sábado, 17 de abril de 2010

La Naturaleza es una tipa vengativa


Los europeos somos una gente acostumbrada a ver toda clase desgracias ajenas por televisión, con la seguridad de que ése mismo terremoto que arrebata decenas de miles de vidas en cualquier país del Tercer Mundo en nuestro Viejo Continente apenas haría tintinear la cristalería de casa. La Naturaleza enfurecida es un espectáculo que aquí ya casi no sabemos discernir del cine hollywoodiense de catástrofes. Incluso empezamos a pensar que el fin del mundo cuando llegue, y según nos muestra últimamente la industria del mercado del "entertainment" yanqui, no será otra cosa que un conjunto de efectos especiales más o menos espectaculares y eso sí, creados por ordenador.

Así que vemos terremotos, incendios, sequías, inundaciones y todo eso y pensamos que la fiesta no va con nosotros, que nosotros los europeos sí hemos domado a la Naturaleza. Hombre, es verdad que de vez en cuando vemos cosas como las que vienen pasando en Andalucía y en algunas otras zonas españolas, donde la especulación urbanística y cierta inconsciencia meridional han llevado a construir en el cauce desviado de ríos y torrenteras; resulta que a la que llueve con alguna intensidad las aguas terrestres reclaman su antiguo lecho, y con cierta frecuencia vemos en los telediarios como muebles y automóviles son arrastrados río abajo camino del mar. Muy raramente se pierde alguna vida en esos sucesos, y casi siempre es por causa de imprudencias: por ejemplo, gente que se mete con su jeep 4 x 4 en un cauce por el que se está desbocando una avenida de agua después de una tormenta, imitando esos recurrentes e infantiles anuncios de televisión con que nos bombardean los fabricantes automovilísticos. Algunos idiotas han dejado la piel tratando de reproducir esas demostraciones. Pero ya digo que se trata de episodios puntuales.

Pero ahora resulta que un volcán acaba de reventar en Islandia, y Europa se llena de cenizas presuntamente inofensivas pero que de momento han conseguido colapsar el tráfico aéreo en todo el continente. Miles de vuelos y cientos de miles de personas no pueden desplazarse por el aire desde hace días, porque las compañías aéreas tienen miedo de que las cenizas en suspensión en la gigantesca nube de humo expulsada por el volcán islandés puedan obturar los motores de los aviones en navegación. Así que la Naturaleza nos acaba de humillar ante todo el mundo, dejándonos varados en tierra. Nos ha dejado a los europeos sin nuestro querido medio de transporte, ése que nos permite en un mismo día desayunar en Barcelona, comer en París y cenar en Venecia. Los europeos acabamos de descubrir que somos vulnerables a gran escala ante la cólera desatada de la Naturaleza.

Y la verdad es que cuando hemos caído en la cuenta, se nos ha quedado una cara de tontos que debe dar risa. No contábamos conque en realidad estamos tan expuestos a las iras de la Naturaleza como los haitianos, aunque sea por diferentes motivos. Mamá Naturaleza ha sabido cómo vengarse de nosotros, dándonos donde más nos duele: en nuestro orgullo tecnológico.

No hay comentarios: