sábado, 20 de marzo de 2010

La Ruta de la Seda, fotografiada por Pablo Strubell


La Sala de Exposiciones de la casa Golferichs de Barcelona, el viejo chalet modernista situado en la esquina entre Gran Via y Viladomat (metro Urgell), acoge una selección de 30 fotografías tomadas por Pablo Strubell durante el viaje de 8 meses que realizó por la Ruta de la Seda en 2005.

Pablo Strubell es un treintañero, economista de profesión, que habla de viajes realizados o en proyecto con una pasión mayor aún si cabe de la que emplean los jóvenes de su generación cuando comentan la Champions League. Durante años Pablo ha sido un puntal de la Sociedad Geográfica Española, y ahora se dedica a gestionar una librería madrileña especializada en viajes. Aunque, aficionado como es a los años sabáticos y a realizar largos periplos durante ellos, veremos cuánto le dura el empleo. De momento, según me comentó en la inauguración de su exposición barcelonesa, pronto emprenderá otro de sus largos viajes, esta vez por el continente sudamericano.

En cuanto a la Ruta de la Seda, se trata quizá de la mayor arteria de circulación económica y cultural que haya existido jamás. Las caravanas que partían de China y atravesaban Asia hasta rendir viaje en el Mediterráneo, portaban a lomos de camellos no sólo mercancías como la seda, el papel, la pólvora, las especias, el marfil, y joyas y metales preciosos de toda clase, sino tambien y acaso más importante para la historia de las civilizaciones humanas y singularmente de la europea, las ideas filosóficas, religiosas y políticas que contribuyeron a conformar lo que sabemos del mundo y nuestra manera de interpretarlo y vivirlo.

Entre las fotografías de Pablo hay una de la plaza de Registán, en Samarkanda, la imagen de las dos mezquitas gemelas enfrentadas, que me trajo de inmediato el recuerdo de los días de mi viaje a Uzbekistán en agosto de 1999. En una breve pero muy agradable conversación, evocamos juntos nombres míticos de ciudades como Estambul, donde por cierto me sorprendió el terremoto del 17 de agosto de 1999 camino de Taskhent, y Xian, la ciudad china desde la que partían las caravanas rumbo a Occidente. Allí, en la muralla perfectamente conservada de esa ciudad de la China central, se abre la puerta que constituía el kilómetro cero de la Ruta de la Seda y que debían atravesar los esforzados mercaderes orientales que iniciaban el camino hacia las lejanas orillas mediterráneas.

De su paso por ese mundo variopinto y enriquecedor desde el punto de vista cultural y del conocimiento humano, da cuenta Pablo Strubell en un libro que acaba de salir y que encontrarán en las librerías especializadas, como Altair o DeViaje: "¡Te odio, Marco Polo!". Dice Pablo que el título viene a resumir su relación personal de amor y odio con el famoso veneciano, a quien responsabiliza de sus aventuras y también de los sinsabores vividos durante el viaje por la Ruta de la Seda, en la medida en que Marco Polo fue su inspirador principal. En realidad, tal como narré en mi libro "Todos los blancos son feos" en el capítulo dedicado a la Ruta de la Seda, los chinos consideran a Marco Polo un grandísimo embustero que jamás puso los pies en China. Y sin embargo ahí nos tienen a Pablo y a un servidor, siguiendo sus huellas.

La imagen que ilustra el post es una de las fotografías que componen la exposición "La Ruta de la Seda", de Pablo Strubell. Se trata de un taxi colectivo que circula rumbo al mercado de Kashgar, en el Turkestán Oriental o Xinjiang (Rep. Popular China).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El tal Pablo Strubell, debe de ser un hombre muy rico para poder permitirse años sabáticos y viajes tan largos y maravillosos.
Al menos sabe gastarlo.
Pero son tantos los que no llegan a fin de mes y tanta gente sin trabajo, que este artículo tuyo puede desencadenar envidia y no muy sana.

¿Será uno mas de tantos socialistas que viven como curas?.

Salud
Marian

Joaquim dijo...

No me parece que sea el caso. Como me dijo alguien no hace mucho, todo es cuestión de prioridades. Un servidor por ejemplo no tiene hijos ni automóvil, y no veas lo que da de sí el ahorro en esos conceptos.

En cuanto a Pablo no creo siquiera que sea socialista. Aunque seguro que no es de derechas, ya que tal circunstancia sería incompatible con una personalidad inteligente y abierta como él.