Hoy ha comenzado el juicio contra Josué Estébanez, el soldado profesional que hace dos años, en un vagón del metro de Madrid, apuñaló hasta la muerte a Carlos Palomino, un joven antifascista que se dirigía con un grupo de amigos a participar en una manifestación contraria a la de carácter fascista a la que Estébanez iba a asistir.
El caso adquirió notoriedad porque las cámaras del vagón del metro donde sucedieron los hechos mostraron con toda claridad la acción criminal del soldado fascista. No hay disculpa para el asesinato, premeditado y alevoso a todas luces; en la grabación se observa como Estébanez ve al grupo de antifascistas en el andén, saca una navaja, la oculta en su espalda y aguarda a que entren al vagón. Cuando uno de los chicos se encara con él al reparar en la ropa de nazi civil que el soldado porta, Estébanez le clava 25 cm de navaja en el corazón, acuchilla en las costillas a otro chaval, y se pone a dar saltos enloquecidos por el vagón pavoneándose y haciendo el saludo fascista brazo en alto; como puede verse, una conducta muy en la línea de respetuoso funcionario público de una institución transida de amor por la democracia, como nos dicen que es el actual Ejército español.
Espero que a este asesino le caiga la pena que merece. De todos modos, cabe preguntarse en buena ley una vez más por qué la cabra -fascista- continúa tirando tanto al monte -militar, por supuesto- español- ¿Será porque en tal monte ése tipo de cabras hallan pastos a su total satisfacción, y también absoluta complicidad en muchos de sus mandos jerárquicos con su llamémosle ideología?.
De todos modos, me parece aún más preocupante el papel de los medios de comunicación en esta clase de historias. Para la mayoría de ellos la muerte de Carlos Palomino fue consecuencia del choque entre dos colectivos, fascistas y antifascistas, grupos que de algún modo serían simétricos entre sí; gente minoritaria y amiga de broncas, jóvenes vandálicos, irresponsables. Pues no, no se puede equiparar a fascistas y antifascistas, porque eso es tanto como igualar a víctimas y verdugos, a judíos y a nazis, a franquistas y antifranquistas. Y lo que está probado precisamente por una grabación de video es que Carlos Palomino fue la víctima y Josué Estébanez el verdugo. Como siempre, y una vez más.
Josué Estébanez, el soldado de ideología fascista (a la izquierda de la imagen), en el momento de apuñalar en el corazón a Carlos Palomino (con gorra roja, a la derecha) según grabó una cámara de seguridad del metro de Madrid.
4 comentarios:
Querido Joaquim: Estos personajes son dignos nietos franquistas.
Han visto como sus padres y abuelos han hecho lo que han querido en medio de una gran impunidad, y ellos quieren hacer lo mismo, sino no se explica que ya llevara su navaja preparada para liquidar a cualquier persona no fascista.
Afortunadamente en estos momentos ya las cosas no les son tan fáciles.
Espero se le condene como se merece.
De todas formas esta derecha tan extremista que desgraciadamente tenemos en este pais, les dá ánimos.
Marian
Al día de hoy, este tipo de cosas me hacen cuestionar los alcances de la libertad de expresión, creo firmemente que ciertos mesajes no deberían ser permitidos o, de ser permitidos, acarrear responsabilidad penal.
Prefiero, por supuesto, la última opción, ya que de aplicar la primera estaríamos ejerciendo censura y ya sabemos que la censura es una especie de animal que cada vez precisa más alimento hasta morder en todo aquello a su alcance.
No se puede tolerar el lenguaje de la violencia, ha de ser penalizado, no se puede tolerar el racismo y la xenofobia y han de ser combatidos, de la misma forma que se combate la violencia de género.
Debemos firmemente declarar que en el mundo de hoy ser facista no es una opción, es un delito, y hasta que no se efectúe esa declaración sin quedar en agua de borrajas las cosas seguirán empeorando.
Por otra parte, estos admiradores de los nazis parecen haber no leído la historia de su enloquecido líder, deberían recordar que una vez que accedió al poder, AH ordenó que se realizara una purga entre sus antiguamente leales camisas pardas, algunos de los cuales fueron ejecutados luego de juicios arlequinescos y otros directamente asesinados.
Burdos y utilizables picapedreros que olvidan que no poseen una gota de sangre aria en sus venas, que de haber vivido en la alemania nazi estarían en campos de concentración por estúpidos.
Lo que más me duele de todo esto, es que el asesino es un soldado que ha sido supuestamente entrenado y concientizado para defender a TODAS las personas que viven en su patria, lo que demuestra que algo en su educación militar no ha sido demasiado efectivo, o sí, caso en el que me aterraría.
Y repito, ser facista no es una opción, es un delito a la vez que una vergüenza.
Un abrazo.
Marian, el tal Josué Estébanez no parece ser el típico vástago de un linaje militar, esos son todos oficiales con buenos destinos y mejores pagas. Estébanez en cambio, tiene toda la pinta de ser el típico desgraciado que encuentra en el ejército un refugio ideológico y sobre todo un medio de vida.
Sergio, todo aquél que elige la profesión militar adolece previamente de un agudo esquematismo mental a través del cual se manifiesta un pensamiento tosco y simplista, y suele ser además un devoto convencido de la violencia macha.
Esas ranciedades las suelen envolver en mixtificaciones (el honor, el amor a la Patria, la amenaza extranjera...) infumables para una mente racional, pero que para ellos constituyen la verdadera ley a la que todos deberíamos estar sometidos. En definitiva, los militares suelen padecer un sentimiento de superioridad sobre los "civiles" -a los que consideran débiles, egoístas y poco patriotas-, que en realidad apenas disimula su sentimiento de inseguirdad frente al rechazo que provoca entre la ciudadanía su llamémosle "pensamiento" de casta.
No es extraño por tanto, que haya una abundante presencia de gentes como Estébanez en cualquier ejército, y desde luego en el español.
En realidad, la diferencia entre burguesía fascista y burguesía no fascista es sólo cuestión de coyuntura; la historia ha probado cómo la "democracia" se desliza al fascismo. La fórmula para tal transformación es sencilla: crisis económica aguda, presión popular y obrera creciente, desgaste político de los políticos "tradicionales", y otras. De tal manera, el fascismo será una realidad siempre presente. En médula ósea de nuestros ejércitos democráticos siempre se encontrarán las células fascistas, listas a reproducirse ¿Se imaginan el trato a pobladores extranjeros de las tropas en las acciones de pacificación, como en Irak?
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