domingo, 14 de febrero de 2010

Consideraciones sobre el laicismo francés


Ser católico en Francia es un asunto tan respetable como privado. Igual que ser protestante, judío, musulmán, seguidor del Spaghetti Volador o, desde luego, ateo. Hace siglos que la religión dejó de ser un problema para los franceses: mucho antes de su Revolución la separación Iglesia Estado era un hecho de facto, consagrado luego por las leyes republicanas del siglo XIX y primeros años del XX.

La fotografía que encabeza el artículo la tomé la semana pasada en la catedral de Lyon, una bellísima muestra de la mejor arquitectura gótica europea. A diferencia de los ruinosos templos españoles, las catedrales francesas resplandecen gracias a que al ser consideradas como bienes artísticos propiedad de la Nación, su conservación y mantenimiento corre por cuenta del Estado a través de los ayuntamientos. Como lugar de culto la catedral de Lyon celebra dos misas al día, incluidos los domingos; el resto del tiempo está a disposición de los visitantes y, como todas las iglesias francesas, tienen lugar en ella las actividades de carácter cultural y cívico que determina el gobierno de la comunidad local que la mantiene.

Fíjense en el cartel, por favor. Recurriendo a las más modernas técnicas comunicativas publicitarias, los responsables de la iglesia lyonesa hacen saber a los visitantes del templo que "la diócesis lyonesa no recibe ninguna subvención para sus curas y asalariados. Tu donativo es vital" reza el cartel, encabezado por un contundente: "100% puro donativo. Sin subvenciones añadidas", que imita con gracia y oportunidad los anuncios de zumos que vemos en la televisión.

Lyon no es un caso único. Por poner sólo otro ejemplo, hace un par de años tuve ocasión de observar en el interior de la catedral de Toulouse la multitud de carteles llamando a la solidaridad (no a la caridad) con los pobres del mundo, así como diversas convocatorias de grupos cristianos de base en apoyo de causas que los partidos de izquierda españoles no se atreven a sostener en público.

Cuando veo estas cosas en Francia me domina una enorme tristeza al comparar con esta España de nuestros pecados; España que desde siglos huele a cerrado y sacristía, como escribió don Antonio Machado. También me acuerdo de toda la parentela de aquél personaje mítico que probablemente nunca existió llamado Guifré el Pilós, señor feudal por delegación de una Marca fronteriza del imperio carolingio, del que dicen que aprovechando un momento de debilidad de sus señores decidió dejar de pagarles tributo y declarar la independencia de aquél condado entre montañas. ¡La faena que nos hizo el muy cretino a los catalanes de generaciones posteriores!.

5 comentarios:

MariaJU dijo...

Totalmente e acuerdo con lo que escribes. Yo tb siento tristeza de ver lo q veo con respecto a la efecto garrapata que tiene la iglesia en nuestro país con nuestro arte, nuestros impuestos y tantas cosas, tb de índole política, moral y/o espiritual q no debiera, y que campea entre ellas como dueña y señora (como siempre le dejaron q hiciera y nadie aún le ha parao los pies).

con tu permiso, Joaquim, me llevo tu enlace a facebook. Espero q no te importe.

saludos

Joaquim dijo...

Claro que no me importa Lisístrata. Al contrario, gracias por tenerlo en cuenta.

Un saludo cordial.

Anónimo dijo...

Está claro que te hubiera gustado ser francés, no es de extrañar, vamos detrás muy detrás de ellos. Quizá algú dia logremos estar a su altura aunque supongo que para eso tienen que pasar muchas generaciones todavia.
Tambien es importante que algún dia tengamos un gobierno digno y valiente que se enfrente de una vez al clero español tan ambicioso y celoso de no perder poder.

Y que desaparezcan todos los que añoran a Franco.
Sobre todo que desaparezcan los jueces fascistas.

Marian

Anónimo dijo...

No te fíes. Sarko y su nueva flamante esposa (no por el rito católico) recibieron al Papa como a cualquier dignatario con todo el boato haciéndose la pelota durante un rato. Para mí, tanto el uno como el otro pecaron de hípócritas. Lo que viene a demostrar que, si hay que ser menos laicistas se estudiará o si hay que pactar con el "diablo" se pactará El Papa está recuperando para la "causa" a elementos tan "extraños" como los lefebristas.Bueno, la verdad es que este Papa es muy raro.

Un abrazo de Soledad.

Joaquim dijo...

Marian, la culpa es nuestra obviamente. Permitimos que nos represente gente timorata cuando no verdaderos mentecatos, que en vez de coger el toro por los cuernos adoptan una actitud genuflexa ante el poder terrenal de los fantasmones con mitra.

Soledad, es evidente que son dos hipócritas y uno de ellos al menos un verdadero "parvenu". Pero Sarkozy tuvo las narices de presentarse en una audiencia privada del Papa con su actual pareja sin estar todavía casados, y cuando el ¿ex?nazi de blanco fue a Francia en viaje oficial le endilgó un discurso sobre el carácter privado que el hecho religioso tiene en ese país. Posteriomente cuando la Santidad Andante se encaminó a Lourdes (quizá a la espera de un milagro), Sarkozy se quedó tan ricamente en París. Y el modo en el que lo recibió fue en la condición de jefe de Estado del Papa, no como líder religioso de una supuesta mayoría de franceses.