domingo, 11 de octubre de 2009

Robert Capa y Gerda Taro, fotografía y lucha antifascista


Gerda Taro y Robert Capa llegaron juntos a España en 1936, en los albores de la mal llamada Guerra Civil española. Gerda era una chica de origen judío, alemana de nacimiento y polaca de ascendencia. Tenía 25 años, y vivía y trabajaba como fotógrafa de prensa en París. Alli conoció a un muchacho llamado André Friedmann, un judío húngaro de 22 años sin oficio ni beneficio refugiado en Francia, al que Gerda hizo pasar por un afamado fotógrafo norteamericano para que le dieran trabajo en su agencia, inventándole un nombre que pronto se haría famoso en todo el mundo: Robert Capa.

En España Gerda Taro y Robert Capa se convirtieron en privilegiados e implacables testigos y notarios de la tragedia, y sus fotos pronto llenaron las portadas de las principales revistas ilustradas de Europa y América. Con verdadera pasión por la causa democrática y cierta ingenuidad propia de sus pocos años, los dos apátridas hicieron de la lucha republicana contra el fascismo el eje de sus jóvenes vidas. La mirada de ambos quedó plasmada en fotografías que son iconos del siglo XX (más delicadamente femeninas y atentas a la realidad cotidiana las de Gerda Taro, grandiosas y en ocasiones terribles las de Robert Capa). Formaron una curiosa pareja, en la que al parecer el amor ocupaba un lugar secundario en su relación, marcada por los acontecimientos que vivieron y por su lucha por dar a conocer la realidad de la España en guerra contra el fascismo.

Gerda murió en 1937, aplastada por un tanque durante la batalla de Brunete. Robert Capa siguió trabajando solo en España, y luego fotografió la Segunda Guerra Mundial, la guerra de China y la lucha en Indochina contra la colonización francesa, hasta morir en 1954 tras pisar una mina puesta por el Vietmin en un sendero perdido.

Recientemente El Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) ha dedicado una espléndida exposición conjunta a las obras de Robert Capa y Gerda Taro, cada uno en su propia sala independiente pero tan próximas entre sí que es inevitable observar las respectivas producciones como una unidad (de hecho, algunas fotografías que se muestran fueron tomadas al alimón por los dos desde perspectivas idénticas o muy cercanas). El contenido de la exposición se recoge en dos magníficos catálogos absolutamente imprescindibles para los amantes de la fotografía y desde luego, para quienes andamos empeñados en la reivindicación de la memoria histórica de este país. Seguramente esta doble exposición recorrerá España durante los próximos meses, así que procuren no perdérsela; visítenla sin dudar, e inviertan unos euros en adquirir los catálogos. Es un consejo que me van a agradecer.

En la imagen que ilustra el post, Gerda Taro y Robert Capa en París.

4 comentarios:

la fuente de sed dijo...

Independientemente del debate que ultimamente parece suscitar, creo que el famoso miliciano de Capa es una de las imagenes más impactantes que ha pasado por delante de mis ojos. Un resumen de la invasión fascista del 36.
Un saludo.

Joaquim dijo...

En el catálogo sobre Robert Capa ("Això és la guerra!"), hay un excelente ensayo de un especialista que apoyándose en toda la serie de fotos anteriores y previas a la famosa "Muerte de un miliciano", demuestra que esa foto no es un montaje, aunque tampoco corresponde a una acción de guerra en sentido estricto.

En síntesis, se dice ahí que ese día se produjeron dos muertos en un tiroteo desencadenado cuando un grupo de milicianos anarquistas procedentes de Alicante recorrían la zona de Cerro Muriano (Córdoba) en los primeros días de la guerra, en un momento en el que aún no estaba dibujada la línea del frente. Al encontrar a los periodistas, entre ellos a Robert Capa, los milicianos empezaron a corretear y a dar gritos, una forma de llamar su atención y de en definitiva, jugar un rato. Querían que les hicieran fotos, simplemente. Capa corrió tras ellos y se puso a tirarles fotos (la serie que acompaña a "Muerte de un miliciano"). De repente sonaron unos disparon y dos milicianos cayeron muertos; francotiradores rebeldes les habían visto y abrieron fuego sobre el grupo, que corría ladera abajo de la colina blandiendo sus fusiles y gritando consignas antifascistas.

La foto por tanto, fue una casualidad: ni estaba preparada ni correspondía a una acción militar propiamente dicha.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Robert Capa era de nacionalidad húngara, no checoslovaca.

Joaquim dijo...

Cierto, "Anónimo". Estas cosas le pasan a uno por escribir de memoria y no con la Wikipedia abierta.