En medio del fragor político carpetovetónico habitual, ha pasado totalmente desapercibido un hecho significativo y de gran calado, aunque "periférico": el Parlament de Catalunya acaba de votar la Ley de Fosas catalana. Según El País del pasado 23 de junio, "la Generalitat de Cataluña se ha convertido en la primera Administración española en asumir plenamente la localización e identificación de los desaparecidos durante la Guerra Civil y el franquismo".
La Ley de Fosas catalana obliga al Gobierno autónomo catalán a actuar cuando sea requerido expresamente por los familiares. Dichas actuaciones podrán substanciarse bien mediante la exhumación de los cuerpos ilegalmente enterrados, o bien señalizando dignamente el lugar donde estos yacen. En definitiva, y como dice el diario madrileño "la Generalitat crea un marco jurídico para identificar y localizar los restos". Veremos si cunde el ejemplo en otras Administraciones españolas.
Alguno dirá que ya hora de que se diera un paso al frente. La verdad es que la tan manida Ley de la Memoria Histórica -la montaña que parió un ratón, recordarán- ha dejado la cuestión casi donde estaba: es decir, en nada. Por eso tiene su mérito que aunque sea en un parlamento autonómico, todas las fuerzas políticas democráticas presentes en él se pongan de acuerdo para sacar adelante un proyecto que viene a reparar la injusticia más salvaje que sigue enquistada en España.
Habrán notado que acabo de escribir que la Ley de Fosas catalana ha sido votada en el Parlament por "todas las fuerzas políticas democráticas presentes en él". Evidentemente, el PP y Ciutadans se han autoexcluido de ése acuerdo, lo que habla bien a las claras de la verdadera naturaleza fascista de esos dos partidos. Y sin embargo la ley es tan suave que para no ofender "sensibilidades", aplica el mismo procedimiento en el caso de los desaparecidos en la retaguardia catalana en el verano de 1936; pues ni por ésas. Dice El País que "el PP catalán insistió en equiparar en la ley catalana la represión republicana a la de los incontrolados. Pero no es justo. Hubo abusos en ambos bandos, pero los producidos en la España republicana lo fueron contra la legalidad y la voluntad de las autoridades".
Abundando en ello y en última instancia, los actos criminales incontrolados en la retaguardia republicana respondían a la quiebra momentánea del Estado y a la ira popular ante la rebelión militar. En Catalunya en concreto alcanzó a algunos centenares de lo que entonces se llamaba "prohombres" de la (ultra)derecha: militares, políticos, jerarquías eclesiáticas, grandes propietarios... amén de varias decenas de pistoleros falangistas, monárquicos, carlistas y de otras bandas. Restablecida la autoridad del Estado en la zona republicana, cesaron esas actuaciones criminales. Por contra, en el bando franquista, y como atestiguan las miles de fosas comunes existentes en toda España, la represión salvaje y masiva respondió a un plan genocida perfectamente planificado y ejecutado por los sublevados, con la colaboración de eclesiásticos, políticos y gente afín similar. El capitán Aguilera, uno de los jefes de prensa de Franco durante la guerra de España, llegó a decir en público que los sublevados se proponían "exterminar a un tercio de la población masculina española", para así acabar de una vez con los rojos (citado por Antony Beevor, en su obra "la Guerra Civil española", editorial Crítica).
Intentar "equiparar" actos de unos y otros es simplemente, hacerse cómplice consciente en el ocultamiento de la verdad histórica y por tanto, en la perpetuación impune de los crímenes del fascismo español.
6 comentarios:
A mi no me pasó desapercibida esta ley. Me parece que Cataluña es pionera en hacer justicia a las victimas del franquismo. Sí, espero que todas las autonomias la imiten. Se acabaria con la angustia de muchos.
Los que luchaban por la libertad y la legalidad no pueden ponerse al mismo nivel que a los asesinos.
No es de extrañar que el PP no votara a favor, todavia hay muchos hijos y nietos de esos asesinos.
Yo no te aporto nunca ninguna idea nueva, pero poniendote mi comentario te hago saber cuanto me gusta leerte.
Un abrazo
Marian
Gracias Marian, siempre es gratificante saber que hay alguien ahí :)
Un saludo cordial.
Buen comentario, Joaquim, como siempre.
En especial, los dos ultimos párrafos. Comparto tu escaso aprecio por los autodenominados "equidistantes", normalmente, basta con rascar un poco para obtener un votante del PP. O algo peor.
Viene al pelo lo que decía Max Aub, en "La gallina ciega":
" Hubo una gran diferencia entre las barbaridades que se cometieron a nuestro lado y las que hicieron ellos. Nosotros - dejando aparte a los que las cometieron - las reprobamos y, en los casos que pudimos, las castigamos. En cambio, ellos, las hicieron conscientemente y, lo que es peor, creyendo que hacían justicia. ¡ ¨Qué justicia ni que narices ! En esa diferencia fundamental está la base de la verdad y, precisamente porque ganaron ellos, la vida española de hoy está contruida en la mentira. (...) En la mentira y en el crimen (...)"
La frase es de 1969, y la cita Carlos Gimenez, en su comic "36-39, Malos tiempos, tomo 1"
luchino.
Gracias Luchino. No conocía ese texto de Max Aub, a quien profeso mucho respeto y cariño por muchas razones, especialmente por ser un grandísimo escritor, socialista y negrinista.
A mí sigue costándome aceptar que aún hoy se intente echar otro tipo de tierra, el olvido, sobre las tumbas de los republicanos muertos durante la guerra civil española.
Comprendo, sí, que hay intereses creados, que hay gente que aún hoy defiende y admira la figura de quien ya sabemos y llora desconsolado porque no ha resucitado, pero ignoro la forma en la cual puede defenderse la postura de no investigar, no identificar, etc., a los muertos del bando republicano con un mínimo de lógica.
Por esto, la ley de Fosas me parece un paso adelante, un paso que debería ser imitado por todas las demás comunidades españolas.
Excelente tu post.
Un abrazo.
Gracias, Sergio. Lo lamentable del caso es que sea un gobierno autonómico quien tome la iniciativa en vez del gobierno del Estado, que es a quien le compete velar por los derechos de todos sus ciudadanos, en todas partes y al mismo tiempo, como decía el viejo lema jacobino francés.
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