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lunes, 21 de noviembre de 2011

España ya ha salido de la crisis


Esta mañana aún no había despuntado el sol cuando miles de empresarios se han lanzado a las calles españolas  a la búsqueda de parados a los que ofrecer empleo. En apenas unas horas un millón de estos han sido contratados y han comenzado a disfrutar de puestos de trabajo con contrato indefinido, seguridad social por cuenta de la empresa y salarios por encima de los dos mil euros netos.

Los bancos por su parte han enviado a sus empleados a ofrecer créditos a interés cero al primero que se cruzaran por la calle. Las cajas de ahorro alquilan el millón de pisos en su poder procedentes de hipotecas impagadas por cuotas mensuales no superiores a 100 euros. 

La prima de riesgo se ha desplomado como una piedra, y ahora son los alemanes los que utilizan el bono español como referencia para su maltrecha economía. En Wall Street ha habido navajazos entre brokers yankees por conseguir bonos españoles al precio que fuera.

El Gobierno español acaba de reimplantar la peseta. Inmediatamente la Reserva Federal norteamericana ha ordenado a George Soros y sus secuaces en el mundo entero que compren todas las pesetas que puedan, mientras proclamaba que convertirá sus dólares celosamente guardados a la nueva divisa más poderosa de los mercados financieros internacionales.

En los hospitales públicos los enfermos se curan milagrosamente en cuanto suscriben la póliza mediante la cual contratan un seguro médico privado. En las escuelas públicas los niños aprenden más deprisa cuanto mayor sea el ritmo con el que son despedidos los maestros "rojos" y reemplazados por monjas de clausura y curas ansiosos de carne tierna. Otros que se curan de repente de su "enfermedad" son los maricones, que en vez de casarse están ingresando en masa en conventos de frailes, donde les reciben con los brazos y otras cosas abiertos. Las mujeres que tenían previsto abortar donarán su hijo a la ciencia una vez haya nacido; ya que no lo podrán mantener, al menos servirá para algo (lo contento que estaría el doctor Mengele de vivir en esta España radiante). 

Los viejos están renunciando gustosos a sus pensiones, ya que ha empezado a aparecérseles el arcángel San Gabriel y a llevárselos hacia la Luz, al tiempo que les exhorta a desprenderse de sus bienes terrenales y a renunciar a sus pagas mensuales. Algún rojo emboscado de los que todavía quedan, se atreve a murmurar que el arcángel de marras tiene un aire más que sospechoso al cardenal Rouco Varela, pero eso son infundios de rojos ya saben.

España con sentido común y como Dios manda. ¡Arriba España!.

En la imagen que ilustra el post, Mariano Rajoy saluda a sus seguidores desde el balcón de la sede del Partido Popular, en la calle Génova de Madrid.

martes, 5 de enero de 2010

Cuatro millones de parados también es una forma de corrupción

La prensa de hoy anuncia que España ronda los 4 millones de parados. Se trata de una cifra redonda, que unos se empeñan en no traspasar y otros en dar por alcanzada; una cifra casi mágica, y de ahí el interés que suscita. Y es que son muchas personas 4 millones de personas sin ingresos regulares de esos que los economistas finos llaman "rentas del trabajo", para diferenciarlas de las llamadas "rentas del capital", es decir de las plusvalías generadas durante el proceso de producción y expropiadas por los empresarios.

Esa cifra de parados la hace más sombría si cabe una derivación inmediata: casi 800.000 personas perdieron su empleo en este país en 2009. Es decir el famoso Año de la Crisis ha devenido en hecatombe para multitud de familias. Personas que, por ejemplo, por primera vez en mucho tiempo han tenido problemas para afrontar los gastos de Navidad según los patrones y las exigencias del consumo occidental. Muchas cartas a los Reyes Magos van a quedar hoy sin respuesta o con respuestas muy lejanas respecto a las peticiones formuladas por niños que, en su candidez o interés, viven ajenos al drama familiar en el que se hallan inmersos.

Y es que el paro ya no es sólo el azote clásico y recurrente de las clases trabajadoras -esas que según los políticos, los medios y las estadísticas desaparecieron en España allá por los años 80, para ser substituidas por alegres y gastadoras clases medias-, sino que se ha convertido en los últimos años en el principal medio de enriquecimiento de la "clase empresarial" extraordinariamente rapaz y cruel que padecemos en este país. Hoy en España despedir trabajadores es un método cotidiano y aceptado de mejorar cuentas de resultados, maquillar toda clase de balances contables, y simplemente, de continuar engordando con dinero sucio las cuentas abiertas en paraísos fiscales donde tanto canalla "emprendedor" esconde el fruto de su falta de escrúpulos.

