lunes, 14 de junio de 2010

Pablo Iglesias, Felipe González y un tal Rodríguez Zapatero


El 10 de junio pasado se cumplió el centenario de la primera acta parlamentaria ganada por un candidato socialista en España. El diputado elegido en aquella ocasión fue Pablo Iglesias, 31 después de haber fundado el PSOE. Está claro que si algo les sobraba por toneladas a los socialistas de aquellos tiempos era paciencia.

El mismo Iglesias debió recurrir a enormes dosis de paciencia durante toda su vida no sólo en la acción política y organizativa interna, sino sobre todo para soportar las presiones que llegaban de fuera. Por ejemplo, en el invierno de1910 el diario El Debate, propiedad de la Iglesia católica española, publicó a toda plana que el recién estrenado diputado socialista iba al parlamento enfundado en un costoso abrigo de pieles, en contradicción flagrante con sus ideas proletarias. Era un infundio naturalmente, ya que Iglesias fue un hombre de vestir tan sencillo como pulcro. Durante toda su vida usó un traje en verano y otro en invierno, cubierto en la estación fría con un gabán de paño que le duró décadas. Pero la especie corrió como la pólvora por los mentideros de Madrid, y no sólo fue recogida por los otros diarios de derechas sino que no era raro encontrar gente que juraba por sus hijos haber visto con sus propios ojos a Pablo Iglesias con su abrigo de pieles.

Nada nuevo pues bajo el sol en materia de calumnias e injurias surgidas de la derecha. Ocurre sin embargo que 100 años después de aquellas batallas nos hallamos en un tiempo histórico extraordinariamente difícil, en el cual el "capitalismo de casino" (Felipe González) aprieta a fondo. Tanto que el ex presidente socialista español reprochó poco veladamente a su sucesor Rodríguez Zapatero ofrecer la yugular a la derecha, "porque cuando se la enseñas, muerden". Más duro fue el sopapo dirigido por González al muy desmejorado "optimista antropológico" unos días antes, al cincelar una frase que suena a epitafio de Zapatero: "Rectificar es de sabios, y de necios hacerlo cada día". Así que el acto formal de conmemoración del centenario del primer escaño parlamentario español ganado por los socialistas, acabó convertido en una buena ocasión para ver como andan las cosas en la relación entre González y Zapatero, amén de tener la oportunidad de ventear qué aires soplan por Ferraz, la sede socialista, y aledaños.

El protagonismo del acto fue simplemente abducido por Felipe González, mientras a su lado el pobre Zapatero ponía cara de circunstancias, sentados los dos bajo un retrato de Pablo Iglesias (cuya Fundación, la más antigua y prestigiosa de la izquierda española, por cierto, estuvo a punto de hacer desaparecer Zapatero hace un par de años, cuando tuvo la ocurrencia de fusionarla con otras iniciativas socialistas bajo el nombre de Fundación Ideas; por suerte no llegó a consumarse la gañanada pablicida). González animó al cierre de filas en el partido, lo que alegró las pajaritas a tanto zapaterista mohíno, al pensar -equivocadamente- que Felipe llamaba a dar un cheque en blanco a Zapatero, a sus reformas neoliberales, y en definitiva, a su continuidad al frente del Gobierno y del partido; ocurre que estos chicos y chicas, como carecen de experiencia y formación política (y en muchos casos, simplemente humana), desconocen qué significa el que un veterano y carismático dirigente llame a militantes y votantes de una fuerza política de izquierda a no despedazar a la muy tocada dirección actual, y a cerrar filas con ella frente a los ataques exteriores: no es que por fin González reconozca lo grande y listo que es Zapatero, sino más bien todo lo contrario. Mientras duren, son Zapatero y su equipo quienes tienen el mandato de dirigir el partido, viene a decir el ex presidente, y debe respetarse hasta el final esa circunstancia... y ni un minuto más. ¿Entienden?.

Nadie podrá acusar a González de soliviantar al socialismo en contra de Zapatero, ni de haberle regateado una fotografía cuando le era más necesaria; lo que jamás le concederá González, ni nadie de su generación, es morir políticamente abrazado a Zapatero. Que es precisamente lo que intentó Zapatero sacando a relucir la ya famosa anécdota del SMS, el mensaje que González le envió el día en que se hicieron públicas las 9 medidas antipopulares que ponen a España a las órdenes de los amos del casino financiero global. Según relató inocentonamente Zapatero, el SMS concluye con otra frase cruel del ex presidente dedicada a su persona: "Gobernar también es esto, tomar decisiones difíciles". En lenguaje llano: la fiesta ha terminado, tontaina, ponte las pilas antes de que arruines el crédito político del partido por muchos años; toma decisiones, y aprende a mantenerlas.

Obviamente explicarle todo esto al actual presidente español y al coro de palmeros que le jalean, es como echar margaritas a los cerdos. Pero Felipe tenía que intentarlo.

En la fotografía que ilustra el post, Pablo Iglesias habla a los trabajadores durante el Primero de Mayo de 1915.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Félix Madero ha estado comentando las declaraciones de Felipe Gonzlez al gobierno, ha estado muy bien http://www.puntoradio.com/popup/audio.php?id=44405