jueves, 24 de septiembre de 2009

El trabajo es cosa de pobres


En España no se admira a los pillos y a los golfos: se les envidia, y en la medida de lo posible, se les imita. Decía alguien que éste es el único pais del mundo mundial en el que un tipo entra en un bar lleno de desconocidos, se pone a explicar cómo está defraudando a Hacienda, y en vez de que alguno de los presentes llame a la policía para que se lo lleven al trullo, le aplauden en coro y le invitan a una copa.

Otrosí, recordemos una vez más que este es asimismo el único país del mundo mundial en el que campaña fiscal tras campaña fiscal, el promedio de ingresos anuales declarado por los empresarios es inferior al que declaran los trabajadores a sueldo. Y les llaman “emprendedores” a esos bandidos…

Que en España haya una cierta predisposición a robar al “Estao” -es decir, a la comunidad-, es larga tradición que remonta al Siglo de Oro, como dice hoy Manolo Saco en su blog, y probablemente más allá. Por los tiempos en que la Reforma protestante sembraba la ética del capitalismo europeo (véase Max Weber), en España las clases dominantes luchaban por hacer pervivir el régimen feudal, eficazmente auxiliados por la ultramontana Contrarreforma católica. El trabajo en Holanda o Suecia fue desde entonces una práctica virtuosa bendecida por la divinidad, mientras que en España por contra se le ha considerado históricamente un deshonor y un castigo de Dios. Para nuestras clases dominantes trabajar era -y es- una actividad exclusiva de las “clases bajas”, al igual que pagar impuestos; actividades ambas de las que debían abstenerse para conservar su ascendiente social. Finalmente aceptaron el capitalismo, pero en una versión que incorpora esos valores de la España Eterna. El golferío entre ellos es pues inevitable, y cuenta con la comprensión cuando no la colaboración activa de quienes se supone deberían reprimirlo, desde la Inspección de Hacienda a los tribunales de ¿justicia?.

Véase a modo de ejemplo la sentencia que finalmente ha recaído sobre un dirigente mallorquín del Partido Popular, el ex teniente de alcalde del Ayuntamiento de Palma, homosexual homófobo, putero menorero, cocainómano, Legionario de Cristo Rey y mandamás del Foro de la Familia Cristiana mallorquín: el señor Rodrigo de Santos. A pesar de la estafa al erario público demostrada en juicio y a pesar de sus probadas relaciones sexuales pagadas, nada santas ni familiares, el caballero ha recibido la irrisoria condena de dos años de prisión, al tenerse en cuenta que el pobrecillo actuaba presuntamente dominado por una adicción irresistible a la cocaína. Dado que el caballero no tiene antecedentes penales ni siquiera deberá ingresar en prisión, así que seguramente pronto le veremos de nuevo encabezando manifestaciones a favor de la Familia Cristiana y dando nuevas alegrías a sus amiguitos de los puticlubs palmesanos. Y que trabaje y cotice Rita.

Señores, en España hay vía libre para los golfos de derechas.

En la imagen que ilustra el post, el cuadro de Sánchez Coello "Felipe II en el banquete de los monarcas", de 1596.

2 comentarios:

Sergio dijo...

Pues estaba poniéndote un comentario pero me extendí demasiado y preferí colocarlo como post en mi blog "Espejos y Dragones", sin embargo Joaquim, hago referencia de que me inspiré en tu post y coloqué el link correspondiente.

Un abrazo.

Joaquim dijo...

Gracias Sergio. De inmediato me voy a tu blog a leerlo.

Un abrazo.