viernes, 17 de diciembre de 2010

Por la refundación del espacio político de la izquierda catalana (1)


Desde la celebración de las recientes elecciones autonómicas catalanas, y como consecuencia de los desastrosos resultados obtenidos en ellas por las izquierdas, han comenzado a aparecer voces reclamando un proceso de regeneración del espacio político catalán de izquierda. Este proceso no puede ser ya un mero maquillaje que disimule las múltiples cicatrices, ni una simple reforma del sistema de partidos y sus relaciones entre ellos, ni desde luego un nuevo reparto del poder interno en las formaciones tradicionales que se reclaman de izquierdas en este país. Hay que empezar a avanzar ya hacia la refundación del espacio de la izquierda desde el cuestionamiento de las fuerzas que actualmente lo ocupan, que se han demostrado de modo repetido completamente desconectadas de la realidad, necesidades y aspiraciones de las bases sociales reales de la izquierda en Catalunya.

El primer en señalar el camino ha sido Carod-Rovira, el hombre que en los últimos años condujo la evolución política de ERC desde un partido nacionalista burgués clásico hacia una fuerza que comenzaba a tener en cuenta las aspiraciones sociales de sectores de la sociedad catalana no nacionalistas, a los que éstos reconocían de su mano y por vez primera presencia y derecho a estar presentes en la construcción del país. Luego a Carod-Rovira, de formación marxista y proviniente de la vieja izquierda nacionalista antifranquista, le desplazaron del liderazgo de su partido jóvenes profesionales de la política que combinan una radical desideologización con la más huera retórica nacionalista, convertida en cemento aglutinador que pretende disimular el agudo conflicto de clases existente en el seno del partido.

Frente a los intentos de Puigcercós y la dirección actual de ERC de fingir que "aquí no ha pasado nada" y que en todo caso, la receta es endurecer el discurso independentista, Carod-Rovira ha llamado a refundar el espacio de la izquierda catalana, articulando en un solo frente a quienes en este espectro político defienden propuestas federales e independentistas para Catalunya. No dice el veterano político qué forma debería tener esa articulación, pero sí da a entender que considera periclitados los partidos actualmente existentes (PSC, IC y ERC).

La propuesta de Carod-Rovira es ya más que necesaria, inevitable si realmente se quiere frenar la disolución a no muy largo plazo del espacio político que ocupan las izquierdas catalanas. Sucede que las direcciones de esos mismos partidos no sólo no están por la labor sino que con seguridad actuarán enérgicamente en contra: les va el cargo en ello. Además, en el caso de ERC, el que haya en el partido un sector netamente de izquierdas más o menos consolidado, aunque muy minoritario a tenor de lo demostrado, no impide que una mayoría de dirigentes, afiliados y votantes sean en realidad tan de derechas como sus hermanos/enemigos de CiU.

En lo que respecta al PSC, la salida de pata de banco del ya casi ex-conseller de Economia, Antoni Castells, en el sentido de proponer una refundación de la izquierda en un sentido "catalanista" que olvida cualquier referencia social, le acerca no a ERC sino directamente a la derecha catalanista que representa CiU. A pesar de la evidencia de que el descalabro de la izquierda y singularmente del PSC viene produciéndose elección tras elección por la fuga sostenida de sus bases sociales populares y trabajadoras hacia el abstencionismo, esta gente se empeña en intentar hacer creer que reforzar el perfil catalanista del partido es el modo de salir de una crisis política que amenaza ya con colapsar.

Es posible que semejante "aportación" al debate no tenga carácter del todo gratuito, cuando algunas voces del entorno mediático de CiU dan a entender que el nuevo President de la Generalitat catalana estaría pensando en incorporar a su equipo personalidades "progresistas" o directamente socialistas. En todo caso, la apuesta ni que sea verbal de Castells y su séquito es abiertamente de clase, burguesa hasta el tuétano, para ser más exactos, y por tanto contraria a los verdaderos intereses del electorado socialista. Veremos en unos días qué sucede finalmente, aunque el interés por el futuro político del sector catalanista enragé del PSC sea más bien escaso, dada su irrelevancia política más allá de la vida institucional.

