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lunes, 6 de julio de 2009

El sainete hondureño


En el sainete hondureño ya van dos muertes -dos ciudadanos previamente muertos de hambre, por supuesto- lo que lamentablemente tiñe de tragedia lo que en principio no era más que una bufonada. Y es que ya se sabe, en cuanto los militares se ponen a salvar a la patria en cualquier país, los sepultureros empiezan a tener que hacer horas extras; cosas del oficio más repugnante del mundo (no aclaro a cúal de los dos me refiero: ustedes mismos).

Tomen nota de algunas patochadas -típicamente criollas, por otra parte- que se están produciendo estos días en Honduras y países aledaños:

- La corte de valientes apoyos internacionales a Zelaya (léase Insulza, secretario general de la OEA, y los presidentes de Argentina, Ecuador y alguno más), juramentándose para acompañar en su retorno al destituido y rajándose a última hora apenas se enteraron de que los gorilas hondureños no iban a recibirlos precisamente con guirnaldas de flores. ¡Valiente panda de mandatarios cagones!.

- El ministrito de Exteriores hondureño puesto por los golpistas, que en rueda de prensa llama “negrito” a Barack Obama y exhorta al presidente español de esta guisa: “Zapatero, a tus zapatos”, entre otras perlas por el estilo que muestran a las claras la clase social de la que partió el golpe de Estado (militar, por supuesto).

- La piara de tocinos sobrealimentados que forman la Conferencia Episcopal hondureña, amenazando sibilinamente con un baño de sangre popular si Zelaya regresa. Éstos ni quitan ni ponen presidente, pero ayudan a sus compinches.

- El payaso Chávez, empeñado en demostrar que él no tira de los hilos que sostienen a Zelaya, para lo cual no tiene mejor argumento que facilitar el retorno a su país del presidente hondureño… en un avión de la fuerza aérea venezolana.

- El propio Zelaya, convertido a pesar suyo en “héroe popular bolivariano”, él, un oligarca centroamericano arquetípico. Habrá que verle cuando retorne si comienza a autoexpropiarse sus inmensas propiedades, o al menos a pagar sueldos decentes a los trabajadores agrícolas indígenas que emplea en régimen de semiesclavitud.

- La prensa internacional, que salvo contadas excepciones en vez de denunciar la vergonzosa lucha por el poder entre sectores dominantes de la sociedad hondureña, en la que sin ningún empacho se usa una vez más al pueblo como carne de cañón, está contribuyendo a aumentar la confusión reinante al intentar convertir a Zelaya en un protomártir de la democracia americana.

En resumidas cuentas, un circo en el que sólo los muertos son reales.