martes, 23 de junio de 2009

Sangre, sudor y txacolí


Mientras Patxi López debuta como lehendakari y ETA le pone el primer muerto sobre la mesa, la perrera mediática madrileña acoge con escándalo las fotos de Zapatero y Rajoy presentándose juntos en el funeral de Eduardo Puelles, el mando policial asesinado con una bomba-lapa colocada en su coche por el grupo terrorista vasco. Escándalo que como no podía ser menos, coincide al milímetro con el que ante el mismo hecho manifiesta la perrera que en los medios propios y en Internet jalea los atentados etarras. Una vez más, unos y otros, los hiperespañolazos y los euskobomba, caminan cogidos de la mano, por algo tienen raíces comunes en la ideología más atrozmente reaccionaria y arcaizante de Europa: el carlismo decimonónico.

Con todo, algo de razón en el escándalo habrá que darles, aunque por razones opuestas a las que ellos esgrimen. Y es que la foto de Zapatero y Rajoy es simplemente eso, una foto, y la cantinela sobre la "unidad de los demócratas" sólo eso, una cantinela. La solución del problema sigue sin pasar por ahí, más que nada porque mientras el PP no vuelva a gobernar con hegemonía absoluta en España no habrá solución para el llamado "conflicto vasco", esa confrontación fabricada artesanalmente con dedicación y mimo por fascistas vascos y españoles desde hace medio siglo. El PSOE tuvo su oportunidad de alcanzar una solución negociada, pero ETA la arruinó cuando comprendió que los grandes poderes españoles -financieros, eclesiásticos, mediáticos, y desde luego, los principales aparatos del Estado-, no la avalaban; repásense las hemerotecas y véase como las negociaciones fueron saboteadas desde esas instancias con verdadero frenesí. Ellos le pusieron en bandeja a ETA, seguramente de modo consciente, la ruptura de la tregua.

ETA ha comprendido por fin que sólo podrá negociar con quien representa verdaderamente a los grandes poderes españoles. Y espera a que el representante de éstos, aquél que ejerciendo el papel vicario como cabeza de la derecha política española logre alcanzar la Moncloa, les llame a negociar. Hasta entonces el PSOE en el gobierno va a tener sangre, sudor y txacolí por un tubo (lo último, para brindar en Madrid y en el Goierri por el desgaste de los socialistas que comportará cada atentado). Como los socialistas están poseídos por eso que llaman "sentido del Estado", llegado el momento olvidarán todos los sabotajes sufridos y apoyarán ciegamente la negociación entre el gobierno del PP y ETA, que finalmente dará paso a la fórmula que previamente se haya pactado en alguna oficina situada en territorio norteamericano o sus colonias europeas. De todos modos, aún faltan unos cuantos años para eso.

Mientras tanto, Rubalcaba seguirá deteniendo jefes y comandos etarras. No digo que dé igual, pero como acaba de comprobarse, la serpiente sigue regenerándose aunque le arranquen la cabeza. Igualmente ETA seguirá asesinando policías y cuando le apetezca, ciudadanos de cualquier clase; tampoco lograrán avanzar un milímetro así, porque como les advirtió la viuda del inspector Puelles, ya hay otro policía que ha ocupado su puesto. La rueda infernal seguirá girando.

Habrá que esperar. Pero la ocasión de Zapatero se ha esfumado para siempre.

La imagen que acompaña el post corresponde al estado en que quedó el coche de Eduardo Puelles, la última víctima de ETA, asesinado con una bomba-lapa adherida al vehículo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que razón tienes. Los grandes poderes, económico eclesiástico y PP. no podian consentir que fuera ZP. quien lograse la paz. Prefieren la muerte de las personas a que la izquierda gane puntos ante el pueblo y pueda afianzarse.
De todas formas a ellos las muertes de los demás no les importa en absoluto, siempre dispuestos a fabricar guerras, a aterrorizar y en fin, hacer lo que sea con tal de no perder una pizca de poder.

Y ETA exactamente igual. Y los que la jalean tan miserables como los grandes poderes.

Y encima son, según ellos, la verdadera izquierd.

Un abrazo
Marian