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lunes, 16 de marzo de 2009

Adiós al Polo Norte


Cuenta hoy el diario británico "The Independent" que se ha puesto en marcha una iniciativa para limitar la caza de osos polares, supuesto deporte practicado por los esquimales y por otros que sin serlo son capaces de desplazarse a las lejanas regiones polares, sólo para meterle una bala entre ceja y ceja a un animal perteneciente a una especie en peligro de extinción.

El problema principal para los osos polares, con todo, no son sólo los cazadores sino el cambio climático, digan lo que digan el primo "científico" de Rajoy o el imbécil ése que fue presidente del Gobierno español y que ahora recorre el mundo con su melenilla y sus pulseras de hippie de derechas. Los polos se derriten a marchas forzadas, y en unos años no va a haber hielo en el Polo Norte en verano. Ya empezamos a acostumbrarnos a ver imágenes de osos polares aislados en trozos de hielo que se funden por completo a velocidad de vértigo y antes de salir del Círculo Polar Ártico. Hoy sería materialmente imposible que el Titanic u otro buque chocara con un iceberg en cualquier mar del mundo, simplemente porque ya no hay icebergs navegando a la deriva en mares cálidos; mirado cínicamente, quizá sea esa la única ventaja que aporta el deshielo.

El calentamiento global está aquí, y ha llegado para quedarse. De hecho, llevamos al menos 150 años calentando la Tierra pero hasta ahora no habíamos reparado en las consecuencias. Ahora hay señales que anuncian que el Apocalipsis de San Juan puede ser una broma infantil, comparado con el desastre que se nos viene encima. Y en fin, el que los osos polares se ahoguen al quedar atrapados sobre témpanos de hielo que se funden como cubitos de un gin tonic, sería apenas el aperitivo. Esperen a los platos fuertes.

viernes, 2 de enero de 2009

Bienvenidos a 2009


Abróchense los cinturones y recen lo que sepan; comienza 2009.

Este podría ser el contenido del primer anuncio televisivo del año, si lo hubiera encargado el Partido Popular español. Lo cierto es que las previsiones emanadas por fuentes diversas a nivel tanto mundial como español no son precisamente optimistas.

En lo que hace a la política internacional, las motivos para la alegría no son muchos. Eso sí, se va George Bush -habrán visto que en un arranque de "optimismo antropológico", un servidor daba como fecha de fin de mandato el 31 de diciembre pasado, cuando la presidencia de Bush expira en realidad dentro de dos semanas-. Sin embargo en Oriente Próximo la situación empeora por momentos -lo cual tiene verdadero mérito, habida cuenta de la gravedad y profundidad histórica de esa crisis-, en Europa la Unión es cada vez más una olla de grillos sólo interesados en rebatiñar dinero, en Africa se extiende el hambre, la guerra y la opresión neocolonial, en América Latina crecen las masas de desesperados entregadas al populismo apayasado y fascistoide, y en el mundo en fin se ha instalado, quizá por mucho tiempo, esa ficción llamada "terrorismo global" mediante la cual el Imperio pretende imponer su dictado urbi et orbe.

En España, y más allá de una crisis económica virtual que ha terminado por afectar a la economía real -ya saben cómo funciona el asunto: se asusta al ciudadano/consumidor, éste se retrae de gastar, el comercio disminuye ventas y sube precios, el consumidor gasta aún menos, los fabricantes comienzan a despedir gente al no poder colocar sus productos, y así sigue gira que te gira la rueda infernal-, existe una crisis crónica que afecta al modo en que se vive un sistema social y político que hace aguas por todas partes, y que se va parcheando como mejor se puede. Desde la financiación autonómica a la credibilidad de las instituciones, desde la corrupción entendida como atajo hacia el éxito social hasta el embrutecimiento de masas a través de los llamados "espectáculos deportivos", desde la anomia cultural de muchos ciudadanos hasta la inanidad intelectual e incluso funcional de una "clase política" de saldo, en España hay sustrato de sobra para que "el estado de crisis" se sienta a gusto, eche raíces y decida quedarse aquí por mucho tiempo.

Claro que todo será siempre poco en comparación con las previsiones apocalíticas del PP, un partido para el qual la explosión de una central nuclear a las puertas de una gran ciudad española sonaría como un coro de ángeles anunciándoles su triunfo en las siguientes elecciones generales. Esperemos con todo, que algún rastro de conciencia cívica y de los propios intereses quede entre nuestros conciudadanos, y que un año más, la derecha española muerda el polvo en las sucesivas convocatorias electorales de modo que por el bien de todos, siga alejada de los centros de decisión política del país.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Aquí estamos de nuevo


Recién llegado de un periplo vacacional en el que ha dado la vuelta al planeta, un servidor de ustedes retoma este blog con el propósito de irles narrando las cosas que ha visto por esos mundos de dios y del diablo. Ya les iré contando y enseñando algunas imágenes.

Sólo un avance: en "Basco street"de Manila -próxima a las calles Legazpi y Urdaneta, por lo demás-, ni han oído hablar de Ibarretxe ni por supuesto de su plan. A la gente que habita en ese barrizal sólo les preocupa qué comerán mañana y que la lluvia no acabe de hundirles el techo de sus barracas; cosas de la distancia entre la política oficial y la vida cotidiana.
Que dios o el diablo les perdonen (a los políticos profesionales, claro).