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miércoles, 17 de diciembre de 2008

Joan Baptista Humet, cantautor


Anoche se celebró en Montjuïc un homenaje al recientemente fallecido cantautor Joan Baptista Humet. Según la prensa de hoy, asistieron unas 2.000 personas a pesar del mal tiempo y la escasa publicidad de la convocatoria.

Joan Baptista Humet murió hace unos días, sin poder llegar a ver la realización de este acto de reconocimiento que sus compañeros de profesión acordaron rendirle en cuanto se hizo público su gravísimo estado de salud. Humet fue una persona querida y respetada, pero quizá menos conocido popularmente que la mayoría de nombres que ayer subieron al escenario para homenajearle. Y es que este valenciano, residente en Catalunya desde niño, fue un cantautor especial, en el sentido de que voluntariamente permaneció siempre al margen de cierta corriente mayoritaria, la que dominaba el mundillo de los cantautores catalanes 30 años atrás. Humet cantó indistintamente en castellano y en catalán, y eso, como ocurrió también en su momento con Joan Manuel Serrat, le atrajo antipatías de medios políticos, mediáticos y empresariales relacionados con la música catalana en el tardofranquismo y la transición, y sobre todo un cierto ostracismo por parte de las discográficas "de casa nostra" que por entonces dominaban el panorama musical catalán.

Además, Joan Baptista Humet, adelantado a su tiempo, huyó de las letras burdamente de combate, y apostó por un compromiso que no obviara la calidad en los textos y en la música. Cuando la "gente comprometida" que subía a los escenarios o grababa discos se limitaba a aporrear una guitarra por todo acompañamiento, Humet ya creaba orquestaciones que añadían valor a su canciones, cuidando la producción como no hacían entonces otros artistas.

Entre su temas más conocidos en castellano están el optimista "Hay que vivir", "Que no soy yo", su declaración de principios, y "Clara", una canción que hace treinta y tantos años ya hablaba de modo tan delicado como firme de las consecuencias de las drogas para los jóvenes enganchados; de sus temas en catalán destaca "Gemma", que siempre que oigo me recuerda a mi querida Gemma Piquer, vecina, amiga y compañera del grupo parroquial donde nos hicimos mayores y "rojos", y a quien le encantaba que se la pusiéramos en los guateques que organizábamos muchos domingos de nuestra adolescencia.

Y en fin, Humet, hombre sensible, honesto y de izquierdas, nos ha legado "Layetana abajo", esa maravilla de canción que hace décadas ya hablaba a las claras del problema del maltrato femenino, y que termina con aquella frase animosa dirigida a una mujer que padece ese problema : "Coge tu carnet, tu dinero, y ves Layetana abajo"; es decir, rompe con todo y rehaz tu vida.

Que la terra et sigui lleu, Joan Baptista, company.

miércoles, 31 de octubre de 2007

Lengua versus cultura (y 2): por un planteamiento científico de un problema ideologizado


Lo relatado en el post anterior tiene su origen en un error muy extendido hoy, cual es el confundir la parte por el todo, es decir lengua con cultura, y a ésta con un proyecto ideológico concreto, el que identifica cultura de una colectividad con identidad nacional; algo común hoy desde el punto de vista político, pero científicamente insostenible existiendo desde hace tiempo el concepto antropológico de cultura (ver las aportaciones de Marvin Harris, por ejemplo).

En realidad, la identificación entre lengua y cultura no se sostiene ni siquiera desde el punto de vista político. Si fuera cierto que la esencia de la cultura propia de una colectividad humana descansa exclusivamente en el uso de una lengua concreta -tal como viene sosteniendo el nacionalismo catalán burgués desde hace 30 años (al no disponer de otros asideros como raza, religión, etc), resultaría que un pueblo como el irlandés, de fuerte perfil "nacional" -en el sentido político contemporáneo del término- pero cuya lengua originaria, el gaélico, es usada desde hace siglos tan sólo por una minoría muy pequeña de la población, carecería no ya de identidad nacional en términos políticos sino incluso de cultura propia, cuando ésta tiene por contra una potencia indiscutible ... aunque desde hace siglos se exprese en inglés, el idioma de los antiguos colonizadores. ¿Acaso James Joyce no es un escritor irlandés?. Pues por increíble que parezca, aplicando el método seguido por la conselleria de Cultura de la Generalitat de Catalunya en el caso de la Feria de Frankfurt, y dado que Joyce escribía en inglés y no en gaélico, no lo es, y por tanto no representa a la cultura irlandesa.