La situación de IC es todavía peor, aunque sus dirigentes anden la mar de satisfechos porque han perdido menos votos que sus ex socios del Tripartito. Ocurre que si IC, que al igual que el PSC se va dejando girones de su electorado en cada convocatoria electoral, experimentara en unas elecciones una caída semejante a las sufridas respectivamente por PSC y ERC en las pasadas autonómicas catalanas, simplemente dejaría de existir. IC ha perdido casi por completo la antaño poderosa presencia del PSUC en los barrios obreros periféricos de Barcelona y en el antiguo cinturón industrial, y hoy se ve limitada a disputar el voto de sectores concretos y exiguos de la pequeña y mediana burguesía progresista urbana barcelonesa, en su mayoría afín al PSC y a ERC.

Más allá de estas fuerzas quedan los restos desorganizados y atomizados de la antigua extrema izquierda, izquierda radical, "izquierda alternativa" o como quiera llamársela. Sus seguidores suelen oscilar entre el desaliento abstencionista, la radicalización infantil y el apoyo electoral puntual a las formaciones de izquierda parlamentarias. En un tiempo histórico en el que la izquierda ha dejado de pensar y hasta de formular palabras, al decir de Josep Ramoneda, algunas individualidades que cabe situar en esta zona del espectro de la izquierda continúan haciendo aportaciones intelectuales valiosas en tanto nos siguen recordando quiénes somos realmente y para qué empezamos a luchar.
La imagen que ilustra el post es un cartel del Front Popular, candidatura unitaria de las izquierdas catalanas que arrasó a la derecha en las elecciones generales de febrero de 1936.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Joaquim, me he perdido un poco en la complejidad del entramado político catalán, pero enlazando con su post anterior parecería que es cuestión de supervivencia política por lo que los partidos de izquierda han asumido postulados de la derecha.
Volví a Ud. porque acabo de leer que C`s va a dejarle un diputado al partido de Laporta para que forme grupo, y no entiendo como un partido diametralmente opuesto en su concepción nacionalista pueda hacer esto, se me escapa el fin.

Es evidente que la izquierda está perdiendo fuelle en Europa pero con planteamientos difuminados y con criterios puramente electoralistas no se puede encontrar más que esta realidad.
Resulta lamentable el fin de las ideologías, porque el fin de estas significa el triunfo del egoísmo, el individualismo y el pragmatismo puramente mercantilista.Con el añadido que en Cataluña prima más la conciencia nacionalista que la de clase, me parece.

Le agradecería me aclarase conceptos.

La de antes. R.E.G.S.

Joaquim dijo...

Si, realmente la política catalana es compleja, en oposición a la española, donde en última instancia sólo hay blanco o negro político, o con los unos o con los otros. En Catalunya todo es mucho más matizado y hay una escala de grises muy grande. Ya tenemos siete partidos en el Parlament, y seguramente en los próximos años vamos a tener algunos más.

Lo de Ciutadans y Laporta es pura necesidad de supervivencia parlamentaria. Los dos grupos forman el Grupo Mixto, ya que no llegan a los 5 diputados requeridos para formar grupo parlamentario propio. Las prerrogativas parlamentarias de los integrantes del Mixto son muy reducidas, así que lo que han hecho esas dos fuerzas es acordar que el que tiene más diputados de los dos (Laporta, con 4)reciba formalmente la adscripción a su grupo de 1 diputado de Ciutadans, de manera que Laporta pueda formar grupo parlamentario. El favor se lo devolverá tramitando, por ejemplo, proposiciones de ley que le haga llegar Ciutadans, cediéndoles parte de su tiempo en los debates y plenos, cediéndole alguno de los puestos que le toquen en las comisiones de trabajo etc. El invento no es nuevo, y ya se ha llevado a cabo con anterioridad en el Congreso español.

