Esta mañana aún no había despuntado el sol cuando miles de empresarios se han lanzado a las calles españolas a la búsqueda de parados a los que ofrecer empleo. En apenas unas horas un millón de estos han sido contratados y han comenzado a disfrutar de puestos de trabajo con contrato indefinido, seguridad social por cuenta de la empresa y salarios por encima de los dos mil euros netos.
Los bancos por su parte han enviado a sus empleados a ofrecer créditos a interés cero al primero que se cruzaran por la calle. Las cajas de ahorro alquilan el millón de pisos en su poder procedentes de hipotecas impagadas por cuotas mensuales no superiores a 100 euros.
La prima de riesgo se ha desplomado como una piedra, y ahora son los alemanes los que utilizan el bono español como referencia para su maltrecha economía. En Wall Street ha habido navajazos entre brokers yankees por conseguir bonos españoles al precio que fuera.
El Gobierno español acaba de reimplantar la peseta. Inmediatamente la Reserva Federal norteamericana ha ordenado a George Soros y sus secuaces en el mundo entero que compren todas las pesetas que puedan, mientras proclamaba que convertirá sus dólares celosamente guardados a la nueva divisa más poderosa de los mercados financieros internacionales.
En los hospitales públicos los enfermos se curan milagrosamente en cuanto suscriben la póliza mediante la cual contratan un seguro médico privado. En las escuelas públicas los niños aprenden más deprisa cuanto mayor sea el ritmo con el que son despedidos los maestros "rojos" y reemplazados por monjas de clausura y curas ansiosos de carne tierna. Otros que se curan de repente de su "enfermedad" son los maricones, que en vez de casarse están ingresando en masa en conventos de frailes, donde les reciben con los brazos y otras cosas abiertos. Las mujeres que tenían previsto abortar donarán su hijo a la ciencia una vez haya nacido; ya que no lo podrán mantener, al menos servirá para algo (lo contento que estaría el doctor Mengele de vivir en esta España radiante).
Los viejos están renunciando gustosos a sus pensiones, ya que ha empezado a aparecérseles el arcángel San Gabriel y a llevárselos hacia la Luz, al tiempo que les exhorta a desprenderse de sus bienes terrenales y a renunciar a sus pagas mensuales. Algún rojo emboscado de los que todavía quedan, se atreve a murmurar que el arcángel de marras tiene un aire más que sospechoso al cardenal Rouco Varela, pero eso son infundios de rojos ya saben.
España con sentido común y como Dios manda. ¡Arriba España!.
En la imagen que ilustra el post, Mariano Rajoy saluda a sus seguidores desde el balcón de la sede del Partido Popular, en la calle Génova de Madrid.