los porcentajes de homosexuales ejercientes o reprimidos superan la media habitual en el resto de la población.

viernes, 22 de enero de 2010

El cónsul de Sodoma y unos sinvergüenzas de Barcelona


Les transcribo el comentario que he dejado hace un rato en el blog del programa L'hora del lector, el excelente espacio sobre libros que emite la televisión autonómica catalana, a propósito de la polémica desatada por la película o lo que sea que un puñado de indocumentados ha perpetrado usando como pretexto al poeta Jaime Gil de Biedma, aquél por cierto que medio siglo atrás se refería a la lideresa Esperanza Aguirre como "su primita tonta madrileña". Traduzco del catalán:

No he visto ni pienso ver la película sobre Gil de Biedma, más que nada porque hace muchos lustros que no pongo los pies en un cine por la misma razón por la que nunca voy a pasear por un basurero, y no quiero romper ahora una costumbre arraigada por tan poca cosa.

De todas maneras me permitiré opinar sobre esta mierdecilla filmada, oportunista ya desde su mismo título ("El cónsul de Sodoma"). Creo que hay que tener muy poca vergüenza para manipular la vida de un hombre como Jaime Gil de Biedma o cualquier otra, y hacerlo con el ojo puesto en el cajón donde van a parar las pelas de la recaudación en taquilla. Da risa que luego hablen de arte y cultura y no sé qué. Money, money. Por lo que vengo leyendo sobre el asunto, especialmente las críticas de Marsé y Llovet, los tipos que han perpetrado esta miseria saben de Gil de Biedma y de su contexto histórico lo que yo de física nuclear: cero patatero.

Y en fin, qué quieren que les diga, si Juan Marsé dice que eso es un bodrio infumable, es que es un bodrio infumable. A mi al menos, con Juan Marsé me pasa lo que a Belén Esteban con su hija Andreíta: ¡YO POR MARSÉ MAAAATOOOO!.

En la fotografía que ilustra el post, Jaime Gil de Biedma en sus últimos años.

jueves, 5 de marzo de 2009

Matar homosexuales puede salir gratis en España


La Audiencia Provincial de Pontevedra ha condenado a Jacobo Piñeiro, convicto y confeso del asesinato de dos gays de Vigo, a 20 años de prisión por incendio premeditado, único delito del que el jurado popular encontró culpable al acusado.

Según el jurado, Piñeiro actuó en "defensa propia"al ser presa de un "miedo insuperable" a que le violara la pareja de gays a los que había conocido en una noche de juerga, y a los que acompañó por propia voluntad a su apartamento. Una vez allí, el "miedo insuperable" le llevó a asestar 57 puñaladas a las dos víctimas.

El incendio en el piso lo provocó Piñeiro para borrar las huellas del doble crimen. Con esa misma voluntad llenó una maleta con objetos de valor a fin de fingir un robo, delito del cual ha sido también increíblemente absuelto.

Está claro que el jurado popular dictó sentencia desde los prejuicios más bestias y arraigados fruto de un machismo demente y trasnochado, y que sigue urecurriendo a los testículos para razonar. Una pena, en pleno siglo XXI. Pero no todo en este caso es machismo y homofobia. Resulta alucinante que se absuelva a alguien de dar muerte a dos semejantes después de haberse probado que les asestó medio centenar de puñaladas, y en cambio se le condene a 20 años, una de las penas mayores del Código Penal español, por quemar una vivienda, acto que aún constituyendo un delito grave, no resiste comparación posible con arrebatarle la vida a otros seres humanos a cuchilladas y haciendo gala de un enseñamiento que parece sacado de los grabados de Goya sobre los desastres de la guerra.

Así que quemar un piso es más grave que matar a una persona. ¿Pero qué idea de justicia tienen los señores y señoras que integraron ése jurado popular? ¿nadie va exigirles responsabilidades? Y por cierto ¿quién seleccionó a semejante tropa para actuar como jurado?. Se supone que antes de ser aceptados como miembros de esa institución hubo una entrevista previa selectiva. ¿Tampoco se le van a pedir responsabilidades al "experto" entrevistador, que al parecer fue incapaz de percibir los prejuicios homofóbicos de la pandilla convocada?.

Parece que finalmente el fiscal del caso interpondrá recurso para que se anule el juicio. Si queda algo de cordura en los aparatos judiciales españoles, lo más probable es que el juicio termine repitiéndose con un jurado popular distinto.

O tal vez no suceda así, y en ese caso tampoco habrá que admirarse demasiado. Casi nada de que lo que pueda salir de un tribunal español es ya motivo de sopresa.