Lo curioso es que esa misma derecha salvaje que provoca y jalea los despidos masivos y tiene el cinismo de pedir el despido libre como remedio contra el paro que ellos mismos crean, exija responsabilidades por la catástrofe a un Gobierno que tiene a gala -como todos los occidentales-, el no intervenir en la marcha de la economía del país. Si la economía es algo que todos sabemos que se halla por completo en manos de empresarios, directivos y especuladores debido a la dejación que en ellas ha hecho la política, ¿qué responsabilidad se le pueden pedir a un Ejecutivo que no sea la de haber abdicado de sus funciones en beneficio del "libre mercado", es decir, de la manipulación y la explotación de sus administrados por cuenta de quienes se lucran hasta el delirio con esta situación?.

Vivimos en un país en el que, según la "opinión publicada", cuando la economía va bien es gracias a la acción de los empresarios y cuando va mal la culpa es del Gobierno, siempre que éste no sea lacayo suyo. Nuestros timoratos social-liberales gobernantes están pagando la factura de sus miedos y renuncias. Y más caras que las pagarán electoralmente hablando, según señalan las encuestas y, sobre todo, el ambiente de la calle. ¿Cómo pueden esperar que los excluidos del sistema tengan el humor de acercarse luego a las urnas?.

La abstención devora a la izquierda, y la principal explicación radica en sus no-políticas económicas.

Y en fin, si los ladrones tienen carta blanca para medrar en la vida económico-política del país, desde Gürtel al cierre masivo de empresas ¿por qué no habrían también de tenerla para gobernarnos, si quienes deberían meterlos en la cárcel renuncian a hacerlo?.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Navidad, Navidad, dulce Navidad

Romeu en El País (edición Catalunya), 25-26 de diciembre de 2009

miércoles, 18 de marzo de 2009

Trabajar, duele


Trabajar, duele. Lo dice una noticia de "El Periódico de Catalunya" de hoy. "Cuatro de cada diez trabajadores catalanes --cerca de 1,4 millones- sufre algún tipo de dolor como consecuencia de su trabajo, principalmente en la espalda y la cabeza, según revela la última Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo". Supongo que los datos son extrapolables, y que los catalanes no somos especialmente propensos a desarrollar enfermades psicosomáticas relacionadas con el empleo; al menos, no es esa la fama que tenemos de puertas afuera de nuestra comunidad.

Pues estamos aviados. Ya sabíamos que el vivir mata, pero ahora resulta que trabajar jode físicamente. Y no sólo a quienes realizan trabajos pesados o de tipo manual, propios de lo que los sociólogos llaman "trabajadores no especializados". Según "El Periódico", entre los que más sufren "transtornos músculo-esqueléticos" se encuentran además de quienes trabajan en la cosntrucción, "quienes hacen asistencia sanitaria, educación y restauración; con edades entre 35 y 45 años. El 53% de los trabajadores tiene dolores de espalda". Visto lo cual, el que la espalda les duela a casi dos tercios de quienes realizan trabajos pesados, como nos informan a continuación, no debería sorprendernos mucho.

Luego están "los dependientes, peluqueros y trabajadores de la industria", cuya actividad laboral "implica una sobrecarga en los músculos de las piernas, la acumulación de tensión en el cuello, los hombros y la parte baja de la espalda, y la aparición de lumbalgia. Lo mismo ocurre entre aquellos que pasan la jornada laboral sentados, como las secretarias, los recepcionistas, los estudiantes y los conductores". O sea que ni Dios se libra, en el supuesto de que aquello a lo que el Altísimo consagra su eternidad pueda considerarse una actividad laboral normalizada.

Curioso de todos modos que aparezcan ahora estos datos sobre problemas acarreados por el trabajo a quienes tenemos la suerte de tener un empleo. Más que nada porque en plena crisis económica -o en pleno proceso de cambio de paradigma social, como le gusta decir a Josep Ramoneda- más de uno se daría con un canto en los dientes por seguir teniendo dolor de espalda provocado por las horas pasadas en el tajo. Y es que el paro es muy duro, bastante más que una lumbalgia más o menos bien llevada. Pero en fin, seguro que habrá quien con el finiquito en el bolsillo eche cuentas de los sinsabores y visitas a médicos que se va a ahorrar en adelante, sobre todo si es mayor de 40 años y no va a volver a trabajar en su vida aunque lo intente. El que no se consuela es porque no quiere.