
Este bodrio que aparece en la fotografía corona el edificio La Rotonda, situado en el arranque de la avenida Tibidabo, una de las zonas más burguesas de Barcelona.
Caminaba yo por allí esta mañana por asuntos de trabajo y justo oía en el reproductor de MP3 "La cabalgata de las walkirias", cuando mientras esperaba el cambio de luces en un semáforo me he encontrado casi de morros con este adefesio, que hacía años no veía. La combinación de la música de Wagner con este detritus hecho piedra y fabricado en época de admiradores fanáticos suyos, me ha pegado una sacudida que ni les cuento.
Por el modo en el que reluce, el elemento arquitectónico de marras ha sido recientemente restaurado. Sospecho que tratándose del edificio en el que se encuentra y siendo modernista, estilo o lo que sea actualmente sagrado para las distintas administraciones públicas catalanas, el trabajo de rehabilitar esta cagarruta churrigueresca se habrá pagado con dinero público. Lamentable.
Les transcribo aquí la definición que publiqué en "20 minutos" hace algunos años, para escándalo de gente cuyo sueldo sale de promocionar aberraciones como esa. Cito de memoria, pero la cosa es más o menos así:
"El modernismo catalán es un programa artístico alumbrado a fines del siglo XIX para complacer a una burguesía provinciana y semianalfabeta, enriquecida con el tráfico de esclavos y de alcohol barato. Es lógico por tanto que sea un estilo burgués, reaccionario y decadente".
Sigo subscribiendo al ciento por ciento esas palabras, y admirándome de su moderación.