En Catalunya no prima más la "conciencia nacionalista" que la conciencia de clase: ocurre que la ideología nacionalista enmascara la conciencia de clase, que en los nacionalistas es vivísima y naturalmente, de derechas (en algunos casos, como en el círculo de Oriol Pujol Ferrusola o en el tinglado que ha montado Joan Laporta, extremadamente derechista).

Se puede resumir en una frase ya clásica: con la bandera, esconden la cartera. Y es que como es sabido, el nacionalismo ha venido a ocupar el lugar de la religión como ideología superestructural legitimadora de la dominación de clase. Simplemente eso.

Un saludo cordial.

Anónimo dijo...

Pues si el futuro del PSC o la izquierda en general catalana ha de venir de la mano de Chacón, Corbacho o Isabel Lopez ( representante del PSOE en el pacto de Toledo, para más señas )estamos "apañaos".
La clase típicamente trabajadora de lo que antes se llamaba cinturón rojo ( cada dia más azulado )nunca se sentirá llamada a participar masivamente en unas elcciones autonómicas por mucho que les presenten candidatos más próximos a ellos o más autenticamente socialistas. No será porque en las campañas electorales, desde siempre, no han acudido - en más de una ocasión en cada una de ellas- desde F. Gonzalez a ZP pasando por A. Guerra etc.
Que no, que no, ni Montserrat Tura ni Marina Geli, ni Castells, ni Obiols en su dia; pero tampoco Montilla, Corbacho o Chacón.
Si acaso alguien se aproximó a la exepción fue Pascual Maragall.

Todo es más sencillo: A Catalunya, CIU; a España, veremos como vaya la ola.

Anónimo dijo...

Gracias por la explicación, Joaquim,

En cuanto a la conciencia nacionalista prevaleciendo sobre la conciencia de clase, su explicación es plausible respecto a los partidos, sobre todo de derechas, pero no se puede aplicar o al menos, no sería razonable aplicado al pueblo. A no ser que su última frase vaya en el sentido de idea alienante.

Un saludo y repito mi agradecimiento.

R.E.G.S.

Joaquim dijo...

Efectivamente, el nacionalismo es una idea alienante no sólo porque se basa en la idealización de mitos fabricados ex profeso, sino sobre todo porque su función principal es crear falsas solidaridades entre clases cuyos intereses están irremediablemente enfrentados.

El "pueblo" consume lo que le echen. De todos modos, las clases populares y trabajadoras catalanas no son nacionalistas catalanas; una parte de ellas se inclina en mayor o menor grado por el nacionalismo español (tan alienante como el catalán, ciertamente), y otra parte muy importante descree de todo nacionalismo y se manifiesta "tan catalán como español", que es una forma elegante de decir que ni una cosa ni la otra.

Anónimo dijo...

Alguna vez nos enteraremos que no hace falta ser nacionalista para ( querer ) ser solo catalán.
Por que narices alguien puede ser español sin ser nacionalista y otros no pueden ser catalanes sin ser nacionalistas. Que para llegar a este estadio hay que pasar primero por lo que, parece inexcusable, de ser considerado nacionalista, pues, muy bien, pero no es culpa mia.
Sería como decir que ante una hipotética Catalunya independiente, no habría socialistas o votantes de izquierda.
Me niego absolutamente. Estoy hartito, si eres socialista no puedes pretender una Catalunya independiente, no es ¿ortodoxo?
Ahora bien, español si que puedes ser, o frances o aleman. Manda huevos...Si lo que pretendemos es la unión de los pueblos, luchemos por ello i defendamos su unificación y no el statu-quo imperante.
Todo esto lo digo con la legitimidad añadida que me da el no ser ni nacionalista ni independentista, de momento.