Franz Boas en su libro clásico "Antropología cultural", (pág. 159, Círculo Universidad. Barcelona, 1990) define la cultura como "la totalidad de las reacciones y actividades mentales y físicas que caracterizan la conducta de los individuos componentes de un grupo social, colectiva e individualmente( ...) también incluye los productos de estas actividades y su función en la vida de los grupos".

La lengua es tan sólo uno de esos productos, además de una herramienta de comunicación que ni siquiera tiene que ser necesariamente una sola o la supuestamente "propia" de ése colectivo.

lunes, 29 de octubre de 2007

Lengua versus cultura (1): Por qué la participación catalana en la Feria de Frankfurt ha sido una mascarada


En un artículo del periódico Heraldo de Aragón de hace unos días se daba cuenta de la participación de dos autores aragoneses de lengua catalana en la recientemente clausurada Feria del Libro de Frankfurt, formando parte de la delegación catalana. Al parecer tal hecho ha suscitado cierto malestar en Aragón al interpretarse como una ingerencia catalanista, al tiempo que desde Catalunya se ha usado para reforzar la posición de quienes sostenían que a Frankfurt debían ir exclusivamente escritores en catalán, dejando fuera a los escritores catalanes en lengua castellana u otras lenguas.

Respecto a la actitud de quienes ahora se enteran de que en su región, país, nacionalidad o como quieran llamar a Aragón hay personas que escriben y hablan en catalán, ése es su problema. El desconocimiento de la propia realidad circundante no exculpa las insensateces que puedan proferirse, algo a lo que por desgracia resulta muy proclive cierto "nacionalismo de cachirulo" baturrista y españolero, tan rancio como reaccionario por lo demás.

Más enjundia tiene la polémica organizada al otro lado de la trinchera nacionalista, desencadenada por el catalanismo oficial desde el aparato de gobierno que es la Generalitat de Catalunya, que en materia cultural está controlado férreamente por nacionalistas sin fisuras. De entrada éste se ha esforzado desde el principio, en concordancia plena con sus fantasmas ideológicos, en llevar a la Feria de Frankfurt únicamente a escritores "en" catalán, y no a escritores "de" cultura catalana. Entre paréntesis, es por ello natural que la Conselleria de Cultura de la Generalitat invitara no sólo a escritores nacidos en Catalunya y que escriben en catalán, sino también a algunos escritores nacidos en otros territorios y que usan la lengua catalana en su escritura. Cierto que en ese esquema hubiera sido perfectamente posible que un sueco que escriba haikus japoneses en catalán fuera invitado por el Honorable conseller a la Feria alemana como representante de la cultura catalana. Ya sé que resulta surrealista, pero así las gastan nuestros gobernantes en estas materias.

Con todo, lo más surrealista de esta lamentable historia es que los organizadores alemanes habían invitado a la "cultura catalana" y no a la "escritura en catalán", con lo que estos buenos señores se llevaron la desagradable sorpresa de ver que los organismos culturales oficiales catalanes extendían invitaciones exclusivamente a escritores en lengua catalana, cuando lo que pretendían los avispados alemanes era que a la feria teutona fueran los escritores catalanes que venden (y mucho) en Europa, incluida naturalmente Alemania: los Marsé, Cercas, Mendoza, Zafón, etc. Ocurre que esta gente escribe en castellano, y por eso fueron excluidos desde el primer momento por nuestro Govern.

Total que, una vez más, se ha hecho el ridículo a escala europea y perdido una oportunidad de oro para promocionar la cultura catalana realmente viva en nuestro país, la que vende por sí sola sin necesidad de subvenciones oficiales ni de compras masivas por parte de la Generalitat de ediciones que no tienen salida en el mercado (en este rubro y sólo en 2005, según cifras oficiales de los propios organismos culturales catalanes, la Generalitat enterró en sus almacenes 250.000 ejemplares de títulos en catalán publicados por editoriales privadas o en régimen de coedición con ella; esto en una sociedad tan "de libre mercado" y "abierta a la competencia empresarial" como la catalana).

Por mi parte, y como escritor catalán en lengua castellana, me adhiero a lo que escribió Sergi Pàmies (escritor en lengua catalana, por cierto) sobre el lío de Frankfurt: "Si dijera todo lo que pienso de este asunto, me meterían en la cárcel".

viernes, 25 de mayo de 2007

¡Lléveme a Frankfurt, conseller!


Enterado de que en la Feria del Libro de Frankfurt de este otoño habrá una amplia representación de los escritores catalanes, y de que decidir quién irá allá a gastos pagados es competencia de usted, Honorable señor conseller de Cultura, a quien Dios guarde la salud y el President de la Generalitat el cargo durante muchos años, he decidido presentar mi candidatura a viajar a la susodicha Feria por el morro (así lo dicen en mi barrio: ya sabe como se expresan "els altres catalans").

Paso a exponerle a continuación los motivos en los que fundamento esta petición de ser incluido en el séquito oficial de la cultura catalana, con el razonable convencimiento de que sin duda veré atendida mi petición dada la importancia de mis méritos:

1. Soy escritor y tengo un libro publicado, que no le ha costado ni un duro al contribuyente catalán. Tampoco tuvieron que reescribir mi libro en la editorial cuando me lo publicaron.

2. Hace años que terminé el bachillerato, por lo que estoy exento de recibir premios literarios en Catalunya. Otra ventaja para ustedes.

3. Conozco bien los lugares comunes de la cultureta catalana versión Països Catalans, y hasta puedo dar charlas en torno a ella pues no en vano en mi juventud comulgué con esas retóricas, en épocas por cierto en que desde las instancias oficiales llovían palos en vez de subvenciones.

4. Sé decir de carrerilla aquello de "Setze jutges mengen fetge d'un penjat, etc etc", y en alguna ocasión me han dicho que cuando hablo en catalán tengo acento de Lleida. Hablando en castellano me han tomado más de una vez por vasco, pero como ustedes los de la cultura oficial catalana son tan suyos no sé si eso puntuará favorablemente o no.

5. Soy limpio, educado, y no eructo en la mesa, por lo que quedo bien en cualquier comida o cocktail oficial, algo que no todos los escritores catalanes pueden decir de sí mismos. Tampoco consumo drogas, ni siquiera porros, y en las pocas recepciones oficiales a las que he asistido jamás me he emborrachado ni he intentado ligar con la amante de un político con cargo.

6. Tuve una efímera novia de Hamburgo, y sé por tanto lo que es el "humor alemán" y lo que significa realmente el grito Un Pueblo, Una Patria, Una Sola Lengua, lo que me faculta para poder mantener amenas conversaciones con Max Cahner (alguien tiene que entretenerlo entre coktail y coktail).

7. Considero que lo condenable de todo soborno no reside tanto en la finalidad para la que se da, sino en aquello en lo que se acaba invirtiendo. Dado que mi interés en viajar a Frankfurt es simplemente pasarlo de puta madre (un buen fin en sí mismo), no veo yo qué puede haber de malo en que me añada usted a la lista oficial.

Reconozco la pega de que yo soy escritor en lengua castellana, pero no se preocupe usted por eso: los alemanes ni se van a dar cuenta. ¿O cree usted que los alemanes leen nuestros libros en lengua original?.

Es gracia que espero alcanzar de vuecencia, a quien Dios y el Tripartit guarden muchos años. Suyo afectísimo, el abajofirmante.